Diamante

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Año 1998

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Año 1998

—Hola, Rony, qué tal —saludé a mi amigo mientras entraba al salón.

—Hola, Mark —me respondió.

Alexander estaba sentado junto a él, así que también me saludó.

—Que tal, Mark.

No lo miré, ni siquiera de reojo, lo ignoré por completo.

—Oye Rony, ¿hiciste la tarea de ciencias? —pregunté.

—No, lo siento.

—Yo si la hice, Mark. ¿Quiere que te de copia?

—Le preguntaré a Roxy si hizo la tarea —de nuevo ignoré a Alex, solo viendo a Rony al decir esto.

—¿Enserio? ¿Estás ignorándome, Mark?

Me di media vuelta, y caminé para alejarme de ellos dos.

—No puedo creerlo...

Alexander se había vuelto un idiota desde que dejé de juntarme con él y con Rony. Cuando me hablaba, lo cual era casi nunca, lo hacía sólo para molestarme, así que decidí empezar a ignorarlo.

—Oye, Mark —dijo Alex mientras se levantaba de su asiento—. ¿Cuál es tu problema?

Me di la vuelta de nuevo y dije molesto:

—Tú eres el problema, Alex.

—Ya me harté —dijo señalándome con el dedo índice—. Primero nos dejas de hablar a Rony y a mí, luego me empiezas a ignorar, y ahora te pones así.

—¿Dejar de hablarles? —repetí molesto.

Rony se levantó también de su asiento y se unió a la discusión, pero más que pelear también, quería que arregláramos las cosas.

—Oigan, por favor, tranquilícense ambos.

Ignoramos por completo a Rony y continuamos discutiendo.

—El director me prohibió usar mis poderes, y ustedes sólo empezaron a juntarse sin mí. Aunque no les hablara en el recreo, lo seguía haciendo en clase —dije.

—No vengas con excusas, Mark.

—Tú no vengas con idioteces, te voy a romper esa cara de sapo que tienes.

—Jaja, ahora si vas a usar tus poderes ¿no?

Seguido de decir eso, Alexander levantó un par de lápices con su telequinesis y me los lanzó, por suerte tuve tiempo suficiente para protegerme, convirtiendo mi mano en diamante para cubrirme de los proyectiles.

Justo después, transformé ambos puños en diamante y golpeé a Alex con ellos.

—¿Con qué así quieres jugar? Juguemos —exclamó Alexander.

Alex levantó una silla y la tiró hacia mí, apenas me dio tiempo de cubrirme, en eso, comenzó a lanzarme varias sillas a la vez, así que lo mejor que pude hacer fue convertir mi cuerpo entero en diamante.

Cuando se le acabaron las sillas para lanzar, corrí hacia él y lo empujé con todas mis fuerzas, estrellándolo contra la pared; Alex soltó un grito de dolor, quedó muy adolorido.

—¿Quieres seguir jugando? —pregunté de forma burlesca.

Todos los chicos del salón sólo se nos quedaban viendo ante la situación, no podían hacer mucho para detenernos.

—Oigan los dos, ya basta, se van a matar entre ustedes —nos dijo preocupado Rony.

Lo ignoré y lancé unos pequeños diamantes a Alex, el cual estaba sentado contra una pared. Él logró reaccionar rápido y con sus poderes pudo hacer levitar una mesa y ponerla en frente de él para protegerse. Seguido de eso, me arrojó esa misma mesa, me golpeó en el estómago y me empujó hasta el otro lado de la clase.

—¿Satisfecho Mark? —preguntó Alexander.

—Maldito.

Alex sacó una regla de metal de su mochila, se acercó a mí, y me golpeó con ella en varias partes del cuerpo. En el momento solo pude soltar varios gemidos provocados por el dolor.

Tan rápido como pude, transformé uno de mis brazos en un pico de diamante y logré golpearlo también.

Velozmente, la lucha se convirtió en algo muy parecido a un combate de espadas.

Sin pensarlo demasiado comencé a lanzar golpes hacia él, pero lograba detenerlos con su regla. Después de no poder acertar ni un solo golpe, con mi otro brazo, le disparé unos pequeños diamantes, pero logró esquivarlos, los diamantes quedaron clavados en la pared que se encontraba detrás suyo.

Aproveché que Alexander se distrajo viendo los diamantes y lo golpeé con mi puño, justo en medio de la cara. Comencé a darle varios puñetazos, lo dejé muy lastimado, cayó al suelo en el proceso, y se notaba que le costaba levantarse.

—Los golpes no son la única forma de ganar —susurró Alex con la poca fuerza que le quedaba.

Entonces, él se fue gateando hacía la pared que tenía a su espalda, y tapando con su cuerpo los diamantes fijados ahí, tomó uno, y dándonos la espalda a todos en el salón, el mismo se lo clavó en el abdomen.

Yo noté lo que hizo y le exclamé asustado:

—¿¡Qué haces!?

—Ya lo verás.

Todos los demás compañeros que estaban en la clase se asustaron al notar que Alex tenía un diamante perforándole el estómago.

Justo seguido de eso, el director pasó por al lado del salón, y por la ventana vio la aterradora escena de Alexander, tirado en el suelo, con un diamante enterrado en la tripa.

El director entró rápido al salón, tomó a Alexander en brazos con el mayor cuidado posible, y gritaba a la vez:

—¡Por dios Mark! ¿¡Qué has hecho!?

—No, no, yo no...

—Alex está desangrándose, ¿qué demonios pensabas?

—Por favor escúcheme, yo...

—¡No Mark! No quiero escuchar ni una sola palabra salir de tu boca.

El director salió rápido del salón, cargando a Alex. Se lo llevó a su oficina y lo dejó allí mientras esperaba que una ambulancia llegara y se lo llevara al hospital.

Como era de esperarse, luego de que Alex saliera seguro de las instalaciones, el director me llamó a su oficina para hablar conmigo.

—Te lo advertí Mark, y aun así te dio igual —hizo una larga pausa y concluyó diciendo—: Mark, estas suspendido.

—Oiga, yo no le clave el diamante, el mismo se lo metió en la barriga. Sí, nos peleamos, pero él solo se lastimó, yo no hice eso —expliqué, deseando con todo mi ser que el director me creyera y no a Alexander.

—¿Enserio crees que soy tan tonto como para creer tu versión? Lo que pasó ahí es obvio. Mandaste a un compañero al hospital usando tus poderes. Nunca debí dejar que un alterado como tú ingresara a este colegio; estás suspendido por un mes, y cuando te vallas de esta institución, olvídate de recibir una carta de buena conducta.

Intenté de todas las formas razonar con él, pero no estaba dispuesto a escucharme.

—Pero...

—Pero nada —me interrumpió—, y si dices una palabra más te expulsaré de mi colegio, eres un fenómeno que sólo logra hacer daño a los demás, incluso a sus amigos.

ᴅɪᴀᴍᴏɴᴅ ᴘᴇᴀᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora