Quería que mis manos se deslizaran sobre ella, pero en ese momento yo estaba prácticamente congelado, Karina parecía gritarme, pero a mis oídos no les llegaba ningún sonido, tal vez solo estaba cayendo en espiral porque esta vida de diversión ya había llegado a su fin.
— ¡ROMÁN!
—Lo siento, creo que hoy no... no me siento bien —farfullé al sentirme repentinamente mareado.
Karina puso mala cara pero se mantuvo firme y recobró la compostura.
—Será mejor que me vaya, o ¿Quieres que me quede?
—Lo siento —sabía que decir eso era igual a decirle "Vete" pero tenía que entender que si esperaba un romance salido de la nada yo no era el tipo indicado.
—Nos vemos, cualquier cosa te dejo esto —dejo una tarjeta de presentación sobre la mesita de centro—, por si al rato te sientes mejor —sonrió a mucho esfuerzo y salió del departamento dejándome mareado por tantos sentimientos encontrados en un segundo.
Svetlana siempre había sido mi amiga, siempre habíamos estado juntos incluso para llorar y pasar los tragos amargos de la niñez, adolescencia y demás. El celular comenzó a sonar y mi corazón hizo un rápido traqueteo en mi pecho.
—Svety.
—Creo que debemos hablar, ¿estás en tu casa?
—Sí estoy aquí... ¿y sobre qué debemos hablar?
—Ah, por lo de hoy, quiero hablar seriamente contigo, hombre, sabes que no me gusta disculparme por el teléfono... ¿puedo ir o no?
Así que ella también se sentía mal por todo esto, pero no era ella quien se mostraba confundido por sus sentimientos ahora.
—Sabes que puedes venir —dije tal vez un poco emocionado.
—Llego en cinco minutos —Y colgó.
Ahora tenía que estar más o menos decente y fingir que tal vez nada pasó, pero... ella se había encontrado con su ex, preguntarle presumía que estaba siendo demasiado metiche y no quería que ella pensara cosas raras como el hecho de que... estaba celoso.
Sonó el timbre y abrí automáticamente. Que me parta un rayo pero no esperé verla así.
Svety tenía los ojos llorosos, rojos e hinchados, sus ojos azules se veían tan brillantes y me entró un sentimiento de culpa, bastó un segundo y Svety prácticamente me abrazó con tanta fuerza que creí que mis huesos se romperían, pero mi cuerpo comenzaba a reaccionar de otra forma y tuve que ser discreto al alejarla.
—Román de verdad lo siento yo... —comenzó a llorar— creo que he sido muy egoísta y siempre ando pidiéndote consejos o utilizándote, pero no lo hago en mal plan, simplemente quiero que alguien me defienda, eres mi amigo y tal vez no debería pedirte esas cosas es solo que... Quiero que alguien me ame de verdad.
Mi corazón literal se rompió, Svety solo me veía como su amigo y no era para menos, sabía que la amistad era lo único que nos sostenía en esta vida.
—Tranquila —la abracé y tuve que fingir indiferencia ante lo que acababa de mencionar—, esa persona llegará, pero a falta de ello créeme que me gustaría defenderte de todos tus estúpidos ex amores.
Svety comenzó a reír pero su cara estaba hundida en mi pecho, tal vez solo debía estar ahí para ella, tal vez ahora me daba cuenta que la necesitaba más, que ella a mí, pero todo eso nunca lo iba a saber.
—Lo siento, ya te llené de mocos —dijo riendo mientras trataba de limpiarlo.
—No me digas que has estado llorando todo el día.
ESTÁS LEYENDO
La culpa la tuvo el vino [Concurso: "Hazme reír, cosa"]
HumorRomán y Svetlana han sido mejores amigos desde el jardín de niños, sus amigos creen que parecen más hermanos que amigos, sin embargo, para los amigos de éste, Svetlana es una molestia. A pesar de las cosas que se murmuran a su espaldas, la realidad...