Los ojos de un amor prohibido.
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Aurora la maga.
El fin.
Estaba todo claro, no podía ver más que solitarias montañas y enormes árboles que cubrían estas, sus pies su cuerpo y todo su ser se sentía liviano era como estar en un lugar placentero, miraba al frente sintiendo la brisa más suave de todas y el profundo silencio, escucho entonces pasos tras de él, se giró despacio notando como la silueta difuminada de alguien se acercaba y cada vez se aclaraba más. Cuando por fin reconoció de quien se trataba sus ojos se llenaron de lágrimas, nuevamente al lado de aquella persona se situaba otra silueta más hasta que apareció otra más, eran ya tres personas las cuales le miraban con serenidad y la única mujer se acercó más para sin mediar ni una sola palabra abrazarle con fuerza.
Sintió que su alma dio un enorme respiro al percibir aquel enorme y maternal abrazo, apretó sus manos en la espalda de quien le abrazaba y con suavidad esta misma susurro a su oído.-¿Qué estás haciendo aquí... Gaara?-
-Madre...- Sollozo.
-Tu no perteneces a este lugar... aun no.- Susurro con calma para apartarse un poco y acariciar los cabellos rojos de su hijo, al lado de ambos su padre se posó colocando una mano sobre el hombro de Gaara le dijo.
-No puedes venir aun aquí...-
-Es que...- Corto el pelirrojo.- Busco a mi amigo.-
-¿Tu amigo?- Cuestionaron ambos mirándose uno al otro.
-Ah... Gaara-sama, se refiere a ese rubio.- Expreso por fin la tercera persona que Gaara reconoció como Yashamaru y quien le sonrió diciendo.- El si pertenece a este lugar, hace poco el llego, pero se niega a dejar su cuerpo...-
-He venido para colocarme en su lugar.- Expreso el pelirrojo.
-¿Qué?- Cuestionaron los tres.
-Quiero que el viva... voy a tomar su lugar...-
Los tres se miraron confundidos y susurraron entre ellos, hasta que escucharon más pasos y notaron de quien se trataba, era un hombre de cabellos rubios como los de Naruto era idéntico a él, en todos los aspectos aunque era mucho más mayor y apuesto, observo con fervor al pelirrojo y susurro con voz serena.
-Te lo agradezco... pero, he visto lo que ha hecho mi hijo y...-
-Lo que hizo fue por mi culpa.- Corto Gaara agachando su rostro.
-No... corazón, tu no hiciste nada...- Se escuchó la voz de una mujer más con cabellos largos y rojos como el tomate y quien sonrió acercándose al del tatuaje.- Mi hijo tonto ha sido el culpable de todo este embrollo y bueno prácticamente toda la aldea.- Sonrió.
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Los ojos de un amor prohibido.
Fiksi PenggemarEsta historia se desarrolla durante la guerra ninja, SasuXGaa