II

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Un año después

–Mmh...ah...–sus piernas se abrieron un poco más en la cama de aquel Pent House –Ah...

Aquellas manos bronceadas acariciaban su espalda y piernas, las caderas chocando, aquella dura erección entrando tan profundo, saliendo y entrando de el, tan lento.

–Ah... Andrés...- gimió, su rostro oculto en la almohada, su cuerpo subiendo y bajando en la cama –Cariño...

Las ropas tiradas al final de la cama formaban parte de la colección de veces que aquel lugar tenía recolectando desde hacían cinco meses.

– Joaco...te extrañe tanto, tanto...–susurro Andrés, bajando para besar aquella espalda de tonalidad un poco más clara que la propia.

–Andrés... – Joaquín se colocó sobre sus rodillas para que su espalda chocará con aquel fuerte pecho.

Su celular estaba lleno de fotos de ellos dos,  una docena de ellas cuando Andrés se puso a jugar con la cámara al terminar de hacer el amor.

Hacer el amor.

Hasta el año anterior, Joaquín jamás pensó que podía experimentar aquello, pero una discusión y gritos por parte de Emilio, lograron que los brazos de Andrés se llenarán por completo del chico a quien tanto amaba.

–Un poco más, sólo un poco...– jadeó Joaquín, moviendo su trasero al ritmo de las embestidas, Andrés le giro el rostro y beso sus labios – Mmh...Mmh...

Por el momento la solución había sido aquella: juntarse a escondidas, ser amantes.

– Joaquín...

– Andrés...

Y ambos llegaron al orgasmo al mismo tiempo. Joaquín fue acostado suavemente en aquella cama, entre los brazos de Andrés.

–¿Andy? –susurró, sintiendo aquellas manos acariciar su cintura.

–¿Qué sucede cariño?

–Voy a pedirle el divorcio a Emilio, tengo las copias listas –susurró y se ganó pequeños besos por su cuello y brazo.

–Podremos estar juntos...–sonrió Andrés, abrazándolo contra sí.

–Siempre –Joaquín se giró para verlo a los ojos.–Siempre juntos mi amor.

Andrés repartió besos por su rostro, por su cuello, por su pecho, ganándose risas y caricias de un Joaquín alegré.

En aquel tiempo transcurrido, Andrés volvió a hacerlo vivir nuevamente.

Joaquín comenzó a arreglarse mucho más, a estar más "reluciente" su cuerpo también cambio, y su carácter por igual.

Ahora que tenía a alguien a quien amar y lo amará, Joaquín se sintió más fuerte, más resistente.

Una hora después, mientras Emilio estaba en su oficina, escucho la puerta cerrarse.

–¿Debo molestarme siquiera en verte? –habló, sabiendo quién era.

Y entonces, varias copias cayeron en la mesa, sobre el teclado de su computadora.

La palabra "Divorcio" fue lo primero que Emilio vio antes de levantar la vista con una sonrisa ladina.

– ¿Te quieres divorciar? ¿De mi? –preguntó burlón –¿Aquel estúpido que juega a amarte te llenó la cabeza?

Joaquín tenía el cabello desordenado dejando ver los chinos que se le formaban en la parte alta, su ropa estaba más ajustada. Emilio se había percatado de que su trasero había crecido.

–No es ningún juego. Amo a ese hombre y no hay excusa para nada –respondió Joaquín

–Te has vuelto demasiado maleducado – gruñó Emilio, tirándose en su silla hacia atrás, cruzando los brazos –Debería darte un escarmiento.

–¿Más de lo que ya lo has hecho? –Joaquín río y Emilio elevó una ceja.

¿Desde cuándo el niño estúpido con el que se casó se comportaba de aquella manera?

–Joaquín– habló entre dientes.

–Yo no te amo y tú a mí tampoco.

–Si nos divorciamos tú no recibirás ni un céntimo de tu herencia. Recuerda que el trato de matrimonio incluía ser dueño de Lovely, con todos sus activos siempre y cuando la lleve al éxito.

–No quiero un centavo –Joaquín se paró firme.

–¿Y de verdad crees que podrás entretener a ese tipo? – Emilio se levantó del asiento para caminar alrededor de él –Jodiendo todo el rato, mirate Joaquín, ¿Que podría verte? Cuando te saque la virginidad ya no querrá verte.

Joaquín río burlesco ante aquella respuesta.

– Te tengo noticias – el castaño se giró para verlo a los ojos – Ya no soy virgen. Me entregué a Andrés hace como cinco meses atrás.

Emilio tomó un honda respiración.

Emilio Osorio nunca usó los puños para manipular, jamás. Lo de él era más, fino y lingüístico.

–Que puto terminaste siendo Joaquín –murmuró Emilio, frente a él – ¿Qué pensarían tus padres de su niño perfecto? Imagínate, ahora qué están orgullosos de ti y te lo dicen, deben enterarse que su hijo no se ha entregado a su marido para la consumación de su matrimonio pero si a un rival de sus corporaciones. Muy inteligente Joaquín.

–Mis padres seguirán estando orgullosos de mi.

–¿Te olvidaste por qué te casaron? – Emilio caminó hasta detrás de él para susurrarle en el oído.– Tú sin mí no eres nada.

– Eso es mentira –habló Joaquín.

–Sólo piénsalo, es verdad, no has podido llevar la empresa al éxito sólo, yo lo hice. Tú no pudiste –le susurró y Joaquín perdió un poco de seguridad.

Mátame LentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora