56- Dulce

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—Faltaste al trabajo y pensé que estabas enfermo, así que te traje esta sopa. Te busqué por toda la casa, pero no te había encontrado. Al ver esta abierta, pensé que estarías aquí.

—No buscaste muy bien, porque estaba en la ducha y en ningún momento te escuché entrar a mi habitación. No te quiero aquí— me agarra la muñeca y me hace salir del estudio—. Dame las llaves de mi casa y no quiero que sigas viniendo sin avisarme.

—Somos pareja y no lo parecemos. ¿Qué ha pasado durante estas últimas semanas? Antes solías decirme cuando ibas a faltar al trabajo, teníamos más comunicación, nos veíamos más a menudo, e incluso los días en que estábamos libres, siempre nos encontrábamos y salíamos. ¿Qué ha cambiado? Ahora entro a la casa de mi pareja y veo que tiene fotos de una mujer con otro hombre por todas partes. ¿De qué se trata todo esto? No comprendo nada.

—¿Quieres saber? De acuerdo, te llevaré a una parte— agarra una chaqueta y se la pone.

—¿A dónde iremos?

—No importa, solo ven— subimos a su auto y él manejó. No dejo de mirarlo mientras manejaba. Sus manos se veían temblorosas y su actitud era muy extraña. Se detuvo frente a un restaurante, parecía mucho al de la foto.

—¿Qué hacemos aquí, Kevin?

—Bájate — camina al frente y lo sigo—. Una mesa para dos, por favor— le pide al mesero.

Caminamos a una mesa cerca de la vitrina que da hacia la carretera y pone sus manos sobre la mesa.

—¿Dónde está la dueña de este lugar?

—Está en la cocina, señor.

—Quiero que nos atienda ella.

—Me temo que eso no será posible, señor.

—Dígale que hay alguien que se siente muy impaciente en este momento y requiere de su ayuda, lo más probable ella sepa de quién se trata.

—Vengo enseguida, señor— el mesero baja la cabeza y se aleja.

—¿Me puedes decir que está ocurriendo, Kevin? ¿Por qué estamos aquí y por qué estás teniendo esta actitud? — él no dijo una sola palabra, solo se queda mirando a través de la vitrina hacia la calle. Su mirada estaba perdida.

Minutos después, una mujer se acerca a la mesa. Estaba segura de que era la misma mujer de la foto. En persona lucía mucho más linda y dulce.

—Buenas noches. ¿En qué puedo ayudarlos? — sonríe amablemente, y Kevin la mira.

—¿Cuál es el menú especial para esta noche? — fue directamente a la pregunta y ni siquiera le saludó.

—Esa pregunta pudo fácilmente responderla mi empleado.

—Quiero que la responda usted. Como dueña de este establecimiento, debe también atender a sus clientes. Mi novia y yo tenemos mucha hambre y queremos comer algo que nos satisfaga, pero que a su vez, no vaya a hacernos daño. ¿Lo comprende?

—Tenemos dos platos en el menú especial de hoy; especial perfecto para parejas enamoradas, que estoy segura que les va a gustar. Tengo las costillas asadas y pechuga a la plancha, acompañadas de una salsa de guayaba y mango. Es muy dulce, pero ¿A quién no le gusta las cosas dulces?— acaricia sus labios con el bolígrafo que tenía y Kevin sonríe.

—Tiene toda la razón— me agarra la mano y la lleva a sus labios—. ¿Quién podría resistirse a las cosas dulces? — me ruborizo ante su comentario y miro a la mujer. ¿Cuál es realmente su relación con esta mujer?

—Lastima que hay veces que lo dulce empalaga— se inclina sobre la mesa—, y es ahí donde debes buscar algo mejor— le da un beso en la mejilla delante de mí y Kevin solo se queda en silencio.

—¿Qué tipo de mujerzuela es usted? ¿No se da cuenta de que él es mi pareja? — me levanto de la silla indignada y ella retoma su postura—. Esto es una falta de respeto.

—Existen reemplazos que no aceptan su lugar— sonríe—. Eres muy linda e inocente.

—¿Así que de esto se trata todo, Kevin? — miro a Kevin y él solo la estaba mirando a ella.

—Se me ha quitado el hambre. Este lugar no me gusta. El servicio es pésimo, sin contar el menú que hay. Aparte del incidente que me contaron que hubo hace unas semanas. Gracias por su tiempo, pero me temo que a este lugar no vuelvo— Kevin se levanta de la silla y camina ligeramente hacia la puerta.

—Que vayan bien— la mujer me sonríe y le doy la espalda sin despedirme.

No puedo creer que todo eso haya ocurrido ahí y que Kevin no hizo nada para ponerla en su sitio. Definitivamente ocurrió o ocurre algo entre ellos.

—¿Qué soy para ti, Kevin?— pregunto y se detiene.

—Ven a mi casa mañana en la noche, voy a necesitar tu ayuda.

—No puedes responder, ¿Verdad?

—Puedo, pero no quiero. Vámonos ya— sigue caminando y una lágrima se desliza por mi mejilla. Si todo iba tan bien, ¿Por qué ocurre esto? 

Parte Tres: Emily [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora