—¿Estás listo? —me preguntó Alexander.
—Repíteme, ¿por qué estamos haciendo esto? —pregunté a su vez.
—El entrenamiento es una parte fundamental de la pelea, no puedes pelear sin saber cómo pelear.
—Sí, lo sé, pero yo sé cómo pelear —respondí.
—Combates contra personas cuya única capacidad es lanzar golpes simples, cuando tú puedes convertir tu cuerpo en el mineral más fuerte del planeta; eso no es saber pelear, es tener superpoderes —Alex se puso en posición de pelea, alzando sus puños y separando un poco las piernas—. Recuerda, sin poderes.
—Sí, sí, lo que sea —tras decir eso, copié su pose de pelea.
Entonces, Alexander gritó «ya», indicando que la pelea había comenzado. Ambos nos encontrábamos en el medio de un cuadrilátero de boxeo, él había alquilado un gimnasio entero solo para que los dos pudiésemos entrenar.
Él se quedó en su lugar, mientras que yo me acerqué casi corriendo para golpearlo, pero él se dio media vuelta y me dio una patada hacia atrás justo en el esternón. Me quedé perplejo, no me esperaba para nada un golpe así. Volví a acercarme a él, pero ahora con más cuidado. Lancé un golpe, iba dirigido justo a su rostro, pero logró esquivar el puñetazo con facilidad, y a su vez me golpeó con la palma abierta justo en la oreja. Quedé completamente aturdido, no podía ni siquiera mantener el equilibrio.
—En la batalla, un par de golpes bien acertados son suficientes para dejar a tu oponente sin la opción de continuar.
Mientras él me hablaba, yo apenas si me podía concentrar, estaba mareado, desconcertado, me costaba escuchar; sin duda había sido un buen golpe.
—No sabes combatir, Mark, asúmelo; tienes un gran potencial, pero no lo has desarrollado como se debe —en eso, él me ayudo a recuperar el equilibrio, y a que se me pasara el malestar—. Pero con el entrenamiento necesario, sólo necesitaras de un golpe para dejar acabados a tus rivales.
Entonces me recuperé del golpe, y le respondí:
—Vaya golpe, no me esperaba algo así —hice una pequeña pausa y dije—: acabar a mis enemigos de un solo golpe, suena tentador, lo admito.
—Aunque antes, debes aprender lo básico sobre lucha.
—¿Qué clase de lucha? —pregunté—. ¿Karate? ¿boxeo? ¿mma?
—Da igual, con tus poderes, cualquier tipo de arte marcial seria mortal.
Ya habíamos probado nuestras habilidades físicas, ahora pasamos a practicar un poco con nuestros poderes.
—Bien, lanzaré un par de objetos al aire, todos a la vez. Intenta atinarles disparándoles diamantes.
—Okay.
Utilizando sus poderes de telequinesis, lanzó cinco pelotas de tenis al aire; entonces transformé mis manos en diamante y disparé varios proyectiles de diamante hacia las bolas, atinándole a todas antes de que cayeran al suelo.
—Parece que en cuanto a puntería eres muy bueno.
Luego de unos quince minutos de estar entrenando, Alex dio por terminada la sesión, y ambos nos empezamos a alistar para irnos.
—Oye, ¿te puedo preguntar algo? —le pregunté a Alexander mientras guardaba cosas suyas en una mochila.
—Dime.
—Es sobre lo de tu plan, ¿cómo exactamente planeas envenenar a «todo» el mundo?
—Pues, cuando sea presidente, tendré acceso a satélites de prácticamente todo el planeta, entonces con esos mismos satélites esparciré el veneno por toda la atmosfera, y se quedará en el aire de todo el planeta.
Me quedé pensando por algunos segundos, e hice otra pregunta:
—¿De verdad estas seguro de todo esto?
—Sí, Mark, estoy muy seguro, de todo esto. La única razón por la que me hice político y me esforcé por llegar al poder tan rápido fue por llevar a cabo mi plan.
—Pero, vas a matar a más de la mitad de la población mundial.
—Sé perfectamente lo que voy a hacer. Llevo años ideando todo esto, si no estuviera seguro de lo que voy a hacer, no me hubiera vuelto alcalde en un primer lugar.
Tan solo me quedé en silencio, sin decir ni comentar nada más.
—Creo que el que no está seguro de todo esto eres tú ¿me equivoco? —inquirió Alex.
—Yo te apoyo en todo, Alex. Es solo que asesinar a cinco mil millones de personas es algo...
—Poco ético, lo sé. Pero es algo que se debe de hacer.
—No es algo que «se deba hacer», me parece muy extremo.
—Si hay algo que quieras decirme, Mark, dímelo.
Me quedé callado, fingí estar listo ya para irme.
En eso, Alexander se dio la vuelta y me vio, mientras dijo:
—¿Piensas que estoy demente? ¿Qué soy un sociópata asesino? Sé que mi plan es poco ortodoxo, pero créeme que lo analicé por mucho tiempo, y no encontré otro camino para el mundo ideal que pienso crear. Tal vez pienses que otra opción sería que los alterados tomáramos el control de todo para gobernar por sobre las personas, pero eso crearía una anarquía total; mi plan es mucho más eficaz y funcional.
—Sí, sí, tienes razón —concluí, para que no dejara de pensar que estoy de su lado.
Salimos del lugar, Alex se fue hacia su oficina, y yo fue directo a trabajar. Decide que, durante el resto del día, intentaría concentrarme en el trabajo, y en la noche, cuando llegara a casa, hablaría con Omar.
...
—Hola, Mark.
—Hola, ¿podemos hablar? —le pregunté a Omar.
—Sí, ¿dime qué sucede?
—Pues, charlé con Alexander.
—¿Y? ¿qué pasó? —preguntó curioso Omar.
—Bueno... no sólo no lo hice cambiar de opinión, sino que, además, ahora cree que no estoy de su lado.
A pesar de que Omar no me respondió nada, escuche del otro lado de la llamada como soltaba un leve suspiro de molestia.
—¿Significa entonces que lo harás? ¿lo matarás? —interpeló Omar.
—Me temo que sí.
Mi amigo se quedó pensando la situación por un bastante largo instante.
—No creo que sea buena idea —mencionó Omar.
—No es una buena idea, pero no me queda otra opción.
Volvió a quedarse callado, pero esta vez, su silencio habló más que su propia boca.
—Sigues creyendo que miento ¿no es así? piensas que me estoy inventando todo.
—Yo... yo no... —Omar empezó a balbucear, ni siquiera él sabía cómo responder.
—No te preocupes, Omar. Sin importar tu poca fe en mí, sé lo que debo hacer.
—Mark, espera, por fa...
Antes de que Omar tuviera tiempo para terminar, colgué la llamada.
A pesar de que estuviese todo en mi contra, sabía lo que tenía que hacer.
Tenía que matar a Alexander.
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ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅ ᴘᴇᴀᴋ
ActionMark Stone es un hombre de 33 años, el cual ha sufrido toda su vida por como lo han tratado, tan solo por el hecho de ser diferente. Él es capaz de convertir su piel en el mineral más fuerte que existe en el planeta; sus amigos más íntimos, ven en M...