1 🍒

2.5K 326 132
                                    

—Maldita sea, Jihyo, mira lo que tú maldito hijo inútil ha hecho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Maldita sea, Jihyo, mira lo que tú maldito hijo inútil ha hecho. ¡Ha puesto la manada en peligro!—Aunque el castigo era direccional a Hyunjin, la  valiente Jihyo, era la que sentía el miedo del regaño. Los ojos de la mujer llenos de lágrimas cristalinas, que se habían estancado en su lagrimal. Hipaba y maullaba de vez en cuándo.—Maldita la hora en la que pariste a este inútil. Suficiente tengo con Yeji siendo beta.

—Mi hijo también es un alfa, pese a quién le pese. Y es tu culpa por haberlo llevado a la emboscada ¡Él no sabe que es lo que hace! Mi hijo no nació para eso.—Espetó cuándo Hwang había dado la vuelta dispuesto a salir de la habitación. Éste, con un vil aire de demencia, volteó apenas su cuello para decir:

—Con un alfa así, me da lo mismo haber tenido un omega. Al menos el omega pudo haber sido marcado.

El severo azote de la puerta al cerrar, despojó a Hyunjin de su entretenimiento con el televisor. Rápidamente se acurrucó en el pecho de su madre, que se encontraba sentada a lado suyo del sillón. En el mundo de Hyunjin, su padre nunca lo había regañado, él nunca lo había tratado mal, él nunca le había dirigido la palabra 'inútil', esa la cuál su madre odiaba oír. 

Hyunjin, desesperado, metió su cabeza entre el cuello de su madre y la dejó reposar en éste, su cuerpo temblaba furiosamente y los nervios eran perceptibles a simple vista. Los sonidos fuertes o agresivos alteraban la pacífica nube bajo la que vivía. Su calma volaba fuera ante cualquier situación de drama extremo, como gente peleando o la exposición de alguien en riesgo, pues su instinto no era lo suficientemente maduro para desarrollar su protección.

—Tranquilo, Hyunjin. Apuesto a que encontrarás a alguien ¿No es cierto, bebé?

Hyunjin sólo ladeó su cabeza y alzó ambos hombros con ojos despistados, dando a entender a su progenitora que no estaba muy seguro. Jihyo secó una lágrima, perteneciente al bando de las gotas rebeldes que no fueron reprimidas y lograron escapar. Hyunjin era un maravilloso ser único que muchas veces pasaba desapercibido entre lo ordinario por el parecido que tenía de manera exterior, sin embargo, interiormente, encontrábamos un corazón dispuesto a sufrir o romperse con el fin de unirse con otro. La mujer admitiría fugazmente si alguien le preguntara que el hecho de tener a Hyunjin era un peso que la inclinaba más que a otras madres. Pero era tan especial verlo crecer en el cuerpo de alguien que, por naturaleza, estaba destinado a marcar y poseer, mientras que él necesitaba en cambio, alguien que pudiera amarle y cuidarle. Fuera quién fuera la persona atada a Hyunjin en el colorado estambre del destino, tenía que supiera comprenderlo y que compartiera la misma necesidad de ser amado.

Cuándo Hyunjin nació, su padre alabó a la mujer que su primer hijo fuera un alfa, con los rasgos inconfundibles de los Hwang: sus ojos avellana, que cualquier par de ojos de color verde o azul envidiarían, una nariz respingada y una estructura facial marcada, pero sobre todo, el hermoso color que ambos, padre e hijo, compartían. A medida que los meses corrían sobre la recién formada familia, la cabeza de ésta empezaba a notar rarezas en su herencia, tales como el que fuera tan susceptible a cualquier ruido. O su agotador proceso de aprendizaje. 

Al nacer sus hermanos restantes, su padre distrajo su amor y orgullo con ellos, al ver cómo éstos pudieron aprender a caminar y hablar incluso antes de que el pequeño Hyunjin mencionara su primer "mamá" a la edad de cuatro años. 

No fue hasta que Jihyo dedujo que algo andaba mal con Hyunjin, algo que lo diferenciaba de la manada. El instinto omega va más allá de algo con lo que se nace y se desarrolla, es el instinto protector que cualquier madre tiene hacia con sus hijos y que no se dicta por alguna condición o norma impuesta en una estructura social. Jihyo amaba a Hyunjin, Yeji y a Changbin por igual.

En la manada Hwang, los hermanos del Alfa vivían con sus respectivas omegas y cachorros que convivían y crecían con sus hijos, hasta que el primero de ellos encontrara a su destinado y pudiera tomar el puesto de su progenitor.

Cuándo nació Hyunjin, en una madrugada de otoño que recaía sobre la pareja destinada que había sido bendecida por la Luna para empezar con su propia manada y que daría a luz a un fuerte y saludable cachorro quien, tan pronto salió al mundo, lloró potencialmente haciendo aullar a Hwang de alegría. Todo fue maravilloso aquellos días, los árboles pintados de marrón desprendían sus hojas y descansaban de haber decorado con gracia en primavera y esperanza en verano, las noches se hacían llegar antes y el cielo se cubría de un velo oscuro que dejaba apreciar lo bonita que la Luna y sus fieles seguidoras (quiénes posan a su lado en forma de puntos brillantes en el firmamento) eran. Hyunjin trajó consigo esperanza veraniega; de ser el próximo alfa que lidereara con una buena omega en posición alta y que brindaran a la manada de beneficios y comodidades que habrían sido otorgados a ellos antes de que el nuevo régimen mandara sobre el país los retirara.

Las estructuras sociales están en constante movimiento y flujo de cambio, nuevas ideologías adoptadas por nuevas generaciones para buscar una mejora. Siempre una mejora pero ¿A quién? A los especímenes más débiles, por supuesto. Es cuando las minorías luchan por un cambio que las mayorías gritan de miedo, porque saben que ya no podrán callarlos nunca. El mundo se vio sumergido en revoluciones Omega, que exigían mejores tratos y despojos de beneficios a los Alfas. Aquello afectó a las grandes manadas, quiénes antes sostenían poder ante alfas de pequeñas familias.

Los Hwang eran bien vistos en su región por su increíble descendencia que abaracaba generaciones enteras de Alfas que posicionaron bien económicamente y socialmente a los suyos. Lamentablemente, para que una revolución se lleve a cabo deberán de nacer nuevas generaciones que sofoquen a las anteriores y no permitan deslices de ignorancia y antiguas normas. Y, lamentablemente, para Kim Seungmin aquellas generaciones aún no nacen.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
salty tears & crispy lips || hyunmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora