XVI

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La cercanía era peligrosa, Shinobu no podía entender del todo la reacción ligeramente violenta de Giyuu.

—G... Giyuu-san, ¿Acaso también quieres que lo haga contigo?—Shinobu tembló en el momento que esos ojos azules la miraron de nuevo.—N-No me molestaría hacerlo, usualmente lo hago seguido ya que soy buena en eso.—Nerviosa miraba para otros lugares, Tomioka tomo su rostro con ligera brusquedad.

Estaba furioso.

—Quienes, cuántos, no puedes volver a hacerlo con nadie más que no sea yo.—Dominante hizo que está lo mirará. Shinobu ahí lo comprendió.

Era un malentendido.

Un gigante malentendido que debía arreglar.

Pero decidió esperar cuando Giyuu la beso a la fuerza. Dejemos que el pilar siguiera así un poco más.

Cuando sintió la lengua de Giyuu, no evitó sobresaltarse por una nueva textura jamás probada. Era caliente, y húmedo, el sabor del desayuno la hizo sonrojar aún más.

Quería abrazarlo para corresponder bien el beso, pero era prisionera de Tomioka quien no la soltaba. Aún así, el aire es necesario para la vida humana.

—G... G-Giyuu-san...—Jadeante observó a su esposo con ojos aún enojados, ligera saliva en su boca, y tomando en cuenta que lo veía desde abajo, era intimidante;

"Y muy atractivo."

Shinobu decidió jugar.

—Besas muy bien, Giyuu-san.—Recomponendose, hablo con normalidad.—Pero Sanemi-san no fue tan brusco.—Apropocito, completamente apropocito, limpio un poco la saliva caída de su boca, aunque, ya para que.

Tomioka golpeó la pared, arrinconadola.

—No menciones a esa cosa.—Una orden cargada de poder.—Porque estoy a punto de devorarte.

Shinobu sintió sus orejas arder.

—¿Y qué estás esperando, Giyuu-san?, ¿No querías saber con cuántos había estado?

Tomioka volvió a fruncir el ceño, tomó la mejilla de la mariposa, abriendo su boca con su pulgar.

—¿Por qué...?—Un susurro enojado que Shinobu no pudo preguntar, ya la había besado otra vez. pero casi separándose segundos después, dió una orden.—Saca tu lengua.

Eso fue extraño, sensual, y penoso.

—N... No quiero...—Imaginaba que su rostro no se vería bien con su lengua afuera, Tomioka dejo algo muy en claro;

—No es una pregunta, Shinobu.

Ara, ara, que miedo.

—G-Giyuu-san...—Sus piernas empezaban a temblar, pero el pilar del agua estaba muy concentrado en su boca para notarlo.—Podemos... ¿Ir a la cama?

No es como si estuviera implorando hacerlo, sólo no podía estar en pie más.

Y para Tomioka eso fue el click.

—Shinobu.—Tomándola entre sus brazos, lo dijo.—Yo seré el último.

—¿Are?—Con duda lo miro, este seguía con una enojada expresión, aunque mas suave que minutos atrás.

—Porque tú eres mi esposa, yo quiero... Ser el último.

Shinobu cubrió su rostro.

Eso no podía ser justo.

¿Debería explicar el malentendido?

—Así que vamos a hacerlo.

Quizás después.

Una boda de mentiras | GiyuushinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora