La cafetería era un lugar bonito y acogedor, en una gran ciudad realmente era increíble encontrar un lugar tan pintoresco y acogedor.
Can nunca en su vida había pisado esa cafetería, por lo que observo cada detalle con gran entusiasmo. Siempre que salía con Pond iban a los parques ya que a ninguno le agradaba quedarse sentados en el lugar siendo observados todo el tiempo. Can era tan conocido por su familia que todo el mundo se creía con el derecho de juzgarlo por como vestía, por como comía, entre otras cosas.
Ambos se sentaron al lado de una ventana guardando silencio, ambos se dispusieron a mirar la carta que estaba sobre la mesa.
—Este lugar es muy bonito — Can terminó por romper el silencio entre ellos, cuando el mayor fijó su mirada en él rápidamente añadió. —Muchas gracias por haberme invitado.
—No hay problema, podemos venir aquí más seguido si quieres — Can simplemente asintió con la cabeza, estaba por añadir algo más cuando la camarera apareció dispuesta a tomar su orden con una gran sonrisa. —Puedes traernos dos cafés con dos medias lunas cada uno.
Can no tuvo la oportunidad de pedir y elegir por su cuenta, pero aquello no le disgusto del todo, pero si le dejo con una sensación amarga.
"Tal vez es algo a lo que este acostumbrado" pensó y trato de dejar de lado aquel mal sabor en su boca.
Cuando la camarera se fue nuevamente se instaló un silencio entre ellos; Can trataba de no hacerse ilusiones, el castaño lo había invitado, pero eso no quería decir que estaba pensando en un matrimonio.
—¿Así que te dedicas al arte? — Tin preguntó, interesado quizás en saber algo más del pelinegro. Can asintió en respuesta.
—Si, mi padre quería que me dedicará a estudiar derecho, al igual que mis hermanas, pero eso simplemente no me interesaba — respondió recordando la gran discusión que tuvo con su padre por aquella decisión.
Fue sin duda una experiencia amarga, llena de insultos y gritos pero al final se había quedado con algo que él amaba hacer: el arte.
La tarde en la cafetería se habían dedicado a hablar mayormente sobre Tin, sobre sus negocios, sobre su empresa y temas triviales, aunque Can dejaba que el mayor hablase para no molestarlo, solo daba su opinión si éste se lo permitía, simplemente se dedicó a escuchar atentamente cada una de las palabras de Tin.
[M O K S H A ]
Se encontraban cenando en el gran comedor, que era frío y no tenía nada familiarizado con la palabra acogedor.
Sus padres hablaban con Tin sobre negocios, temas políticos y deliberaban abiertamente sobre temas que Can no llegaba a entender muy bien; a pesar de estar bien educado a Can no le interesaba la política y mucho menos el tema de las personas sin empleo, él solo quería una cosa: amor, por muy egoísta que sonase.
—Escuché que saliste a pasear con Can — de repente su madre llamó la atención de todos en la mesa, con una simple frase. —¿Piensas casarte con él?
Aquello sin duda nadie se lo esperaba, Can no había hablado en ningún momento desde que llegaron de la cafetería, no había tenido la oportunidad para contarles que tal le fue, aunque claro estaba que a sus padres no les hubiera interesado en lo más mínimo quería hacer el intento.
—Sí, quiero casarme con su hijo.
A los ojos de Can, Tin era como su héroe, se había fijado en él, lo había considerado una opción y por fin estaba deslumbrando la oportunidad de amar y ser amado, tanto como él lo deseaba, Tin era el héroe que lo salvaría de la soledad, Tin debía ser su héroe.
Tres meses después
Su madre se había encargado de planear su boda. No tuvo la oportunidad de elegir ni siquiera el color de las decoraciones y Tin no parecía interesado en querer intervenir en algún detalle.
La relación con sus padres había mejorado, no en gran escala pero al menos lo saludaban y trataban de hablar aunque sea un poco, no era mucho pero era suficiente para tener contento a Can. Sin duda aquel matrimonio estaba trayendo consigo cosas positivas a la vida de Can.
Tin parecía más ocupado con su trabajo y sus negocios que casi nunca veía al menor, pero eso no le importaba a Can, las pocas veces que lo veía sentía que era suficiente, ya tendría mucho tiempo para verlo cuando estuvieran casados.
No hubo una declaración, no hubo una cita, no hubo esos romances que tanto leía y anhelaba, pero confiaba que cuando estuvieran casados las cosas cambiarían.
La fiesta se celebro en su casa, en el amplio patio trasero, con visitas de personas poderosas e influyentes; Can prácticamente tuvo que pelear con sus padres para poder invitar a Pond, aunque se llevó un disgusto por parte de las palabras de su padre, al final terminó por ceder e invitar al único amigo de su hijo.
Ahora, Pond acompañaba a Can en la sala, quien trataba de tranquilizarlo ya que el pelinegro estaba demasiado ansioso y nervioso, porque había desarrollado sentimientos por el mayor, lo poco que conocía de él era suficiente para Can, pero no para Pond.
—Hermano, aún estas a tiempo de echarte para atrás, tu prometido da miedo hasta cuando respira — Pond llenaba un vaso con agua para entregárselo.
Can rápidamente tomo el agua antes de negar con la cabeza y tomar su muñeca de trapo entre sus manos y acariciarla con ternura.
—No lo conoces Pond, él es bueno, yo lo sé, por favor apóyame en esto, nunca te has separado de mi lado no lo hagas ahora — Can miró con ojos suplicantes a su amigo.
Pond suspiro antes de asentir con la cabeza y dedicarle un gélida sonrisa a su amigo, no tenía mucho que decir, ni siquiera podía oponerse, por más que no le gustara aquel tipo, a su amigo si le gustaba; la forma en como le miraba expresaba más que sus palabras. ¿Quién era Pond para romper las ilusiones de su mejor amigo? Solo eso, un amigo, que sus padres aún no aceptaban.
Cada vez que Can hablaba sobre Tin su mirada brillaba, sus mejillas se tornaban rosadas y podía jurar que hablaba con tanto amor y entusiasmo que no se veía capaz de matar esas ilusiones.
Cuando llegó la hora todos miraban a Can y él solo podía sonreír. Ahora él era el centro de atención, él sería realmente feliz una vez que ambos estuvieran casados, de eso no tenía la menor duda.
Pero cuando sus ojos se encontraron con los de Tin, dudó. Su mirada era tan fría y carente de emociones que hizo flaquear su valentía, pero no se hizo para atrás, sabía que tal vez podría conocerlo a medida que su matrimonio avanzara.
Algo era real entre esa farsa, Can no tenía ni idea de con quién se estaba casando.
Can ignoraba totalmente que los ojos eran la ventana al alma y que al lado de Tin le esperaba un verdadero calvario.
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Moksha (TinCan)
Fanfic"¿Cuánto puedes ser capaz de soportar?" Can conocerá el infierno al ver la verdadera cara de Tin, aquella cara que estaba a la vista de todos pero él ignoraba. Advertencia: Es M-preng, contenido homosexual, TinCan, contenido sensible, lenguaje fuer...