Capítulo 30 ✨

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Catherin.

Los días habían transcurrido de manera normal, y con Dereck estaba más que bien.

Entendía perfecto que no me hubiese hablado antes de ella, ni de cómo sucedieron las cosas. Entendía bien que no quería tocar ese tema porque al parecer no estaba listo, aunque una duda se mantenía dentro de mi cabeza, ¿No lo hablaba porque aún le afectaba? ¿O simplemente no lo hacía porque no le gustaba recordar aquello?

Estaba más tranquila,eso era un hecho, pues después de haber hablado con Keyla ese día, me había dado cuenta que no había nada de qué preocuparme.

Hoy era viernes, y Dereck había venido conmigo al departamento después de clases.

—Debo llevar a Dylan a su práctica el domingo—me dice Dereck, recostado sobre mis piernas.

—¿Y tú madre?

—No puede llevarlo, irá con una tía, al parecer necesita ayuda en algo.

—Entiendo.

—Si fuera un juego no habría problema, pero es práctica y voy a aburrirme allí.

—Si tú quieres puedo acompañarte.

No es como que tuviera algo planeado para el domingo, además, estar con Dereck me gustaba.

—Claro—sonríe.

—Hay que ver qué opina, Dylan.

—¿Estás bromeando? Sabes que está encantando contigo, estará felíz cuando se enteré de que irás—sonreí.

—De acuerdo.

—Bien—sonríe.

Unas horas después, Dereck decide que es hora de volver a casa.

—Nos vemos el domingo—dice cuando está fuera del departamento.

—Bien.

—Pasaré por tí a las diez.

—Yo puedo ir a tu casa—le recuerdo. Negó.

—Paso por tí a las diez—repite.

No me opongo, pues sé que no aceptará un no por respuesta.

—Bien, como digas—sonríe divertido.

—Gruñona—rodeé los ojos.

—Definitivamente no.

—No seas necia y dame un beso—sonreí.

—No por llamarme necia y gruñona—comenté divertida.

Comienzo a cerrar la puerta cuando Dereck logra meter su pie, impidiendo que eso suceda.

—Qué crees que haces—da un leve empujón a la puerta.

—Tienes que irte—le digo divertida.

Sostengo la puerta para que no logré abrirla del todo, hasta que finalmente la empuja con su cuerpo logrando ganar la batalla está ocasión.

—Ven aquí—me toma de la cintura antes de que logré alejarme.

—Eso no es justo—me quejé, tratando de escapar de él.

—Ya está— su agarre se hace más fuerte—No vas a salir de aquí hasta que no reciba mi beso de despedida.

Tampoco lo iba a dejar sin beso realmente, solo me había gustado jugar este jueguito.

—Solo porque no tengo escapatoria—sonríe.

—Sí, por supuesto.

Acerca su rostro al mío y une sus labios con los míos, le abrazo por el cuello y me permito demorarme en el beso un poco más de lo normal.

Intercambio Académico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora