Min Yoongi, un hombre que había olvidado lo que realmente era amor, tratando de llenar ese vacío con sexo. Kim jungkook, un chico que llega a ser su sumiso y a experimentar las emociones más fuertes, vividas y devastadoras de su vida.
Su único prop...
—Suplica todo lo que quieras Kim, no cambiaré de opinión —lo miro serio de reojo— no dejaré pasar tus ofensas mocoso insolente.
Camino hacia uno de los cajones y sacó unas esposas y empezó a ponerlas en las muñecas del menor, ordeandolas en el respaldar de la cama. El menor siempre mantuvo la mirada en ese punto inexistente, su expresión de tristeza era desgarradora, pero a Yoon Gi no le importaba mucho eso.
— No entiendo por qué —susurro el menor con sus ojos cristalizados.
— ¿Que no entiendes? —inquirió en un tono frío.
— ¿Por qué traerme así?
— Si te hubiese dicho que te castigaría no hubieses venido y no podría hacerlo.
El menor fruncio su ceño triste, y ¿por qué no?, desde que aceptó firmar ese contrato su vida no ha sido más que solo miedo, peleas, celos y sexo, extrañaba ese chico inocente y feliz que solía ser antes de conocer a su mayor, ese chico lleno de esperanza y positivismo que trataba de motivar a todos para seguir adelante, así como lo hicieron con él en un pasado.
— Date la vuelta y cuanta los latigazos —habló frío. Yoongi estaba acostumbrado a ser así con sus sumisos, así que estaba acostumbrado a este tipo de reacciones y realmente no le importaba lo mínimo, al momento de firmar el contrato los sumisos deben obediencia y no pueden oponerse a lo que diga su amo, simplemente «se entregan en cuerpo y alma».
El mayor dio el primer latigazo, haciendo que Jungkook soltara un desgarrador gritó, pero la expresión de Yoon Gi siempre se mantuvo firme y sin vida.
— Dije que cuentes zorra —le dio otro latigazo esta vez más fuerte, haciendo que lágrimas salieran sin control alguno de los ojos del menor, en cambio este empezó a contar entre sollozos.
— 3, 4, 5, 6, 7. —contó uno tras otro y parecía que cada vez eran más dolorosos. Su trasero y espalda dolían, ardían y quemaban.
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— Maldito Min Yoon Gi —el menor estaba sentado en su cama, mientras tocaba los lugares en los que Yoon Gi lo golpeo con aquel duro y frío látigo, en este momento se estaba preguntando que Diablos le encontraba a ese hombre y como diablos era posible que se hubiese enamorado de él, era tan tóxico... pero simplemente llegó a ser tan masoquista que le gustaba.
En el Fondo Jungkook siempre ha tenido la esperanza de que Yoon Gi se enamorara de él, pero el mayor solo pensaba en sexo —cuando no pensaba en su trabajo— aveces lo llena de rabia que su amo sólo piense con su miembro, es tan dramático que ni siquiera quiere que su mejor amigo se acerque a él, ni siquiera sabe de donde saca que taehyung y el tendrían algo a sus espaldas. Taehyung es su hermano, es sumamente ridículo.
— ¿Jungkook? —dijo el mayor mientras entraba a la habitación de su menor.
— ¿Si, amo Min?.—habló con cierto desdén en su tono.
— ¿Estas bien? —el menor no podía creer que tenía el descaro de preguntar eso, Yoongi solía ser un insolente en ocasiones, todo un patán.
— Si estoy bien —hablo con sarcasmo—, a pesar de que me golpeaste sólo por sentir celos de mi hermano —escupió con enojó.