Memorias.

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Me encantaría que pudiese recordar todo lo que hemos vivido juntos, Rowoon. Te visito todos los días, relatandote anécdotas de nuestra vida.

Por favor, vuelve a mi.

Lápiz.

¿Recuerdas como nos conocimos? Fue hace mucho tiempo en verdad, yo tenía siete años. Recuerdo muy bien que era nuestro primer día de clases, y yo tenía hablarle a los demás niños.

Muchos se burlaban de mi forma de hablar, ya que solía tartamudear mucho. Pero tú te acercaste a mí, Rowoonie. ¿Lo recuerdas? Me pediste ser tu amigo, pero yo no te creí, pues eras menor que yo. Era tanta tú insistencia, que te pedí una prueba de tu amistad.

Tomaste un lápiz amarillo y con una pluma escribiste nuestras iniciales de amistad: RS. Dijiste que sería la prueba eterna y que jamás me abandonarías. No sabes lo feliz que me hiciste.

Pelota.

Los años pasaron, y cumpliste tu promesa de nunca dejarme. Siempre solíamos jugar a la pelota, junto con nuestro amigo Jaeyoon. ¿Lo recuerdas? Era tan adorable, apesar de ser mayor que tú, su rostro le hacía ver como su fuera el menor.

Recuerdo que ambos hacían rabietas por que yo les ganaba en casi todos los partidos. Ah... Los dos eran realmente infantiles, por eso les dejaba ganar. Me gustaba más verlos sonreír, que cruzados de brazos.

Extraño mucho a Jaeyoon... La noticia de su fallecimiento fue muy dura para ambos. Era nuestro mejor amigo. Ah... Yo tenía 14, aún lo recuerdo bien... Él nunca nos comentó que tenía problemas de salud. Deberíamos ir a visitar su tumba, quiero llevarle flores.

Casco.

Y la secundaria llegó, ¿Recuerdas lo nervioso que estaba? Tenía 15 años, y todos en el instituto me aterraban, aunque yo fuese más alto que mucho de los mayores. Yo era como un cachorrito asustado.

¡Además estábamos en salones diferentes! Buh... Eras mi único amigo. Nunca fui bueno entablando conversaciones, por eso no logré hacer amistades con mis compañeros. Al menos podía verte en los descansos y a la hora del almuerzo, no se que habría echo sin ti.

En especial con esos chicos mayores que me golpeaban...

No quería contarte de veces que me llevaban al baño para golpearme entre cuatro personas. O las burlas. O cuando destruían mis pertenencias. Ah... Que tonto fui. Por qué cuándo te enteraste, fue de la peor manera. ¿Recuerdas? Caminaba por el pasillo y viste como el “lider” me golpeaba sin piedad.

Corriste y lo golpeaste tan fuerte que su casco de fútbol americano salió volando, rompiendo una ventana. Por mi culpa te enviaron a detención... Pero no me molestaron luego de ello. Te lo agradezco tanto.

Flor.

Al fin te hibas a graduar, a tus cortos 18 años, ya habías sido aceptado en la universidad. ¡De echo, irías a la misma que yo, Rowoonie! Estabas tan feliz que no dejaste de gritar en toda una semana. La universidad era especializada en bellas artes, tu irías en pintura y yo estaba en fotografía. La verdad, yo también queria gritar de felicidad.

Pero, lo importante en esta anécdota es el baile del día de graduación. Jamás podria olvidarlo. Llegaste a casa con una rosa roja, sonriendo de esa manera que sólo tú logras hacer, y me pedíste ser tu pareja. Yo creí que te referías a ser una pareja de baile, pero no.

Ese día, declaraste tú amor a mi. Y yo declare el mío. Y al final de la noche, nuestros labios se encontraron por primera vez.

Llaves.

Lost and Found [Roseong] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora