«Tres.»

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El agotamiento físico me estaba sobrepasando. En cualquier momento me desmayaría. No comía bien, no bebía mucha agua, dormía tres horas diarias y sentía que me desfallecía cada vez que daba un paso. 

Soonyoung lo sabía, pero no podía hacer mucho. No podía llevarme a su casa ni él venir a la mía. Sólo podía animarme con un poco de comida o cosas así. No era mucho, la verdad. 

Era por la tarde. 

Estaba en la biblioteca, leyendo un libro sobre leyes y anotando lo que el profesor pidió para poder seguir en la materia. Mis ojos se cerraban y mis oídos se ensordecían. Me recosté encima de mis apuntes y de a poco cerré los ojos. 

No pasó mucho tiempo cuando una persona estaba a mi lado mirándome con ojos encantadores pero gatunos, como si fuera uno de esos gatos que te roban hasta los suspiros. Su perfume como en nuestro primer encuentro, ese olor que tuve que marcar en mi olfato para la próxima vez que nos viéramos. Estaba en frente y ni siquiera podía creerlo. 

—Buenos días estudiante agotado llamado Minghao.—Su sonrisa se formó cuando ambos nos levantamos de esa pose en la mesa sentados con nuestros brazos bajo ambas cabezas. Bostecé para luego sentirlo más cerca.—¿Qué haces aquí? a parte de dormir claro. 

—Estaba estudiando.—Suspiré frustrado, mirando el horizonte y sintiendo los párpados pegados por el sueño corto que me di.—Se supone. ¿Qué buscas?

—A ti.

—No juegues, no tengo juegos que jugar en mi vida.—Bufé, sin mirarlo, tomando otra vez mi lápiz de color verde para destacar palabras, escribiendo cosas que veía en mis papeles. Su mirada fija en mi, relajada pero ambigua, sin demostrar nada, era indescifrable. Era un enigma, como un barco en tinieblas. No podía ver más allá de mi nariz, porque no expresaba absolutamente nada.—Basta de jugar contigo. Cómprate un juguete en otro sitio, porque yo no estoy disponible para esas cosas...—Su boca se abrió cuando terminé de hablar

—¿Ya te desquitaste?—Su sonrisa coqueta no me daba buena espina. Estaba intentado protegerme, activando el protocolo de autodefensa. Pero sus ojos eran demasiado hipnotizantes. Yo era un barco perdido en las tinieblas, seguro de sí mismo, hasta que veía unas rocas con sirenas. Él era como las sirenas con esos hermosos cantos que bendecían mis oídos.—Puedo hacer algo más que jugar contigo.

—¿Admites que quieres jugar conmigo?—Su lengua se mordió. Procedió a pasar su lengua por sus labios, mirando a todas partes menos a mi. Mis ojos seguían con cautela todos sus movimientos, cada centímetro que se movía. Lo que sea. Me sentía completamente atraído por la curiosidad de esto. De saber para qué me necesitaba, o si en verdad lo hacía, o era un capricho más en su lista. No lo conocía pero sabía que era ese tipo de chico. Espero equivocarme.—Dime algo.

—No te diré nada.—Tomó mi mentón, atrevidamente.—A menos de que quieras que te haga algo más. 

—¿Qué es "algo más"?—Mi corazón estaba acelerado con sus ojos sobre los míos.

—Algo más sería por ejemplo no estar en una biblioteca aburridos estudiando...—Miró los papeles, yo me alejé un poco, y me centré en los papeles. Sentía las orejas ardiendo. Lo sabía, no podía hacer que se acercara a mi. Peligro, era lo que gritaba sus ojos. ¡Corre! mi cerebro me lo repetía.—¿No te apetece?

—No sé si es lo correcto.

—No existe lo correcto. Es solo nuestra moral la que decide todo.

Me quedé procesando eso. Pero su mano subió sin pedir permiso por mi pierna. No sabía como reaccionar, pero sólo me alejé un poco más con la silla. Cuando me di cuenta, él estaba mirándome con ojos demasiado coquetos, como si estuviera... No lo sé. 

—Basta, necesito estudiar.

—Vale, lo entiendo. Nos vemos.—Su cabeza dejó caer varios cabellos.—Cualquier cosa, búscame cualquier día aquí. Me gusta este sitio.—Sonrió. Primera sonrisa que no tramaba nada detrás. O eso al menos era lo que sentía.—Hasta luego Minghao. 

—Hasta luego...

Quedé atónito cuando el otro chico de la otra vez llegó pasando su brazos por sus hombros. ¿Había visto todo? Quizá. 

Intenté distraerme estudiando, haciendo que se volviera más fácil mi estudio o concentración. Pero era inútil. ¿Qué buscaba conmigo? no lo entiendo, no tengo nada interesante, como para que alguien tan demandante como él me fuera a buscar o pedir algo. Esto estaba saliendo de mis manos, y habían rumores de él. Mucha gente decía que su nombre real no era el que decía de sus labios, otros que estaba en cosas bastante turbias y extrañas. Prefería abstenerme de escuchar esos rumores, para mantenerlo con sólo ese nombre. Rumores.

Me sentía inseguro en este sitio. Así que tomé mis cosas. Todo, mis papeles, mi lápiz verde, el negro, la mochila y hasta mi dignidad para no dejarla atrás en este acontecimiento tan extraño.

Me moví rápidamente a un lugar que conocía bastante bien. 

Era oscuro, y un poco recóndito. Estaba acostumbrado a estar ahí cuando no tenía donde ir. Era detrás de un edificio antiguo que nadie ocupa. Era opaco y bastante oscuro. Me gustaba porque era fresco pese la humedad que inflaba levemente mi cabello. Me sentaba apoyando mi cabeza en la pared gris, encima de una caja de madera donde seguro guardaban cosas. Estaba cómodo, y me dediqué a leer un libro para seguir manteniéndome concentrado. 

Sentía el viento correr, agitando mi cabello. Parecía que fuese a llover. No quería que eso pasara. No estaba lo suficientemente abrigado como para eso.

Pero daba igual. 

Seguía leyendo. Estaba intrigado. 

Cuando sentí un ruido cerca de mi, me levanté. Dejé mis cosas a un lado y me aproximé a ese ruido, o por lo menos para saber de donde provenía. Parecía que fueran cajas moverse. Era raro.

Pude escuchar unos pasos, pero cuando fui corriendo a esa parte, no había nadie, sólo habían un par de ratas rebuscando en la basura. 

Quedé extrañado. Me moví un poco para ver si encontraba alguien o algo más. Y cuando vi una de las cajas, vi como esta tenía un signo raro, con pintura, con pintura en aerosol bastante negra. Tenía sólo una letra escrita "D". Me quedé pensando, pero solté la caja. Sólo me quedé pensando en qué se refería con una "D". No conozco a nadie que tenga un nombre que empiece con "D". Ni tampoco nada relacionado.

Además. ¿Por qué se molestaría en hacerlo justo a mi lado?

¿Qué tengo que ver con esto?

¿En qué me metí sin quererlo?


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