Capítulo 37

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Quería gritar, quería salir corriendo, quería desaparecer y no volver a ver esta gente nunca en mí vida, quería estar en mi departamento acostada en mi cama con un rico té, sin preocupaciones, solo las regulares del trabajo, quiero devolver el tiempo y no haberme topado nunca con ninguna de estas personas, me duele admitir que si no hubiese conocido a Ryan nada de esto me estuviera sucediendo, pero es irónico  pensar que sin él mi vida no tendría sentido fuera monótona y muy, muy básica, pero si me preguntan qué prefiero la respuesta ha de ser muy obvia.

Vuelvo a la realidad, estoy atada a una silla de madera en una habitación con nada de claridad sólo la luz de un par de bombillas que pronto me darán dolor de cabeza. Mi respiración es pesada y mi pulso está bajo lo sé por el bombardeo pesado de mi pecho.

-Bien -. Reyna está sentada en una silla al frente mio. -Quiero proponerte algo, nada más.

Podía escuchar mi respiración pesada por toda la habitación, ella tenía la pistola encima de su cama, tragué en seco al recordar ese momento, antes pensaba que si le disparaba a Hannah iba a sentir el control en mis manos, pero no, instintivamente doy una sonrisa triste para mis adentro, siento que ahora nada está en mis manos.

-Mi propuesta es la siguiente, escúchame bien. Te ayudaré a escapar si tu hablas ante el juez defendiendome y hablando bien de mi. Como eres buena ciudadana tú palabra podría reducir los posibles diez años de condena a cuatro o cinco, tú tendrás tú libertad y yo mis años reducidos en una cárcel para mujeres. 

-Acepto, pero con una condición.

-No puedo ayudar a Ryan también, me arriesgaría demasiado.

-No tiene el corazón para salvar a su propio hijo, que pena me dá. -siento ganas de llorar, pero no lo haré.

-Tómalo o déjalo. -habla claro.

-No voy a dejar a Ryan; Reyna, él me ha salvado así que yo no pienso dejarlo aquí.

-Tú estás segura que sientes amor por un delincuente, ¿no creas que tal vez sea agradecimiento, pena?

-Llámelo como quiera, yo estoy muy segura.

-Pues...te daré hasta mañana para pensarlo, no creo que ahora mismo estés usando el razonamiento. -Me observa de arriba abajo y sale de la habitación azotando la puerta.



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Luego de que llegara a desatarme una hora después, estoy analizando la situación, y estaría mintiendo si digo que no me preocupa un poco, sólo un poco, el estado de Hannah, Me escabullo mientras ellos estan abajo y llego hasta el cuarto de Ryan quien está sentado en su cama desconcertado.

Su cuarto es muy normal, como el cuarto de un adolescente ordinario, tiene el fondo pintado de azul marino con un colorido grafito de su nombre, fotos de videojuegos, un ordenador, closet, cama en el centro.

Corro hasta él incluso sin haber cerrado la puerta aún, lo abrazo con fuerzas cayendo ambos abrazados encima de su cama, me suelta se levanta y cierra la puerta, traer una bermuda color piel, unos tenis que se le ven cool y una polera negra lisa, me observa y pone su mano en la cien haciendo una mueca de dolor.

-¿Estás bien?

-No. Hannah me ha inyectado un tranquilizante y aún me siento aturdido -se sienta en la silla frente a su ordenador maldiciendo por lo bajo.

Al parecer no sabe lo que pasó allá abajo, estaba dormido. Trago grueso, no creo que sea prudente comentarle que le he disparado a alguien, por ahora, le tomo la temperatura y está estable, seguro tiene los síntomas instantáneos, mareos, dolores de cabeza y pesadez.

INTRUSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora