El rapto de Perséfone

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Hoy es un día como cualquiera, mi madre ocupándose de la tierra para los humanos y yo en compañía de las ninfas hablando de cosas triviales mientras hacemos coronas de flores con mis poderes.

Dríades- No saben de lo que me entere.

Dafnea- ¿Qué cosa? Cuéntanos, muero de la curiosidad.

Anthousai- Si, si. Cuéntanos.

Dríades, Dafneas y Anthousai son las tres ninfas que siempre me acompañan y, que como muchas, aman enterarse de todo lo que pasa en el bosque. Aunque debo admitir que yo también disfruto enterarme de esas cosas.

Dríades- Bueno, resulta que hace unos días atrás estaba rondando por el bosque, un dios que casi nadie a visto personalmente.

Dafneas- ¿Ah si? ¿Quién?

Dríades- Hades, el dios del submundo. Estuvo aquí, en nuestro bosque ¿Pueden creerlo?

Anthousai- ¿En serio? Que miedo. ¿No te parece Perséfone?

Akihito- S-si... ahora que lo pienso hace unos días en el manantial...

Dafneas- ¿Qué sucedió?

Todas las ninfas estaban atentas a lo que iba a decir, sobretodo Dafneas que siempre disfrutaba de los buenos chismes.

Akihito- Mientras me estaba bañándo sentí la mirada de alguien y un escalofrío recorrió mi cuerpo, fue aterrador.

Dríades- Jajajaja, no creo que debas preocuparte de seguro era algún sucio sátiro¹.

Anthousai- Si, es verdad. Últimamente hay muchos rondando por ahí. Pero es un descaro hacerle eso a un dios.

Dafneas- Aún así... no descartemos la posibilidad de que pudo haber sido Hades.

Mi amiga ninfa suspiro, pero de alegría como si se estuviera imaginando algo muy romántico.

Dafneas- ¿Se imaginan? Qué un misteriosos dios te esté espiando... me pone la piel de gallina.

Anthousai- Pero te estás olvidando de un pequeño detalle, es Hades de quien hablamos. No sabemos cómo es físicamente y según los rumores es alguien aterrador, es por eso que todos le tememos.

Dafneas- Aún así, dejando de lado todo eso, él es un dios principal, soberano en sus dominios. Si se enamorará de mi yo sin duda me iría con él para ser su reina y gobernar a su lado.

Dríades- Ese es un buen punto.

Anthousai- No puedo creerlo chicas. ¿Tu que crees perséfone? ¿Pensarías en la posibilidad de casaste con alguien como él?

Akihito- Pues...

Mire a mi alrededor para asegurarme de que mi madre no escuchara lo que estaba a punto de decir.

Akihito- ... personalmente, creo que la idea de convertirme en la esposa de un dios así no es tan mala. Al menos creo que sería mejor partido que un dios brutal, como lo es Ares.

Al momento de terminar la oración una brisa fría resoplo a mis espaldas haciendo que mi cuerpo se estremeciera. Pero al voltear no encontré nada y esa sensación que me había abrumado desapareció.

Continuamos nuestra tarde de esa manera, hablando y hablando, hasta que se nos ocurrió jugar a las escondidas, asi que me puse mi corona de flores y me dispuse a encontrar un lugar donde ocultarme. Como Anthousai era quien iba a buscarnos no estaba muy preocupado de donde esconderme.

Me dirigí en dirección al río, donde estaba más apartado de las ninfas, seguí la corriente y de la nada una flor  flotaba sobre las aguas y era arrastrada. Estaba intrigado así que la seguí, sumergi mis pies en el agua y este me llegaba hasta un poco más abajo de la rodilla. Continúe caminando pero ahora con mi atención fijada en esa flor, había olvidado por completo que estaba jugando, mis ojos no podían dejar de concentrarse en ese lirio.

Permanecí así hasta que sentí el galopar de unos caballos junto con los pesados pasos de un hombre, no, no se trataba de un hombre, al alzar mi mirada lo supe. Esa túnica negra, esos ojos amarillos que brillan y consumen, se trataba de un dios y no cualquier dios, era Hades, la deidad de la cual estábamos hablando horas atrás.

Se quedó por unos segundos a la orilla del río y después sin dejar de mirarme entro en el agua, esta de inmediato empezó a tornarse de un color oscuro como si se contaminara por culpa de ese dios.

Por mi parte estaba paralizado, su presencia provocaba que mi cuerpo se quedara inmóvil sin poder hacer nada. Y de un momento a otro lo tenía parado frente a mi, no sabía que hacer, estaba horrorizado.

Ryuichi- Akihito...

Su intensa y gruesa voz rompió el silencio y provocó que mi cuerpo pasara de estas paralizado a temblar sin parar. Pero lo que más me asusto fue que levanto su mano y la llevo a mi cabello para así acariciarlo y después repetir la acción en mi rostro, mientras se acercaba cada vez más a mi cara.

Intente moverme pues ya sabía cual era su intención pero mis piernas me fallaron y él, al ver eso, colocó su otra mano libre en mi cintura para sostenerme. Y no fue lo único, me impulso hacia él haciendo que nuestros cuerpos chocarán para así lograr alcanzar su objetivo: mis labios.

Tenia mi boca medio abierta así que en el momento en que me besó sentí sus labios fríos contra los míos y, a su vez, su caliente respiración derretir mi boca. Ese contacto fue medianamente largo y al momento de reaccionar para pedir ayuda ya era tarde. Sus brazos ya estaban cargándome sobre el carro que tiraban sus caballos infernales mientras me llevaban a sus dominios, el submundo.

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Holis, les traigo otro capítulo 🌚 espero que les esté gustando la trama.

1- Los sátiros son criaturas alegres y pícaras, aunque su carácter desenfadado y festivo puede volverse peligroso e incluso violento. Como criaturas dionisíacas, son amantes del vino, de las mujeres y disfrutan de los placeres físicos.

Nos veremos muy pronto ❤
Como siempre perdonen los errores de ortografía y redacción.

Hades y Perséfone [Asami x Akihito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora