58- Interrupciones

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Emily

Llamo a mi padre en varias ocasiones por teléfono, pero aún no había encontrado rastros del paradero de la persona. La ansiedad me estaba comiendo viva. Había decidido que tan pronto saliera del restaurante iría a encargarme de los que faltan, y así si logran dar con el lugar, no puedan encontrar nada. Quería que fuera la última opción, ya que fue muy complicado crear esa sala de juegos, pero supongo que al final, no valió la pena.

—Sra. Emily, la están procurando en el teléfono.

—Ahora no estoy de humor para llamadas.

—Es urgente, señora.

—¿De qué se trata?

—Me informan que al parecer hay un familiar suyo en el hospital.

—¿Familiar?— por un momento me estuvo extraña la llamada, pero al caer en cuenta de lo que posiblemente podría significar, corro hacia el teléfono.

—¿Hola?

—¿Te estás divirtiendo en grande, querida Emily?— escucho la voz de Kevin, y miro a todas partes.

—¿Qué es lo que quieres?

—Debes de saber el motivo de esta llamada, ¿No es así? Un pajarito me contó que hay una bestia hambrienta suelta y quería confirmar si es cierto.

—¿De qué hablas?

—Anota mi dirección. Quiero verte en una hora en mi casa— me da su dirección y la anoto en la palma de mi mano con el bolígrafo. ¿Es posible que esa persona llegó al hospital donde está Kevin? ¿Tan mala suerte tengo? ¡Maldición!

—Sra. Emily, ¿Se encuentra bien?

—Despacha a todos. Cerraré el restaurante. Debo atender una emergencia.

—Lo que ordene, Sra. Emily.

Cierro el restaurante luego de que todos se fueran, para después llegar a la casa de Kevin. He tenido que tragarme todo, con tal de que ese imbécil no juegue otra vez sucio. Tener que soportar que me humille y me manipule como se le da gana, no lo soporto. Ya encontraré una forma de vengarme de ese desgraciado, pero ahora no es el momento. Me recibe aún vestido con la bata blanca del hospital.

—¿Para qué me llamaste?— entro a la casa sin permiso según abre la puerta.

—Deberías ser un poco más educada— cierra la puerta y camina hacia mí con la mano dentro de los bolsillos —. Y bien, ¿No tienes algo que decir?

—Fuiste tú quien me llamaste.

—¿De dónde sacas la carne de tu restaurante? ¿Qué haces para conseguirla?

—Habías dicho que no te importaba.

—No me importaría si no fuera que tengo otra paciente, que lo más probable haya sido secuestrado por ti y por tu padre. ¿Estás encerrando personas ahora, Emily?

—No tengo que darte explicaciones. Si eso era todo, ya me voy.

—¿Entonces no te importa si la persona según despierta habla con la policía? Hasta donde tengo entendido, escuché que reconoce la voz de sus dos secuestradores y uno de ellos es una mujer. Demasiada casualidad y me temo que no creo en las casualidades. Quizá si dices la verdad, yo pueda ayudarte con este aprieto en el que estás, pero mientras sigas con ese orgullo, no llegarás a ninguna parte. Tan pronto la policía llegue a entrevistarlo, no podré hacer nada por ti. No creo que tarden en dar contigo a la que ese sujeto hable, mi querida Emily. Creo que debes pensar en algo pronto.

Parte Tres: Emily [✓] [PRONTO SERÁ RETIRADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora