XV

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Cada mañana era peor.

Desayuno sin ninguna palabra el uno para el otro.

Sin despedida, sin bromas de Shinobu o sonrojos de Giyuu.

Era tan monótono y gris.

—Tomioka-san.—El azabache volteó, Shinobu sonreía, otra vez, del modo que odiaba.—Quedan dos días, que emocionante, ¿No crees?

Tomioka, con su mirada azul marino tan muerta, sólo asintió, sin palabra o gesto, Shinobu por su parte, apretó la boca, gesto que no pasó desapercibido por Giyuu, quién, casi inconsciente, preguntó;

—¿Qué sucede?

Esos ojos violeta se abrieron al oír interés, preocupación y dulzura en el tono.

—Ah... Yo...—Shinobu miraba el piso de madera tradicional, siendo sensata, confesar sus verdaderos sentimientos no era el mejor momento, más si deseaba una respuesta positiva, pero...—Nee, nee, Giyuu-san.

Otra vez esa frase. Tomioka abrió sus ojos aún más, impresionado de aquella imagen tan...

Cálida.

—Gracias por ser mi esposo este mes, me divertí un montón.—Con una sonrisa real, hermosa, y ojos ligeramente cerrados, expreso su agradecimiento por los hermosos momentos que vivió como si fueran una verdadera pareja.—No me... Gusta como están las cosas ahora, pero me divertí mucho todos los días contigo.

Tomioka mantenía silencio, Shinobu suspiró al no ver respuesta.

—No quiero molestarte más, así que decidí volver a la finca mariposa estos últimos dos día-...

—¿Tuviste algo con Shinazugawa?

Como viento helado. Shinobu notó el frío hielo que esa mirada azul expresaba, él estaba...

Muy enojado.

Shinobu lo pensó un momento, ¿Con Shinazugawa?

Acaso...

—Giyuu-san, Shinazugawa-san, acaso, ¿Te contó lo que pasó?—Curiosa notó una ligera reacción, y no evitó sonreír con soberbia y burla.—Nee, nee, Giyuu-san, ¿Acaso estabas celoso de Shinazugawa-san?

Shinobu. No juegues con fuego.

—Celos.—Tomioka dándose completamente la vuelta, frente a ella, tomo los antebrazos de Shinobu.—Estoy enojado, porque odio esto.

—¿Eh?

Porque te puedes quemar.

—No quiero que nadie te toque, Shinobu.—Esos ojos azules eran los de un depredador, y Shinobu ahí tembló.

De casualidad...

¿Ella era la presa?

Una boda de mentiras | GiyuushinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora