ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅ ᴘᴇᴀᴋ

Reunión

Año 2020

Al salir del bar, Omar me acompañó a casa, ya que yo estaba algo borracho y él no quería que fuera solo. Mientras íbamos caminando, Omar seguía hablándome de Alexander.

—Es decir, el tipo es increíble; es alcalde, tiene una marca de ropa, es dueño de laboratorios A.M.T, y quiere salvar el mundo.

—Salvar el mundo... ¡Ja! Si me dijeran que lo que quiere es destruirnos y matarnos a todos, me lo creería más que eso.

—Si quisiera matar a todo el mundo ¿qué? ¿Al fin usarías tus poderes para algo bueno?

—El mundo no ha hecho nada por mí, ¿para qué salvarlo?

—A pesar de eso, ya has usado tus habilidades para ayudar.

—Supongo que esas veces he estado de buen humor.

Ambos llegamos a la puerta de mi apartamento. Alquilaba un lugar en un edificio de varios pisos.

—¿Dejarías morir a... todos, sólo porque el mundo ha sido malo contigo? —me preguntó Omar.

Pensé por un segundo en mi respuesta, era una situación hipotética bastante grave como para no hacer nada, pero no quería hacer algo.

—No sé ¿okay? Suponiendo que algo así pasara, y que yo fuera la única persona capaz de detenerlo, no sé lo que haría —hice una pausa y continúe—. Si detengo a Alex y salvo a todos, ¿Qué? ¿Me tomaran como su Dios? ¿Me empezaran a regalar dinero? ¿Qué ganaría yo?

—Te verían como un héroe —afirmó Omar.

—Quizá sí, pero no quiero que me vean como un héroe.

—¿Por qué no?

Me alejé poco a poco de mi amigo, y me acerqué a la puerta del edificio. Mientras la abría, le respondí.

—Porque no lo soy —crucé la puerta y mientras cerraba dije—: nos vemos, Omar.

A pesar de ser sólo las cinco de la tarde ya estaba algo cansado, quizá era por haber tomado tantas cervezas. Mi idea era acostarme un rato en mi cama, y en un rato levantarme y ver televisión. Pero me acomodé tanto en mi lecho que mi mente se relajado demasiado y me quedé dormido.

...

Mi celular empezó a sonar, alguien estaba llamándome.

Me desperté de golpe; la cabeza me dolía y me daba vueltas, tenía adolorido el cuello, seguramente por haber dormido mal. Por la ventana vi que la luz del sol era bastante tenue. Supuse que había dormido a lo mucho una hora. Me senté en mi cama de manera lenta y tomé mi celular para contestar la llamada.

—¿Bueno?

—¿Mark? Hola, soy Alex.

—¿Alex? —me sorprendí al escuchar que era él— dijiste que llamarías, pero no pensé que el mismo día.

—¿El mismo día? ¿A qué te refieres?

Me levanté de la cama y ya de pie, alejé el celular de mi oreja para ver la hora.

—«¡Las seis de la mañana! ¿¡Dormí 13 horas seguidas!?» —exclamé en mi mente.

—¿Mark, estás ahí?

Me reincorporé enseguida a la conversación.

—Sí, sí. Lo siento, cuando recién me levanto estoy un poco perdido.

—Sí, ya veo.

—Dime, ¿Qué sucede? Es bastante temprano —le pregunté mientras iba al baño y me quitaba el mal sabor de boca.

—Sí, supuse que te levantabas temprano para ir a trabajar, y ahora que tengo tiempo te quise llamar —él hizo una pausa para tomar aire y continuo—. Quería hablarte una cosa, pero me gustaría que fuera en persona.

Saqué mi cepillo de dientes de mi boca y escupí la pasta.

—¿Cómo conseguiste mi numero? Nunca te lo di —le pregunté.

—Soy el alcalde, Mark.

No me bastó la explicación, pero pase por alto el tema. Me limpié la boca y le respondí a Alex lo primero que me dijo.

—En realidad, no tengo trabajo en estos momentos.

—Bien, significa que tienes tiempo.

En realidad, no tenía ganas de ver a Alexander, pero era verdad, tenía tiempo, todo el día libre, de hecho. Así que dije: porqué no.

—Sí, tengo tiempo, ¿Dónde nos vemos? —le pregunté.

—Me gusta mucho McDonald's, podríamos comer ahí. ¿Te queda bien el que está por la calle Music Row? ¿En una hora?

—Sí, está bien, nos vemos allá.

Colgué la llamada y dejé el teléfono en una mesa al lado mío. Entendía en parte porque Alexander quería verme, en el pasado fuimos muy buenos amigos, y encima no nos veíamos hace años.

Un detallito que no le había mencionado era que no tenía dinero como para comprar comida ahí; realmente esperaba que él me invitara el desayuno.