Capitulo IV

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Ella se dirigió ilusionada hasta el lugar donde la habían citado, ¿Sería la misma persona que le había regalado de manera anónima el ramo de rosas?

Llegó hasta un gran edificio, tocó el timbre y una señorita muy bonita y amable salió a recibirla.

-¡Ah, buenos días ojos tristes, el director se pondrá feliz de saber que has venido! Habló la secretaria alegremente.

-¿Ojos tristes?- Se animó a preguntar la castaña.

La secretaria simplemente asintió sin decir nada más.

Ella entró admirando el lugar, era como entrar a un mundo mágico. La secretaria la condujo hasta la sala de estar.

-¿Podría decirme para que me han mandado a llamar?- Volvió a preguntar Hermione.

-Yo no estoy autorizada para darle detalles eso debe hacerlo el director- Añadió la señorita.

Acto seguido tomó el teléfono y llamó a un hombre al que se refirió como señor director.

-Señor director, le tengo una buena noticia- Habló ella por el intercomunicador.

La voz que respondió del otro lado del teléfono le sonó a Hermione como voz de ángel, una voz ronca y áspera segura de sí misma.

- ¿No me digas que la buena noticia se llama "ojos tristes"?- Preguntó Blaise desde el otro lado de la línea.

- Efectivamente ella es- Habló la secretaría.

-En un momento voy- Respondió Blaise y colgó.

Hermione miró interrogante a la joven secretaria.

-¿Necesito saber quiénes son ustedes y porque me han llamado y precisamente en un momento de mi vida tan...tan... Hermione no pudo evitar sollozar.

La secretaria se acercó a ella con algo de pena y le dio unos suaves golpecitos en la espalda.

-Tranquila ojos tristes, aquí estás entre amigos- Le dijo para animarla.
Luego se fue dejando sola a Hermione.

Al cabo de un rato llegó de nuevo la secretaria ahora acompañada de un nuevo invitado.

Era un señor ya de edad que al verla se acercó amable para saludarla.

-Muy buenos días, me llamo Tom Riddle - Saludó el hombre tendiendole la mano a la castaña.

Ella dudosa la tomó.

-Soy Hermione Granger- Dijo.

Luego ambos tomaron asiento nuevamente.

-¿Sabe usted que es este lugar?- Se animó a preguntar Hermione.

-Si usted no sabe, yo menos, esta mañana he recibido una nota con la dirección y he venido- Respondió Tom mirando a todos lados el lugar en donde estaban.

Era una oficina grande, y habían globos y disfraces por doquier.

Tom y Hermione estaban sentados esperando a que alguien les dijera porque estaban ahí.

De pronto entró un hombre vestido de marinero.

-¿Ustedes son nuevos?- Preguntó mirando a Tom y a Hermione.

Ella dudosa no supo que decir, ni si quiera ella sabía que hacía ahí.

-Si, nuevos- Respondió Tom encogiéndose de hombros.

-Bienvenidos entonces- Gritó el marinero y salió corriendo de ahí.

Hermione se levantó asustada.

-¿Este lugar es un circo?- Preguntó intrigada.

Tom negó, evidentemente no parecía un circo.

Luego entró un hombre que vestía como vagabundo y caminó directo hacia el escritorio, comenzó a vaciar sus bolsillos de dinero y varias joyas de oro y las dejó sobre el escritorio.

Luego tomó el teléfono y marco.

-Si, soy yo y me aseguré que nadie me haya seguido - Anunció y luego colgó.

Al darse la vuelta para salir vió a los presentes.

- Los nuevos, me imagino- Dijo sonríendo. -Bienvenidos-

Salió dejando a la castaña más desconcertada que antes.

-¡Es una banda de ladrones!- Susurró llevándose las manos a la boca.

Tom se levantó y se aproximó a ella para calmarla.

-No, Tranquila debe de haber alguna explicación para eso que acabamos de ver- Dijo

Se volvieron a sentar para calmar sus ansias.

La secretaria volvió a entrar justo cuando el teléfono sonaba.

-¿Diga?- Contestó.
-Si, ¿llama usted por el asunto de los niños secuestrados? En este momento no puedo darle detalles, llame más tarde-
Luego colgó y volvió a salir no sin antes sonreír a Hermione que cada vez se ponía más pálida.

-Si, seguramente fuimos engañados, está es una banda de secuestradores- Volvió a decir alarmada.

De inmediato entró una nueva persona. Y sin saludar caminó hasta el teléfono y marcó.

Habló algo sobre unos conejos vivos y cincuenta perros y luego colgó.

-¿Son ustedes nuevos verdad?- Preguntó acercandose a ellos.

Tom asíntio.

-¡Que en hora buena!- Dijo el hombre y salió de nuevo por la puerta.

Hermione caminó también para la puerta.

-¿A dónde va señorita? Le preguntó Tom.

-Definitivamente a otro lugar, evidentemente este es un manicomio, todos aquí están locos- Dijo asustada.

Volvió a caminar para irse pero luego la secretaria volvió para impedirlo.

-¡Señorita, usted no se puede ir!- Dijo la secretaria.

-¡Claro que puede, y yo le voy a ayudar! Intervino Tom tratando de sacar a Hermione de ahí.

Hicieron el ademán de abrir la puerta cuando una voz los sobresaltó.

-No tienen porque irse-

Hermione se detuvo, esa voz la reconoció. Era la que por el intercomunicador le había llamado "ojos tristes"

Se dio la vuelta y se encontró con la mirada más alegre y jovial que había visto en su vida.

-Soy Blaise Zabini, el director- Dijo el moreno tendiendole la mano.

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