"Capìtulo 4"

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Era todo nuevo, algo en mi mente había explotado, mis pequeñas ardillitas se miraban confusas en mi cabeza y no sabían a donde correr. Proseguí con la lectura.

"... estoy completamente seguro de que no mataron a Alfred, haz tus investigaciones, yo no puedo enviarte las mías, ya que me descubrieron y saquearon mi casa con todos los avances que ya tenía, que fue curiosamente lo único que se llevaron y claro, debido a eso es que estoy medio moribundo. No debes confiar en nadie, los Liex son nuestros únicos aliados por el momento.
Espero que recuerdes a mi hermana, debido a mi situación, tengo que dejarle el cargo de la familia Froiude por lo que te solicito que la protejas y a su hijo y único heredero Terrens.

Retomando lo de Alfred, para no ponerlas en peligro, solo puedo decirte que no esta muerto, me amenazaron con matarlas y por eso es que me fui y te dije aquello tan horrible, porque tenías que creerme o ellos se enterarían que era mentira.
Después de dejarlas hice investigaciones exhaustivas con respecto al caso de nuestro pequeño, ellos sabían que yo estaba siguiéndoles los pasos, y me hicieron un aviso, de que si dejaba de investigar no les harían nada ni a ti ni a Sasha, pero estaba tan cerca que no podía darme por vencido, fue entonces que lo vi, y claro, no fueron por ustedes porque Clein las ha estado cuidando por instrucciones mías, pero si me detuvieron a mi.

No quiero que vengas a verme a mi funeral, créeme, por tu bien te lo digo, estoy seguro que no estoy en mi mejor forma, quisiera que me recordaras como cuando nos dimos nuestro primer beso, aquel bello día de solsticio de verano, o como cuando diste a luz a nuestro amado Alfred, en ese entonces era de buen ver, ahora me han destrozado todo el atractivo que no me arrebataron los años y detestaría que sea la última imagen que tengas de mi.

NUNCA DEJÉ DE AMARTE
INCLUSO EN EL ÚLTIMO MOMENTO ERES LO ÚNICO QUE ATRAVIESA MI PENSAMIENTO
NO DEJO DE ADORARTE, RECORDARTE, TE AMARÉ HASTA EL FINAL Y CON CADA FIBRA DE MI SER.

ENCUENTRA A NUESTRO HIJO, NO TE RINDAS, YO JAMÁS LO HICE.

Eternamente tuyo,
Carl Rubens Froiude."

Terminé de leer la carta con manos temblorosas, mi corazón estaba hecho trizas, mi vida había cambiado por completo y apuesto cualquier cosa que la de mi madre también, no estaba segura de lo que estaba ocurriendo, y estaba aterrada por todo lo que mi padre decía en la carta sobre los ancianos, quienes en teoría son quienes se encargan de mantenernos a salvo y en armonía. Saber que mi hermano estaba vivo y mi padre muerto me tenía con los pelos de punta, y aún más el hecho de saber que Clein si me protegía, que si estaba al pendiente de nuestro bienestar y solo porque mi padre se lo pidió. El brazalete que llevaba puesto, tenía las iniciales CyS, siempre pensé que eran de Clein y Sasha o Clara y Sasha, ahora entiendo que correspondían a Carl y Sasha o eso sentía muy en el fondo de mi corazón, todos los vestidos que Clein me regalaba, la comida y todo aquello que venía por parte de mi Liex favorito, habían sido regalos de mi padre, quien nunca dejó de amar a mi madre y me procuró incansablemente.

Ahora cada que veía a Clein podía verlo como lo que realmente era, mi aliado, mi protector, la persona que estuvo siempre cuidándonos en lugar de mi padre, si, lo amaba, como una niña ama a un amigo, a un padre, a un aliado.

Aun así, no podía evitar el hecho de sentirme miserable por todo aquel tormento que habían sufrido mis padres, seguía sintiéndome por alguna extraña razón una carga, me sentía culpable de las tragedias que acontecían al rededor de mi familia, y aunque mi madre comenzó a ser menos fría conmigo, algo en mí intuía que no estaba bien del todo.

Después de lo qué pasó aquella noche, mi madre cambió drásticamente, era más amable con todo el mundo, era más dulce conmigo y hasta me preparaba el desayuno, siempre se despedía con un beso y me pedía que nunca saliera a jugar sola, que de preferencia evitara salir de la casa, ya que ella había colocado un potente hechizo que alertaría a los Liex si alguien intentaba entrar por la fuerza y vendrían en mi ayuda, encantó el brazalete de mi padre y me dijo que siempre que necesitara ayuda colocara el brazalete cerca de mi corazón y dijera tres veces el nombre de una deidad de la naturaleza, cualquiera que se me ocurriera en ese momento y esta aparecería en mi auxilio, era magia increíble la que mi madre conocía, cuando le pregunte a mi mentor (Clein), sobre ese nivel de magia se sorprendió y me dijo que era magia avanzada para cualquiera y que solo la utilizaban los altos mandos de guerra, me dijo que muy pocos Ónix e inclusive pocos Liex lograban concretar ese tipo de hechizos, me pidió tomar precauciones porque aunque mi madre pareciera confiada al hechizo había una gran probabilidad de error y aunque Clein no dudaba del potencial de mi madre, no creía que pudiera lograr tales hechizos así nada más.

Una tarde lluviosa, estaba calentando la sopa que mi madre dejó en la alacena, ese día no tendría asesoría con Clein, así que estaba completamente sola mientras mi madre volvía de sus investigaciones.
La puerta se abrió de golpe y la vi en el umbral de la puerta, viéndome fijamente, de una manera extraña, como si estuviera pensando que hacer conmigo, como si guardara una imagen mental de mi, me miró como despidiéndose anticipadamente. Estaba escurriendo, parecía tener cortadas por todo el cuerpo, llevaba una blusa blanca transparente, con el agua se le pegaba a su bella figura, resaltando su generoso y bien formado pecho, se le notaba agotada, el pantalón que traía parecía cartón sucio, en las bolsas llevaba hiervas de olor y frutos secos dentro de una bolsita impermeable, seguramente las necesitaba para algún hechizo.

La invite a pasar, porque se quedó en el pórtico, como pensando si debía entrar a su propia casa. Se sentó a la mesa y me tomó de las manos, estaba helada.

-He descubierto algo, y no puedo decirte nada más, tengo que arreglar asuntos pendientes y puede que no regrese jamás. Quiero que sepas que no hay nada en el mundo que agradezca mas que haberte tenido, y aunque se que no estuve para ti todo lo necesario, debes saber que a pesar de todo, yo siempre te amé, y que al principio no quería encariñarme contigo porque si no cambiabas a los 13 años, te arrebatarían de mi lado como cuando pasó lo de Alfred, pero eso no quiere decir que no velara por tu bienestar, o que no te quisiera, yo siempre te he amado y ahora debo irme, para poder salvar a tu hermano y a ti. Clein desde ahora es la única persona en la que debes confiar, un gran peso va a recaer sobre ti y no sabes cuanto lo siento mi amor, pero, siempre ten presente, que después de la tormenta viene la calma.-

-Mamá, ¿por qué me dices todo esto?, no quiero que te vayas y me dejes.-

-No quiero que sufras y por eso te voy a dar un regalo, mismo que desaparecerá cuando estés lista y ya no lo necesites.-

Me dijo al tiempo que me colocaba un extraño collar muy curioso, armado con florecillas del bosque y pequeñas piedrecillas, justo en el centro había una piedra o gema curiosa tornasol que parecía tener la forma de un corazón, era hermoso. Deposito un tierno beso en mi frente, fue algo extraño, mientras veía como se desvanecía el collar en mi cuello, iba perdiendo memoria de todo lo que había pasado hace unas semanas, meses y años, estaba olvidando quien era la mujer que estaba cruzando el portal de la entrada de mi casa, por un momento me sentí triste, pero solo brotó una lágrima que sequé con mi sudadera, justo en el instante en que cerraba la puerta porque tenía mucho frío y no tenía idea de porqué había estado abierta.

SashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora