Capítulo 9: Estocada final

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Kad había tomado un pedazo de escombro caído como uno de sus asientos, con la vista fijada en las potentes figuras que frente a ella se erguía, mantenía la esperanza de que Dreon diese con su madre y su abuela, que las encontrase con vida y que, a pesar de todo, Caelum aun esté en pie. No sabía si eso último sería posible tomando en cuenta la gran lucha a la que, aun en pequeñas medidas, ella formó parte. Jas se sentó a su lado sin decir palabra alguna, estaba abstraído tanto o más que ella, por lo que el silencio imperó durante varios segundos entre ambos.

—¿Qué piensas? —inquirió ella cortando el silencio. Jas la miró por el rabillo del ojo viendo nuevamente las figuras frente a ellos.

—Todo está muy calmado —murmuró—, hace unos segundos atrás los adnaratiums se golpeaban contra la barrera y ahora, nada —La chica asintió, había notado aquella reacción de parte de ellos, sin embargo lo había resuelto creyendo que se habían cansado y desistido de la idea.

—Es probable que… se fueran…

—No —negó con la cabeza—, según lo que he escuchado, ellos no son así.

—¿Cómo son?

—Mi papá decía que eran bestias fuertes, no descansaban ni se quedaban quieto, la mínima posibilidad de vida les irritaba. Incluso destruían todo luego de haber asesinado a cada persona.

—Tu padre es un hombre muy viejo —Jas abrió los ojos de par en par fijándose en la chica. Había soltado aquella parafernalia pensando muy bien en ello, y aun así, ella había respondido algo completamente distinto. Aunque, lejos de molestarlo, se vio acompañando las carcajadas de la joven.

La vocecilla de un chiquillo los hizo girar para encontrarse con el fores, hablando de forma autoritaria y rozagante. Kad contempló con cordialidad al pequeño que no dejaba de insistir en que algo sucedía fuera de las ruinas. Para ella no era necesario las excusas, también creía que algo sucedía y no como un comandante le había dicho segundos antes. Notó incluso al entrenador confirmar las palabras del joven fores.

Kad se vio interrumpiendo aquella discusión a causa de la curiosidad que le causaba la forma en que el chico era claro y conciso: un cratne se encontraba en Caelum. La joven miró a Jas dudosa de lo que podía significar ello.

—Grandes bestias, mucho más grandes que un danures, con piel dura y maciza como las rocas, garras afiladas, pueden tener incluso cuernos y dorso lleno de ellos, alas grandes y cartilaginosas. Dicen que pueden expulsar todo tipo de cosas por sus bocas, igual que los adnaratiums —aclaró.

—No son igual que los adnaratiums, son de Vakanil, ellos expulsan fuego de sus fauces —lanzó en tono despectivo el chico.

—¿Cómo pueden estar seguros que hay uno en Caelum? —inquirió ella.

—Cuando eres uno de nosotros puedes sentir hasta el más pequeño ser igual al nuestro.

—¡Basta! —lanzó un hombre de cuerpo inminente, barba de varios días y ojos cansados gracias  a la larga pelea. Portaba la armadura que lo acreditaba como un soldado con incomodidad, ya empezaba a pesar demás para él— Si hay un cratne o no, no podemos averiguarlo, si tan solo atravesamos esa barrera podría deshacerse y hay personas a quienes proteger.

—¡Pero se trata de mi padre! —lanzó el fores. Nanbo tomó el hombro del chico a modo persuasivo, aquel hombre llevaba razón en esa disputa que no iría a ningún lado.

—Lomus —negó—, debemos esperar —El chico apretó la mandíbula con fuerza, no estaba conforme con aquella respuesta ni mucho menos con la complicidad entre los presentes, pues todos estaban de acuerdo en que el solo hecho de salir podría ser un problema. El chico huyó del lugar internándose entre las vastas estructuras destrozadas que habitaban en las ruinas.

Caelum: El último soplo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora