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Rufina caminaba sintiendo el olor a flores del campo donde se hospedaban, el viento la despeinaba y chocaba con su piel sueve
Sus pies se hundían en el pasto y este hacia contacto con su piel desnuda en sandalias humedeciendola con el poco rocío que había caído a la madrugada, era una linda forma de sentir a la naturaleza
Llevaba una sonrisa en su cara, miraba cada cosa a su alrededor y seguía sonriendo, no podía evitarlo, se sentía una nena que salía de excursión, feliz de todo el espacio para ella sola, bueno, en realidad debía compartirlo con Valentín, pero eso no era algo que le molestara

Valentín caminaba sin mirar mucho el paisaje, no era algo nuevo para el, había visitado Alicante de niño, sentía que conocía todo, que no había espacio aquí que lograse sorprenderlo, no podía experimentar nuevas emociones
Por esa razón quizás le sorprendía que Rufina este tan encantada con el lugar, el no lo veía tan grandioso

El había propuesto este paseo para compensarla por su actitud durante la última semana, había estado muy distante y aunque todas las noches compartían la cena y los capítulos de la seríe de Valentin, sus pensamientos se habían enfocado en Buenos Aires y toda la situación que estaba atravesando su familia
Cargaba con toda la fama de el, y ahora con su desaparición, todo el mundo estaba pendiente de su familia para saber de el
Su madre no le contaba mucho, pero había conseguido un par de diarios de Argentina y noticias de internet

Los titulares y las imágenes de su familia siendo acosados lo llenaba de tanta irá que poco le faltó para ir hasta Buenos Aires y presentarse ante todos, anunciar que estaba bien, que estaba vivo y exigirles que lo dejarán en paz a él y a su entorno
Una llamada de su abuela lo hizo entrar en razón,  y también el hecho que dejar ese lugar era dejar a Rufina también

-este lugar es perfecto -Rufina se detuvo, con los ojos llenos de emoción-

-pense que no eligirias uno nunca -dijo el bromeando-

Dejo en el suelo la canasta donde tenían comida para el picnic que tendrían y otras cosas que Rufina había insistido que llevasen como protector solar y repelente
El le había ofrecido pasar un día de campo, hacer un picnic, algo que le permitiera disfrutar de su compañía, de una buena comida y el clima que era exelente para sus planes pero Rufina creyó que se iban de excursión a la selva amazónica, ni cuando era pequeña había pasado un día de campo, su madre no la dejaba hacer contacto con la naturaleza, era poco higiénico
También traía un bolso termico con cervezas y otra bebidas

-no te quejes, elegí un lugar hermoso, mira la vista desde acá -dijo ella mirándolo con una sonrisa- podemos ver el viñedo, el río, montañas, caballos, podemos ver todo

Lo ayudo con las cosas, quitándole el bolso de lona que debía llevar ella, pero que había terminado llevando el, saco la manta de cuadros y la extendió sobre el pasto

-no me estoy quejando, pero mientras vos jugabas a la novicia rebelde yo traía todo y aunque no me creas tu canasta con comida para una semana si pesa -dijo sentándose cansado- mira mis manos

-dejame verlas -dijo ella acercándome, paso sus dedos por la mano enrojecida dándole calma y el sonrió-

-siempre que mi madre hacia eso terminaba dándole un beso -dijo el intentando ser divertido, pero resultó tentador-

-si claro! Supongo que tendrías cinco años cuando lo hacía, pero ya estás bastante grande para cosas como esas, ya se aclararon, de todas formas mereces un beso por tu monumental esfuerzo -dijo provacandolo-

Se acercó a su mejilla y la beso, solo un par de sugundos

-gracias Valen, me encantó jugar a la novicia rebelde -dijo riendo-

Wos; RendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora