Esa noche me acariciaste el pelo, sentí como tus dedos escondían lentamente mi pelo tras la oreja. Después me abrazaste por la espalda como si quisieses unir cada pieza de mi.
Al día siguiente se lo conté a todos. Nadie me creyó.
Y no me extraña.
Todos vimos la dirección de la bala aquel día.
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Aunque caigamos
ŞiirAquí encontrarás varios poemas y frases en los que te puedes refugiar cuando con las personas no, por que todos merecemos un lugar donde estar a salvo. Aunque caigamos. Todos los derechos reservados.