Risas

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Nadie os entendía. Erais demasiado diferentes, pero esa era la gracia de vuestra relación.

Shōto Todoroki, un chico serio, inteligente y formal, saliendo con _____ Shimizu. Ella parecía estar loca, era demasiado sarcástica y muy directa, no sabía estar ni un momento en silencio y la mayoría del día se lo pasaba riendo. Eso era lo que a Shōto le llenaba de vida. Ella le aportaba la felicidad que él no tenía por naturaleza.

- Entonces todo bien con Todoroki ¿no? -dijo Kendō.

- ¿Bien? La mar de bien. Solo observa. ¡Shōto!

La voz de _____ sonó por casi todo el comedor, pero nadie le prestó atención. Era bastante común que se comunicara a través de gritos, todos estaban acostumbrados. Shōto se dio la vuelta desde la mesa del frente, que se encontraba a unos seis metros de la suya, y la miro expectante.

- ¡Guapo!

Shōto sonrió pícaro y volvió a darse la vuelta.

- Cuando hace eso... ¡Me pone a cien! -dijo _____, mientras le daba un escalofrío acompañado de un sonrojo bastante notable.

- Estás loca -rió Kendō-. ¿Cómo eres capaz de gritar eso en medio del comedor? ¿No tienes vergüenza?

- Hay que vivir cada día como mi fuera el último, amiga mía.

Las clases siempre eran divertidas y pasaban rápido en la clase 1-B si _____ estaba ahí. Tenía una habilidad increíble para hacer reír a la gente, sin llegar a ser molesta. Tuvo que aprender a la fuerza después de todo, ya que cuando desarrolló su quirk, indirectamente mató a su madre.


*Quirk: "depresión"
Cuando el portador pasa mucho tiempo con una persona o la toca, involuntariamente la hace caer en una tristeza profunda, de la que es difícil escapar. Debido a la tristeza, la persona se debilita y su quirk queda inactivo.


Su personalidad contrarrestaba a la perfección su don, neutralizándolo. Su madre se quitó la vida, pero eso no la hizo caer. Decidió que ella sería todo lo feliz que su madre no pudo ni podía ser, y no sufriría nunca. Siempre afrontaría la vida con humor y risas, y le haría ver la vida de color a todos los que la rodeasen. 

Las clases acabaron y con ellas una jornada agotadora.

- Kendō... Estoy rendida.

- ¿Cómo no vas a estarlo? Si no te estás quieta, te has pasado toda la mañana de un lado para otro sin parar.

- Pff, como si no me conocieras -bromeó, guiñándole un ojo-. ¡Hey! ¡Mira, ahí esta Shōto! ¡Voy a preguntarle si me acompaña a casa! ¡Bye, Kendō~! -se despidió, dándole un beso en la mejilla y alejándose.

- ¡Adiós, _____! -exclamó, riendo.

_____ fue corriendo hacia su novio.

- ¡Shōtoooo~! -gritó, tirándose a sus brazos.

- Hola -saludó, con una sonrisa.

- ¡Hola, Midoriya-Kun! ¡Un gusto volver a verte!

- ¡H-Hola Shimizu-san! -dijo el chico, algo avergonzado.

- Shōto, Shōto, Shōto, ¿me acompañas a casa? Porfa, porfa, porfa.

- Claro.

- ¡Bien! ¡Lo siento por quitártelo, Midoriya-kun! -dijo sonriendo, mientras tiraba del brazo de su novio.

Shōto Todoroki: Escenarios (REEDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora