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El reloj despertador en la mesita de noche a lado de su cama dictaba las siete con cincuenta y siete minutos de la mañana. Kim RoWoon ya se encontraba despierto, observando el techo de su habitación con una amplia sonrisa adornando su rostro. El chico pelinegro de sonrisa brillante y jovial, siempre emocionado por recibir un nuevo día y averiguar que le traería de especial.

Por qué, aunque se viera como una persona normal, no lo era. Más bien, su vida no lo era.

No sabe como llegó a vivir en ese enorme rascacielos, con tantos niveles que su longitud se pierde de vista si se le observa desde el suelo, a la altura del primer nivel. Un lugar enorme donde sólo él vivía, de los cuales el nivel dos era el único asignado netamente a cuestiones personales. Es decir, su habitación, su baño, su sala, comedor y cocina. Como un apartamento normal y corriente.

Ninguno de los niveles poseía ventanas al mundo exterior, algunos niveles eran habitaciones simples y otros llevaban a lugares mágicos.

“Lost & Found” era el nombre de ese lugar fantástico en donde RoWoon trabajaba. Un edificio mágico e infinito, dónde todas las cosas que las personas en el mundo alguna vez perdieron, llegaban a parar. Esperando por sus dueños a ser reclamados. Claramente, solo se trataba de cosas materiales.

Llegar a ese lugar era simple, y la manera de obtener lo que alguna vez se perdió aún más, la persona debía llegar con la fotografía del objeto perdido y el carismático -Y único- trabajador en la recepción les ayudaría a buscar lo que desean entre todo el inventario.

RoWoon adoraba su trabajo, le encantaba conocer a sus clientes. Él pelinegro sentía que, al saber de los objetos que las personas perdían, podía conocerlos mejor. Escuchar sus historias, tener conexión. Eso era lo que más le gustaba, de entre todas las cosas.

Aunque, había días dónde no ocurría nada interesante y se veía obligado a pasar sus horas viendo televisión. ¡Muy amable la persona que le dejó en ese lugar para brindarle aquel aparato!, gracias a ello podía conocer como era el mundo exterior, al menos una parte. Realmente no deseaba salir de aquel lugar, le agradaba con demasía y lo consideraba un buen hogar.

Luciendo una enorme sonrisa, a horas de la noche, regresó a su habitación. Esperaba que el día siguiente trajera personas interesantes a quienes poder ayudar.

Lost and Found [Roseong] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora