Capítulo 8

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POV SVETLANA

***

Colgué antes de que mis tontos sentimientos se hicieran presentes, el helado de vainilla era mi único consuelo y mis amigas comían palomitas en la sala mientras veía una tonta película de amor.

— ¿Qué ocurrió? —preguntó Hanna mientras se engullía palomitas sin dar oportunidad a terminar de tragar las que ya tenía a medio mascar.

—Era Román, se irá hoy de viaje —dije mientras traía conmigo el frío pote de helado de vainilla.

—Uh, tú...

—Cállate —farfullé mientras me hundía en mi sofá favorito—, acuérdate que les prohibí hablar del tema.

—Ha pasado un mes, Svety —señaló Carly—, un mes y aunque trates de pretender que no pasó nada, pasó, y no fue culpa de él.

—Ya lo sé —musité con helado en la boca—, es sólo que es un poco vergonzoso, siempre nos hemos llevado como hermanos y ahora... bueno...  de pronto ya estábamos juntos en una cama, no sé... sigue siendo vergonzoso.

— ¿Y de verdad no te acuerdas de nada? —preguntó Hanna mientras arrugaba sus horrorosas cejas, pareciéndose un poco al personaje de Helga de Hey Arnold.

No quería hablar de eso con mis amigas cuando ni siquiera era capaz de hablarlo con Román, pero si me acordaba... un poco. Su boca era increíble, era un buen besador, ahora entendía porque era un cotizado entre las mujeres, tenía ese porte, elegancia y era todo un galán. Y en la cama... ¡Uf!

—Alguien está pensando de más —canturreó Carly mientras se reía como si fuese un cerdito.

—Shht —arrojé un cojín a Carly quien en su defensa saltó y una palomita se le atoró. Fue chistoso pero no tan chistoso cuando vimos que su rostro cambió de color. Hanna corrió por agua y aplicó sus conocimientos de primeros auxilios hasta que Carly terminó arrojando la palomita llena de babas en la alfombra.

—Todo es tu culpa —se quejó Carly tosiendo y con lágrimas en los ojos.

—Sí claro —respondí mientras seguía comiendo helado, tenía demasiados antojos y me di cuenta cuando vi mi congelador lleno de botes de helado. Bueno, todo es para mí, pensé.

Mientras Carly dejaba las palomitas a un lado, Hanna se las devoraba todas, la película estaba medio divertida, nos arrancaba risas pero mi mente era un caos. Román ocupaba mis pensamientos desde aquel día, y sabía que estaba cometiendo un error. Para Román todas las chicas era sinónimo de diversión, no podía tachar lo nuestro como especial, cuando todo era un error¸ además no existía nada nuestro.

— ¡Hey!—era Hanna quien agitaba la mano frente a mí—, creo que estás muy cansada, nosotras ya nos vamos.

—Lo siento —farfullé mientras me ponía de pie.

—Descuida, descansa —dijo Carly, y las acompañé hasta la puerta. Cuando regresé vi que todo estaba medio ordenado, me había quedado semi dormida sin darme cuenta, podía sentir toda la pesadez en mi cuerpo así que me dispuse a tirarme en mi cama.

Cerré los ojos y me dormí.

***

Las náuseas llegaron a mitad de mi sueño, mi cuerpo reaccionó en arcadas y corrí rápidamente al baño a vomitar, me sentía re mal y estaba media dormida pero tuve que serenarme y darme cuenta que tal vez el helado me había hecho mal, pero recordé que no comía demasiado helado, así que tal vez algo del almuerzo me había hecho mal.

La culpa la tuvo el vino [Concurso: "Hazme reír, cosa"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora