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Kageyama tú que eres armador, por favor ponte a armar el árbol de navidad.

—atentamente, rayita.







Diciembre había llegado más rápido de lo que imaginaban, los días parecían segundos y en un parpadeo el año casi acababa.

Habían estado toda la tarde compras, sería la primera vez que pasarían una navidad viviendo juntos, por lo que sus bolsas estaban llenas de adornos para su pequeño departamento, y, para sorpresa de todos, la idea de hacer más acogedor aquellas cuatro paredes había venido de Kageyama.

Los últimos meses su rutina se resumía en estar juntos durante la noche, después de que las clases de ___________ acabaran a la par con los entrenamientos de Tobio, su vida estaba muy sincronizada y sus acciones tenían repercusiones en el otro, era graciosa incluso la forma en que ella hacía junto a Kageyama la estricta dieta de proteínas que le impusieron él para mejorar su rendimiento en el equipo.

—Cariño, ¿no quieres que te ayude? —preguntó la mujer viendo como la montaña de compras que era más alta que su novio temblaba en sus brazos.

—Estoy bien —murmuró Tobio caminando con cuidado para evitar chocar con algo.

Para la suerte ambos el elevador estaba vacío, así que no tuvieron problemas al ocupar demasiado espacio.

____________ quería aprovechar el tiempo, usualmente si están solos, ambos se besaban hasta llegar al piso veintitrés al tener demasiado tiempo de recorrido, pero pensó que quizás Kageyama tiraría las compras, así que sacó esa idea de su mente.

El camino fue algo silencioso, y cuando ya estuvieron dentro de su hogar simplemente dejaron todo sobre la encimera de la cocina. Ambos eran niños pequeños, así que lo primero que hicieron fue abrir todo, cada pequeño paquete y vaciarlo en la alfombra de su sala, quizás se habían excedido un poco, tenían un montón de esferas para el árbol que compraron hace algunos días, pequeños peluches adorables, cajas repletas de luces y muchas velas aromáticas, estaban rodeados de cosas cursis que habían tomado para poder decorar.

Habían ocupado gran parte de la noche para poder poner todo en su lugar, el sueño no era una opción y tampoco es como si se sintieran cansados, simplemente continuaban.

—¿Me ayudas? —susurró la mujer en un tono algo bajo, intentando ponerse de puntas para poder llegar a la cima del árbol.

Tobio solo asintió para tomar a su novia por la cintura y elevarla algunos centímetros, los suficientes para que lograra colocar la estrella en la punta del árbol.

Ambos se sintieron emocionados cuando vieron como aquellas frías paredes se volvieron cálidas de un momento a otro.

Habían dejado toda la habitación a oscuras para poder encender las pequeñas luces, y simplemente no pudieron explicar con palabras aquel sentimiento al ver todo realizado.

____________ se coló entre los brazos de su novio, simplemente quería apoyarse en él en estos momentos, rió un poco al notar que no podía oír los latidos de su corazón porque simplemente no medía lo mismo que él—. Tobio.

—¿Uhm? —aquella respuesta había sigo algo ronca, por lo que sintió el leve vibrar de su pecho.

La (H/C) se reconfortó al sentir los brazos del jugador estrecharla y mantenerla cerca de él—. ¿Aún tienen que ir a entrenar?

Aquel pequeño piso en Tokyo era la culminación de muchos sueños, mientras ____________ estaba a algunos pasos de terminar la universidad, Tobio de desvivia por la selección nacional, sus entrenamientos eran de lunes a sábados, muy rigurosos y sin chance a flexibilizaciones, por lo que no le sorprendería si incluso él tuviera que ir a practicar el mismo 25 de diciembre.

—Nos dieron unos días —murmuró algo cerca de su oído—. Optativo.

—No tengo problema en que continúes yendo a entrenar.

—Quiero estar contigo en estas fechas.

Las grandes manos del armador habían tomado el rostro de su novia, y pronto se sintieron tibias, aquellas pálidas mejillas curtidas por el frío empezaban a tornarse de un bello tono rosa.

—Quizás el Tobio del pasado hubiera elegido continuar, pero yo ya no soy ese sujeto.

Ella sonrió ante aquella respuesta—. Si tu felicidad está en seguir jugando, está bien, la decisión que tomes está bien para mí.

—Quiero que dejes de amarme a pesar de mis decisiones, lo que en verdad quiero es que mis decisiones sean el motivo de que me ames.

Los oscuros y rasgados ojos del jugador brillaban ante la cálida luz blanca, era reconfortante saber que habías puesto orden a tu vida, y no importaba nada más que seguir esforzándote por tus sueños junto a la persona que amas, Kageyama Tobio había sentado cabeza hace un par de años.

Y ante el dulce silencio de aquel lugar sus labios se juntaron con suavidad, ante la angustia de tener que estar en la punta de sus pies, Tobio la había tomado entre sus brazos para alzarla varios centímetros, disfrutando del sonido que hacían al besarse.

[ Haikyuu's Type of boyfriend ] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora