•||Dia 3 {Parte III} ||•

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—¿Y bien? ¿Vas a responderme?—Dijo Dipper molesto.

—Pino...—Dijo Bill dando un paso hacia delante, Dipper retrocedió.—No sé lo que has podido leer en esa libreta pero...

—¿Pero qué? ¡Me has mentido!—Dijo el castaño intentando retener las lágrimas.-No eres más que un egoísta...

—Eres increíble Pino...—Dijo Bill con sarcasmo.—Lo sabía, nunca confías te en mí... No sé quién es el egoísta.

—¿D-de qué hablas? ¡Tu me has mentido!

—Pino, desde el primer segundo en el que aparecí en tu habitación hasta ahora, nunca has confiado en mí. Nunca me has creído y siempre has esperado a que te traicionara porque siempre seré "el imbécil demonio que casi mata a tu familia"...

—¿Acaso no es verdad?—Interrumpió Dipper.

—¿Acaso puedo cambiar el pasado si ni siquiera tengo un cuerpo propio?—Bill suspiró.—Esa libreta solo ha sido la gota que colmó el vaso, para que te dieras cuenta de que soy un mentiroso, porque prefieres creer a una persona que no conoces y que escribió en una libretita que alguien que se ha sincerado contigo y a intentado volver a empezar...

Dipper miró hacia Bill, se dio cuenta de lo imbécil que había sido. Se dejó llevar por el odio.

—Pregúntame lo que quieras saber de esas dichosas anotaciones de Andrew, pero, diga lo que diga, no me vas a creer. Porque nunca me vas a perdonar y, lo entiendo.—Bill se fue hacia la otra esquina de la sala, se sentó y comenzó a juguetear con los trastos que había sobre una pequeña mesita.

Dipper se sentía horrible, no sabía que hacer. Así que decidió cerrar aquella libreta y comenzó ha hacer que estaba escribiendo algo sobre una hoja de papel algo sucia por el polbo.

El silencio los envolvía, hacía del ambiente algo incómodo. ¿Debía dar Dipper la primera palabra? No podían continuar así, ignorandose el uno al otro y, Bill, ya había dicho suficiente. Sus palabras habían sido frías, claras y ciertas. Además, aquel rubio tenía demasiado orgullo como para dar la primera palabra ante aquella situación.

—Bill...—Comenzó a decir Dipper. El rubio no contestó, siguió con la mirada perdida toqueteando un bolígrafo algo curioso.—Bill...—Repitió Dipper. Era en vano, se levantó. Atravesó la habitación intentando esquivar todos los objetos desordenados que se encontraban en el suelo y, una vez al lado del rubio repitió.—Bill...—Otra vez silencio.—Joder Bill, no lo hagas tan difícil...—El rubio no respondió.—No sé si me estás escuchando o no... Pero solo quería decirte que... En fin... Lo siento, he sido un imbécil. Antes de enfadarme contigo debería de haberte preguntado sobre lo que estaba escrito con más calma. Tenias razón... No confiaba en ti, pero prometo a partir de ahora creerte en todo lo que me digas y no dejarme llevar por la rabia... No te obligo a nada, pero si quieres... Podrías contarme qué pasó realmente...

El silencio embolvió la sala de nuevo, Dipper suspiró y cuando estaba a punto de voltearse para volver a sentarse en el escritorio la voz del rubio se pudo escuchar.

—¿Y qué quieres saber exactamente, Pino?

—¿Besaste a Andrew?—La pregunta se escapó de los labios del moreno. Bill asintió.

—Supongo que creí que podríamos tener algo... Estaba aburrido y... No sé por qué lo hice exactamente. ¿A qué viene esa pregunta Pino? ¿Estabas celoso?—Dijo Bill con aquella sonrisa que lo caracterizaba.

-¿Q-qué? ¿Yo? ¿Por qué iba a...?

—Porque tal vez pensabas que os besé a los dos por la misma razón...—Lo interrumpió Bill. El calor subió a las megillas de Dipper.—... Y en eso estás muy equivocado.—Bill se levantó de la silla.

Nada es imposible || BilldipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora