—¡Mamaaaaaaá!—Intenté gritar desde mi habitación pero era inútil, la infección en mi garganta no dejaba que mi voz saliera, estaba con gripe y desde hace una semana no iba a clases.
Me arrastre,literalmente,hasta mi baño, abrí el grifo y me lave la cara. Mis ojos cafés estaban hinchados y rojos, mi boca estaba completamente seca,me hice un moño intentando remediar mi cabello negro alborotado y me coloque una blusa azul de tirantes, un pantalón deportivo gris que me quedaba muy holgado ya que era de mi hermano Brendan.
Yo suelo decirle Brent, nosotros pasamos peleando todo el día pero en situaciones serias nos damos consejos y nos ayudamos se puede decir que somos bastante unidos.
Revisé todas las habitaciones del piso de arriba pero ni rastro de mi madre así que baje las escaleras con pereza y revisé las habitaciones de abajo pero tampoco, me fui a la cocina y me serví un vaso con agua para tomar mis pastillas, me di cuenta que en el marco de nuestras ventabas que daba vista a la casa de los vecinos se encontraba un insecto muy feliz comiendo un poco de mermelada que no se por qué razón se encontraba ahí pero algo me dice que es total y completamente culpa de Brendan porque la verdad es que existen los cerdos y mi hermano. Después de un rato de observar a la pequeña hormiga me llamó la atención un camión de mudanza así que me quede observando. Mis antiguos vecinos habían dejado esa casa hace un mes era una bonita casa, muy espaciosa acogedora y con un gran patio trasero y delantero. Delante del camión de mudanza había estacionado un pequeño carro gris del cual se bajo una señora de cabello corto rojizo que llevaba unos lentes y también se bajo un señor un poco relleno de cabello negro que se puso a discutir con uno de los de el camión de mudanza mientras la señora muy emocionada entraba a la casa con unas cajas.
— ¡Andy! Baja del carro y ayúdanos! —gritó la señora desde una ventana delantera de la casa, entonces se bajo del auto un adolescente con el cabello negro despeinado lleva un piercing en su labio inferior sus ojos celestes resaltaban con el delineador negro,llevaba una expresión triste grabada en su rostro su ropa era negra toda incluso sus zapatos me pareció extraño así que me quede admirandolo por unos minutos hasta que llego al camión y cogió algunas cajas, en ese momento volteo su mirada hacia mi casa examinandola hasta que sus ojos se encontraron con los míos haciendo que me sonrojara, cerré las cortinas lo más rápido que pude y tome mis pastillas aún sin sacar de mi mente sus ojos celestes.
—Alice!! Ya estoy en casa—gritó mi madre haciendo que me sobresaltara y casi provocandome un paro cardíaco.
— ¡ veo que ya estas mejor! hasta estas colorada, debe ser el calor, voy a abrir las cortinas para que entre el aire fresco.
—No mamá así estoy bien—dije insistiendo pero ella hizo caso omiso a mis palabras.
—Traje cosas para hacer sopa.
—Genial, solo espero que no sea ninguna receta que te haya dado tía Adeline para curar gripes porque saben horrible.
—Ah pero de cuantas gripes te has curado con esas sopas?—No pude evitar poner los ojos en blanco y agradecí que mi madre no notará mi gesto, si no ya estaría muerta.
—¿Mamá?
—Dime—dijo mientras cortaba las verduras y las colocaba delicadamente en el agua que ya estaba considerablemente caliente.
—Tenemos vecinos nuevos—dije intentando fingir desinterés.
—Oh si, es la familia Biersack, son un poco reservados pero podemos ir a visitarlos algún día y darles la bienvenida al barrio.
—Sí, puedes hacer uno de esos pasteles que te quedan tan bien para los nuevos vecinos.
—Oye que buena idea! Terminare de hacer tu sopa y me pondré a hacer el pastel pero antes tengo que ir por Brendan.
—¿Qué? no puede caminar hasta casa solo?
—No, esas son las reglas si estas castigado.
Mi madre castigo a Brent porque lo encontró en el parque con sus amigos cuando debía estar en el colegio. Brent es 2 años mayor que yo, el tiene 18 y yo 16.
—En ese caso... Puedo ir yo por Brent?
—¡Claro!—dijo fingiendo emoción
— ¿En serio?
—Sí,cuando alimente a mi unicornio morado y le construya una casa a los duendes.—Dijo en tono burlón.
—¡Mamá!—Dije irritada.
—¡Alice!—Dijo imitando mi tono de queja.
—Sabes que no puedes conducir, ni siquiera tienes 18.
—Pero el colegio esta cerca.—dije haciendo un ridículo puchero.
—Dije que no, ahora ve a cambiarte para que estés presentable cuando vayamos a visitar a los Biersack.
A mi madre no le gusta que le roguemos, si le insistimos mucho se enoja y nos castiga como mínimo un mes.
Abrí el grifo de agua caliente y me di una ducha, al salir me coloque unos jeans negros ajustados,una blusa blanca de tirantes y unas Dr.Martens rojas, por encima me coloque una camisa roja de botones pero desabrochada, me pinte los labios de rojo y me puse un poco de delineador negro.
Bajé las escaleras, mi mamá estaba terminando de cocinar el pastel y Brent estaba en el sofá comiendo papas.
—¡Brent!—Me abalancé sobre el y lo abrace.
—¡Ay! Mi pierna!—Dijo haciendo un mueca de dolor.
—Lo lamento, en serio, te lastime mucho?— Dije preocupada asegurándome de que su pierna no estuviera rota o algo por el estilo.
—No, solo quería que te quitaras estoy viendo mi programa favorito y me lo estoy perdiendo por tu culpa—dijo burlón.
—Si que eres idiota—dije dándole un golpe en el brazo—me levante del sofá a la vez que apagaba el televisor y me dirigí a la cocina.
—Me la vas a pagar—grito Brent desde la sala.
—¿Lista?—Preguntó mi madre con el pastel muy bien decorado en sus manos, realmente adoraba como quedaban los pasteles que preparaba mi madre parecía que había tardado horas en decorarlo cuando en realidad solo tardo unos cuantos minutos.
—Lista—afirmé.
—Brent! ¿No vienes?—Gritó mi madre
—No!—Gritó haciendo una señal para que nos fuéramos.
—Bien, tu te lo pierdes, —musito
Y nos dirigimos hacia la casa de los Biersack...
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Odio a mi vecino (Editando)
RandomLlamé al 911 ellos intentaron tranquilizarme pero no lo lograron, después de colgar otro ruido proveniente del patio trasero me distrajo y fue donde note que habían dos cuerpos más en la cocina, lo que sea que estuviera en el patio trasero era el as...