Historias Eróticas I

Santa Traime una verga

Mete sus dedos mientras su lengua juega con mi clitoris, en cualquier momento puedo estallar.
Sus movimientos son más bruscos y no aguanto, con mis dedos aprieto su pelo y el jadea. Mi cuerpo tiembla y mis gemidos son imparables.   Estoy apunto de correrme cuando él se detiene.

—¡Imbécil! -grito sosteniéndome de mis codos.

—¡Tonta! -dice riendo y lamiendo sus labios.

—Ni creas que te voy a rogar que me folles -digo mirándolo fijamente.

-Me vale mierda -dice tomando mis bragas.

Las olfatea y luego me sonríe. Empieza a masturbarse con mis bragas rodeando su pene, jadea mi nombre y gruñe, eso si me parece sexy y excitante.
Se recuesta de la pared mientras acaricia su pene com mis bragas.

Me pongo un dedo en el clitoris y me duele por lo excitada que estoy. Lo necesito adentro, urgente.

-¡Demonios! -gruño -follame por favor-digo y me tapo la cara con mis manos.

Rie a carcajadas y lanza mis bragas lejos de él.  Me empuja de espalda  y me da una nalgada.

–Sabia que lo pedirías -dice halándome del pelo.
Mete su pene con suavidad y me sostiene del pelo y la cintura.  me da una y otra y otra estocada, chillo y él me da una nlagada. Empieza a moverse rápido.
Nuestros cuerpos empiezan a sudar, jadeo cuando siento su pene entrar más con sus fuertes embestidas.

—Si nuestros padres se enteran nos matan —dice él moviéndose más rápido.

—Tampoco me arrepentiría de esto -digo lamiendome los labios.

El sonríe y continúa moviéndose. 

Empiezo a chillar cuando siento mi cuerpo estremecerse, la habitación se siente más calurosa y me suelen las piernas, él continúa sin parar y me nalguees, me corro después de unos gritos y él me sigue. Se deja caer a mi lado y suspira hondo.

Me pego un poco más a él y me abraza, nos acomodamos mejor para dormir.

Santa me escuchó...