XXI

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Bienvenidx al final.

UN AÑO Y SIETE MESES DESPUÉS.

Emilio se había sentido perdido todos esos años. Cuando firmó el divorcio aquella noche del viaje sintió que hacía lo correcto.

Lo correcto para su vida: Joaquín.

Lo correcto para la mierda de su alma: él mismo.

Había destruido a Joaquín de mil maneras diferentes, jodiendolo, amenazándolo... ¡Por favor, si estuvo a punto de prostituirlo!

Tragó saliva y miró hacia el ser que tenía frente a él.

Todos esos años había descargado con Joaquín todo lo que su padre le dejó: golpizas, llantos, odios, remordimientos.

Joaquín no había tenido la culpa de nada pero le había hecho recordar tanto a su madre que sintió que debería alejarlo antes de que los genes fallidos de su padre lo terminaran arruinando.

-Ignorante- se murmuró.

Y lo había sido. Tratando de alejarlo lo destruyó más y el viaje a Malta le hizo verlo.

Suspiró mientras sentía unas manos en sus hombros.

-¿En qué estás pensando?

-En todo y en nada- murmuró.

Aquel perfume tan bien conocido hizo a Emilio sonreír. Ahora usaba lentes, lentes que siempre terminaban en el bello rostro de su... marido.

Como ahora.

-A veces me gusta que tengas miopía- le habló, agachándose para besar su hombro- Te ves sexy con lentes.

Joaquín oficialmente había terminado con Andrés después de aquella noche en que Emilio volvió.

Para la gran sorpresa: Andrés era su cuñado. Se había colado por Alex.

-Ya deja de torturarte- Joaquín picó suavemente su cabeza.

Ahí, donde antes había moretones, ahora había regado besos y caricias.

En su rostro, en el que antes había un gesto aterrado, ahora era puro amor, puro y completo amor.

-Todo terminó- Joaquín se sentó a horcajadas sobre él y sus manos grandes acariciaron sus piernas por debajo del pantalón que le llegaba hasta las rodillas

- Ahora eres tan diferente..

-Soy yo- murmuró Emilio, sonriendo y acariciando su mejilla- Has calmado la parte que más odio de mí.

-No eres como tu padre, nunca lo fuiste.

-Opinabas diferente antes.

Joaquín le hizo una mueca y Emilio elevó una ceja antes de tirarlo a la arena y comenzar a hacerle cosquillas.

-Para... para...- habló entre carcajadas y Emilio se detuvo antes de quitarle los lentes y agacharse para devorarle la boca. Un beso profundo, con lenguas, mordidas, lamidas.

-Oh dios...- jadeó Joaquín cuando sintió las caderas de Emilio mecerse contra las propias

- No hagas eso...- susurró cuando su marido besaba su cuello.

-No quieres decir eso...- murmuró y comenzó a bajarle los pantalones junto a sus bóxers- Sabes que no.

Marcó su cuello y las piernas de Joaquín lo rodearon.

Unos segundos después, Emilio disfrutaba del apretado calor de Joaquín.

Aquellas manos estaban en su espalda baja, las caderas de Emilio se movian dentro y fuera.

-Sí... sí...- Joaquín había dejado pequeñas marcas de sus dedos en la arena mientras cerraba los ojos.

A Emilio le encantaba torturar su próstata porque lo volvía loco.

-¿Me amas?- gimió Emilio y Joaquín lloriqueaba mientras asentía

- Dilo...- y lo embistió, lo hizo duro; entrando tan profundo.

-Sí...- gimió, arqueándose hacia él. Arqueándose bajo el sol de las costas de Hawaí, en su luna de miel, en la isla privada que Emilio le regaló.

No importaba el dinero, no importaba el pasado..

Solo el amor entre ellos, que era eterno.

FIN

Y Llegamos al final de esta gran historia. Primero que nada quiero agradecerle a @VK_shipper97 por permitirme adaptar esta hermosa historia. Y a ustedes por tomarse el tiempo de leerla.

Gracias.

Y si pueden, pasen a mis otras historias, no se van a arrepentir. :)

Mátame LentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora