Dance With Me (1998)

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Dance With Me (1998)

Más de una semana después del accidente de la piscina, como yo lo había denominado, había decidido dejar de esconderme y seguir adelante. Que Nathaniel hubiera estado más borde de lo habitual había ayudado a hacer que recobrara mi sensatez.

No se iba a volver a repetir.

Había sido un accidente a causa de las hormonas, ahora gracias a mi nuevos juguetes no iba a pasarme.

-Ey- Gara aplaudió en mi cara- llevas una semana en la inopia. ¿Estás bien?

-Lo siento, tengo... cosas que resolver en casa.

Como que casi me tiro en la piscina a mi hermano adoptivo mientras mi hermana y sus amigas jugaban dentro.

-¿Todo bien?- preguntó preocupada.

Asentí.

-Solo es... mentalizarme- le guiñé un ojo- ahora soy una Emily nueva.

Nos levantamos de clase de inglés y fuimos al comedor, Kenny ya estaba sentado mirando a todos lados angustiado. Por lo que me había contado, los futbolistas solían utilizar la hora del almuerzo para meterse con él. Una vez, hace unos días, le habían llamado maricón de las 50 sombras (por la película) yo me había levanto y le había dicho que estaba dispuesta a probar a meterle por el culo todos sus látigos.

Desde entonces ninguno había dicho más.

Seguro que alguno pensaba que tenía la rabia o algo. Mejor para mí.

Kenny sonrió al vernos.

-Pero si son mis dos chicas favoritas.

Gara rodó los ojos.

-Míralo de falso, cuando todos aquí sabemos que desde que un chico guapo te sonría nos dejas botadas.

Me reí, tenía toda la razón.

Kenny nos fulminó con la mirada.

-Odio esto de la asociación de mujeres. Me siento marginado.

Caleb hizo en ese momento acto de presencia y como era habitual se sentó a mi lado y colocó un batido de chocolate enfrente de mí.

-¿Sabes que algún día podría comerte a besos?- pregunté feliz mientras empezaba a beber mi batido.

Como Caleb era mayor de edad podía salir del campus cuando quisiera, así que se dedicaba a traerme batidos de chocolate desde que le dije que eran mi perdición. Menos mal que hacía deporte, porque a estas alturas parecería más una vaca que una persona.

Se rió.

-Estoy para servirla.

-¡Y a mí no me traes nada traidor!- Gara le enseñó la lengua.

-Tengo ya bastante con traerte todos los días- sonrió divertido.

-Adoro a este tío- aplaudió Kenny.

Las discusiones entre Gara y Caleb eran legendarias. De verdad, ni con una serie me habría entretenido tanto. Los dos eran tan ingeniosos y extrovertidos que nunca era fácil decir quien había ganado la pelea verbal. Suerte que la sangre nunca llegara al río, sino sería una masacre.

Como era habitual Nathaniel y su grupo entraron a la cafetería y se sentaron en su mesa en el centro. Pero algo raro pasaba, Jessia alías la zorra no se encontraba por aquí.

-¿Y la zorra?- preguntó Gara.

Sonreí divertida. Me encantaba que soltara en voz alta lo que todos pensábamos.

Atracción FatalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora