Capítulo 1

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Habían pasado... ni siquiera lo recuerdo con exactitud, estábamos en el jardín del niños, y después de tanto tiempo estaba acostumbrado a todo, menos a...

— ¡Román! —gritó Svetlana a tiempo que se colgaba de mí como si yo fuese una especie de animal.

— ¡Hey! —exclamé, ya que a causa del impacto provocó que casi se diera de bruces contra el pavimento—. Ten cuidado —dije mientras ella ponía hacía un puchero y quedaba casi a medias acostada en el pavimento.

Ella sabía que podía chantajearme con eso y lo peor... lo peor era saberlo y después sentirme culpable cuando ni siquiera había razones para sentirme así, pero era justo así como funcionaba lo nuestro.

—Andas malhumorado nene —se quejó mientras se incorporaba y acomodaba su chamarra.

Mi nombre es Román Dementiev —no "nene"—, y la chica que acababa de hacer un espectáculo en plena calle era Svetlana Belikov,  mejor conocida también como Svety, es mi mejor amiga y ambos nacimos en Rusia cuando decidimos mudarnos de país.

— ¿Adónde vas? —preguntó Svety mientras me miraba y colocaba ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

—Iba a la empresa ¿Y tú? —comencé a caminar a tiempo que ella me seguía.

—Pensaba invitarte a almorzar, ya sabes que...

— ¡Oh, ni me lo recuerdes! —respondí en tono malhumorado y no era para menos, era mi cumpleaños y yo odiaba mi cumpleaños.

—Pero sabes que no me importa que no te guste, todos los años vamos a almorzar, por favor, por favor —suplicó colocándose frente a mi para detener mi andada.

—Svety yo...

—No vayas a trabajar, por fis —usaba esa palabra que tanto me daba risa, no pude evitarlo y solté una gran carcajada, ella comenzó a reír también aunque su risa era más como de alivio.

—Está bien —cedí ante su famosa palabra—, y en cuanto a ti. ¿No fuiste a trabajar?

—No, me tomé el día —respondió tajante mientras se mordía el interior de su boca.

—Svety no puedes hacer eso, finalmente tienes un buen trabajo.

—Sí y tengo al mejor jefe del mundo —añadió con sarcasmo.

Por un momento olvidé lo ingeniosa que podía ser, había decidido liarse con su jefe editor para obtener la primera plana, cosa que no me gustaba porque podía tener un mejor trabajo y no por nada había decidido estudiar relaciones internacionales; claro que lo mío eran las finanzas cosa que ella no entendía aunque se lo explicara un montón de veces.

— ¿Y mínimo ya te acostaste con él? —pregunté al notar que ella reía a lo cual enseguida cambió su reacción.

—Por supuesto que no, solo hemos llegado a besos y caricias superficiales, no pienso soltarle esto—se nalgueaba a si misma—tan fácilmente —sin previo aviso agarró mi mano y prácticamente comenzó a correr sin darme siquiera un respiro.

***

—Juro que amo este restaurante —dijo Svety mientras tomaba su limonada y miraba hacia todas partes.

—Hacen platillos exquisitos —añadí mientras bebía un delicioso vino.

—Aún no entiendo ese gusto tuyo por el vino, tiene un sabor muy fuerte en mi paladar.

—Porque no has encontrado el que te guste, el que te haga despertar muchas sensaciones —recité mientras me quedaba viendo fijamente.

Sí había algo que me gustaba de Svety era ese par de ojos azules como el cielo, tan claros, tan abiertos, ella era un libro abierto ofreciendo todo y a la vez nada.

La culpa la tuvo el vino [Concurso: "Hazme reír, cosa"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora