"Capítulo 6"

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-Vaya que tiene unos ojos preciosos- Me dijo Terrens con las manos apoyadas en su cara, observandome fascinado. 

Me ponía nerviosa su comentario sobre mis ojos, y al mirar los suyos de miel claro casi transparente no podía entender, aquello bonito que podían tener los míos, ya que en teoría no tenían nada en particular, eran pequeños y color marrón oscuro, algo nada especial a comparación de los suyos.

-Me dijo el señor Clein que ahorita no puede hablar, así que no se preocupes, yo le contaré un poco sobre mí y cuando pueda, si quiere, puede presentarse conmigo, si está de acuerdo sonría- Remarcó de forma pícara y logró sonrojarme nuevamente, sonreí.

-Bueno, me dijeron que me presentara por eso hago esto, aunque comúnmente no me gusta decirle mucho a la gente sobre mí, además de que es una falta de cortesía hablar mucho sobre uno mismo y más frente a una dama, no me agrada andar divulgando información privada, pero me dijo que usted será mi guardiana o protectora y la de mi familia, entonces creo que no es malo que se lo cuente todo ¿no es así señorita?- Asentí ligeramente con la cabeza.

-Me llamo Terrens Claude France Frouide, tengo 13 años, mi madre es Emeralde Froiude Marie, es hermana del señor Carls Robert Froiude, que era mi tío y el legítimo heredero de la fortuna Frouide, pero por un desafortunado accidente, falleció y me dejó todo el cargo como protector del símbolo de la "Union Sacrée de la paix", no se muy bien qué es o lo que significa, pero es algo que gobierna tanto mi mundo como el suyo, por lo menos eso me ha explicado mi madre, ella no quería que nosotros nos viéramos involucrados porque podemos correr muchos riesgos, pero al parecer nosotros somos los únicos que podemos hacerlo, tampoco sé porqué, ahora que lo digo, me genera demasiadas dudas, pero puede ser que el señor Clein me diga de qué va todo esto.-

Se detuvo en su discurso y se quedó contemplando a la ventana muy reflexivo. Cuando pronunciaba las palabras en francés sonaba tan misterioso e interesante, estaba siendo sumamente cortés y aunque me parecía muy lindo, me incomodaba hasta cierto punto su formalidad, yo desafortunadamente no podía decir nada y tampoco sabía demasiado del tema que estaba tratando, pero podía adivinar que no era necesario decir algo, y que solo estaba intentando digerir toda aquella información, porque muy en el fondo él tampoco estaba preparado para todo lo que se avecinaba.

-Pardon- Me dijo. -Tuve un momento de duda existencial, que poco caballeroso, creo que tengo muchas cosas que aprender aún, pero regresando al tema, mi madre y yo estuvimos alejados de aquí, mientras que yo estuve conociendo el mundo con mis abuelos, mi madre se encontraba viviendo en alguna parte de Europa, mis abuelos fueron muy generosos en vida, pudieron darme los mejores estudios en las mejores escuelas y me permitieron elegir a muy temprana edad lo que deseaba hacer siempre, ahora le digo que no tengo idea de lo que quiero, pero me siento muy satisfecho de haber tenido tanta libertad, mi madre no es de los mismos ideales y  cuando fallecieron mis abuelos, fue lo más doloroso que he podido experimentar, a las pocas semanas, nos enteramos del deceso de mi tío y nos trasladamos aquí, realmente no hay mucho que decir sobre mi persona, me gusta mucho practicar toda actividad física, puedo decirle que conozco algo de esgrima, artes marciales, equitación, tiro con arco y flecha, se disparar una escopeta y me encanta la natación, no soy muy bueno o particularmente bueno en ninguno es algo gracioso, pero me esfuerzo al máximo cuando algo me gusta, soy muy bueno en matemáticas e historia, me encantan las ciencias sociales y conozco muchas cosas que pocos de mi edad, pero no me hace sentir alguien especial, cuando lo ameritaba llamaban tutores especializados que me acompañaban a lo largo de mis cursos, creo que esto es algo muy extenso, pero estoy seguro que no omito nada, es todo lo que le puedo decir de mí, no soy nadie interesante.-

Cuando concluyó, me quedé observando con mucha admiración y para nada concordaba con la idea de que no fuera interesante, yo tenía educación en el clan y además de aprender todo lo básico del mundo sin magia, también llevábamos clases de hechizos, combate e historia y lineamientos del clan, las últimas dos, eran las peores, al contrario de Terrens yo odiaba la historia y aunque era buena en matemáticas, no eran las clases que más me causaran satisfacción, además de que no era especialmente buena en ninguna. Consideraba que Clein era muy buen tutor, así que no me sentí amedrentada por sus tutores de excelencia mundial, no creo que hubiera nada que envidiarles si yo podía tener a mi Liex favorito en casa explicando pacientemente todo cuanto yo pudiera entrar en duda. En cuanto a las actividades que él sabía realizar era lo que me impresionaba, y me causaba algo de intriga el hecho de que no viviera con su madre sino hasta que hubieran fallecido sus abuelos. Además me asombraba tanto su comportamiento y su amplia visión del mundo, se expresaba de una forma muy poco conocida para mi, era asombroso.

-Tengo que confesarte algo, si me permites hablarte de tu claro está- Asentí ligeramente con la cabeza.-No quisiera que me juzgaras, pero siento por alguna extraña razón, que eres la única persona a la que podría contárselo, aunque llevo hablando todo el rato y es la primera vez que socializamos. Tengo mucho miedo, aunque todos piensen que estoy listo, soy solo un niño, no estoy seguro de poder hacerme cargo de algo que me sobrepasa en tantos aspectos, este mundo en el que vives es nuevo para mi, el señor Clein me ha ido explicando poco a poco, pero aún así siento que unos días no es suficiente para que de buenas a primeras me digan que tengo un trabajo que hacer.- Estaba levantando la voz, pero en cuanto se dio cuenta respiró profundo y continuó. -Me estoy alterando demasiado, pero es precisamente por eso, que siento que no estoy preparado para esto, lamento tener que desahogarme contigo, estoy siendo un completo maleducado.-

Fué justo en ese instante, cuando observé una lagrima rodar por su mejilla, que lo comprendí y en mí nació el deseo de ayudarlo, de querer hacer que su pena fuera menos, quería protegerlo y animarlo, logré experimentar el nacimiento de "algo" en mi interior que me decía que todo esto no podía terminar bien.

SashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora