Rowoon pasaba sus delgados dedos por su labio inferior con lentitud, causando que una sonrisa se fuera ampliando con levedad.
Su cabeza no dejaba de recordarle lo ocurrido el día anterior, como el cálido tacto del rubio le había echo estremecer, como su corazón quería rogar más.
Como tenía esas ganas besarle.
El azabache dio un gran salto en su lugar, la campana característica de la recepción le sacó de sus pensamientos.
—¡Bienvenido a Lost & Found!— El azabache sonrió, con esa preciosa y deslumbrante sonrisa que causaba que sus ojos se transformaran en pequeñas medias lunas que, quien le conociera, estaría de acuerdo que solo él era capaz de poseer tan hermosa obra de arte. Quería dejar de lado esos incoherentes pensamientos, ¿por qué el rubio quería besarle? Era obvio que su corazón latía por alguien más... Alguien del exterior.
Por parte del rubio, que recién iba entrando, le parecía una sonrisa de lo más hermosa. Podría pasar horas enteras viéndola. Sacudió con levedad su cabeza antes de corresponderle, con una mucho más leve pero llena de felicidad por poderle ver un día más.
—Hyung, ¿Qué traes esta vez?
Sin siquiera notarlo, el azabache ya había anotado sus datos, como siempre hacia. No le sorprendia, incluso, que ya tuviese las hojas de los otros días con los datos puestos y listos para colocar una nueva fotografía. El rubio le entregó la foto al trabajador, éste arqueo una de sus cejas mientras le observaba.
Constaba de una cámara fotográfica profesional, con botones por doquier que hacían la cabeza de Rowoon doler con solo imaginar todas las funciones que pudiese tener. Era color negro, con un lente intercambiable estándar y unos detalles rojos que, aunque el azabache no fuese experto, se veían personalizados al gusto de Inseong.
—Wah, se ve costosa.—sintió una presión mucho mayor a comparación de otras ocasiones, era la primera vez que el mayor llegaba con algo tan costoso como ellos, ¿y si no lograba encontrarlo?
—Uhm... Si la comparamos con otras, no lo es tanto.—El mayor pasó la diestra por su nuca, en afán por restar completa importancia al respecto.
Rowoon buscó la llave y caminaron al ascensor, encontrandose con silencio relativamente incómodo. El día anterior había terminado de una manera inusual, y podía respirarse en el ambiente como permanecia cierta tensión sin responder. Por más que el menor deseara ignorar esa desagradable sensación, no lograba hacerlo.
—¿De quien es la cámara?— Fue lo único que la cabeza del menor logro pensar con rapidez, y así destruir el silencio agobiante.
Inseong alzó una ceja, siendo sacado de sus propios pensamientos.
—Es mía.
Rowoon sonrió, más por sorpresa que por otra cosa. Sus ojos se abrieron, con un claro brillo esperanzado en ellos. Ambos manos se aferraron al cuello de la camisa de Inseong, sacudiendole con diversión y causándo risas exageradas en el mayor.
—¡Al fin veré tus dotes en la fotografíaaa!— El azabache alargo sus palabras, sin dejar de sacudirle. Acciones dignas de un pequeño niño, haciendo un berrinche.
Inseong se vio obligado a cubrir su boca con el dorso de su diestra, debido a la serie de carcajadas que amenazaban con salir de su garganta, hasta el sonido de las puertas abriendose les sacó a ambos de la concentracion en esa escena que Rowoon decidió armar.
Salieron, encontrandose en un nivel sin mayor atractivo en su decoración. Lo único destacable eran las repisas llenas de todo tipo de cámaras. Desde las reliquias y líneas de primeras cámaras en el mundo hasta las versiones de cámaras profesionales de última generación que hacían doler justo en la billetera de Inseong.
El azabache tomó una de ellas, muy similar a la que buscaba el mayor, a diferencia de carecer de esos detalles rojos personalizados. La extendió hacia el contrario, sonriendo.
—Tómame fotos, quiero ver tus habilidades.
Inseong sonrió, sin problema alguno encendido la cámara y dedicó unos pocos minutos a colocar la configuración adecuada.
—Sonríe.—Habló el rubio una vez fue acercando la cámara hacia uno de sus ojos, cerrando el otro para poder ver a través del lente y enfocar el rostro del menor, que ya se encontraba luciendo una enorme y hermosa sonrisa, sus ojos volviéndose medias lunas por la amplitud en el gesto.
Le fue inevitable al mayor soltar una pequeña risa antes de tomar la fotografía. Rowoon dio un salto emocionado, acercándose al –ahora– fotógrafo para poder observar. En la pequeña pantalla rectangular de la cámara se podía apreciar el retrato del azabache, la calidad siendo impecable, al punto que podía notarse a la perfección la serie de lunares en su rostro.
Sin necesidad de que ambos dijeran mucho, un infantil juego de cámara inició. Donde Rowoon posaba de las maneras más graciosas que estuviesen en su imaginación, e Inseong se movía de un lado a otro en un intento por captar los mejores ángulos a dichas poses.
Ambos reían, disfrutaban el momento.
El rubio se detuvo para explicar cómo funcionaba el aparato al menor, al menos los datos básicos para tomar fotografías aceptables y con iluminación ideal.
Y los papeles se invirtieron. Rowoon jamás pensó ver un lado tan infantil y juguetón por parte del mayor, que solía estar en un estado relativamente serio la mayoría del tiempo. Inseong posaba, hacia gestos, soltaba carcajadas cada dos segundos. El sonido de su risa era adictivo en verdad, hacia al menor sentir miles de mariposas habitar en su estómago, dispuestas a salir en forma de halagos y caricias. Sin embargo, el azabache se contuvo y limitó solamente a tomar las respectivas fotografías al mayor.
Luego de, quien sabe cuanto tiempo, ambos regresaron a la realidad; debían encontrar el objeto perdido de el rubio. Aunque, para ese punto, Rowoon ya no sentía mucha motivación respecto a ese detalle.
Porque, el resultado no le causó sorpresa alguna. Una vez más, el objeto no apareció.
Rowoon pasó una mano por sus cabellos, suspirando e incluso gruñendo. Quería estallar en llanto, frustrado, decepciónado consigo mismo, furioso.
Los brazos del mayor lo rodearon de inmediato, porque Inseong sabía lo mucho que sufría al no poder encontrar lo que buscaba.
—No te preocupes, Rowoonie. Tenemos fotografías para recordar este momento.—Inseong alzó sus comisuras, sonriendo con gran amplitud, haciendo al menor olvidar todo por un momento.— Fue realmente divertido, me alegraste muchísimo el día.
—¡Y tú el mío, Hyung! No tienes idea.
Así fue como, acompañado de sonrisas tiernas y sinceras, el mayor dejó el establecimiento, con la promesa que revelaría las fotografías y así ambos podrían tener ese recuerdo en sus manos.
Gracias por leer^^
Disculpen si hay algún error ortografíco.
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Lost and Found [Roseong]
Fanfiction¿Te has preguntado a dónde llegan todos los objetos que alguna vez perdiste? Si eres optimista y deseas recuperarlos, Lost & Found es el lugar indicado para tus necesidades. Un rascacielos infinito con un único trabajador, extrovertido y con pasión...