Llego a la casa, y me detengo un momento para observarla. Miro el desastre que había provocado día con día desde el divorcio. Respiro hondo y me acuerdo de la gata, la llamo, pero no la veo, entonces decido entrar a la cocina y ahí está, recostada sobre el suelo sucio y polvoso.
Dejo la bolsa de la tienda sobre la mesa, y me agacho para acariciar a la gatita. Regreso a la bolsa y entonces saco lo que hay adentro. Saco la comida de la gata y se la pongo en un plato, a un lado del vaso con leche, y ella brinca desesperadamente al plato con las croquetas. Comienza a comer y entonces regreso a lo mío.
Me terminó de preparar un sandwich rápidamente; me lo termino y me dirijo al refrigerador para ver si hay alguna una fruta, y lo único que encuentro es una manzana roja con un área como podrida o algo parecido. La tomo y me dirijo al lavabo para lavarla, después agarro un cuchillo y cortó la parte podrida, y me empiezo a comer la manzana.
Me asomo por el umbral de cocina que conecta con la sala, y por última vez miro el desastre que hay. Muerdo la manzana y me volteó hacia la puerta que conecta con el patio trasero. Salgo y entro al cuarto donde están los artículos de limpieza y regreso a la casa.
Comienzo a limpiar la cocina, quito el polvo de los lugares de ésta, finalmente limpio la sala y siento que ya es suficiente, hasta que la gata se caga en la alfombra.
– Ay, gracias – le digo sarcasticamente y me vuelvo a poner la sudadera para ir a comprar arena
______________________________________Media hora después regreso a la casa cargado de la bolsa de arena y pensando en dónde la pondré. Al final termino dentro de la casa poniendo la arena en un recipiente de color gris, hondo, lo suficiente para que entre la arena.
Termino y la pongo a un lado de la puerta trasera de la cocina, y dejo a la gatita y me dirijo a mi cuarto.
Mis pasos se pierden entre el pasillo, paso por paso, me voy perdiendo hasta llegar a la habitación, coloco mi mano en la manija para darle la vuelta, y suena el teléfono a un lado de la puerta, el cuál esta sobre una repisa a la altura de mi hombro, a lado de unas fotos familiares, las cuales son inservibles.
Mi ojo gira hacia aquel dominante teléfono y mi mano empieza temblar cuando lo acerco a él. Respiro hondo y tomo aquel aparato, y sin ver el número contesto, llevaba meses sin recibir una llamada, sin haber vuelto a escuchar ese sonido por toda la casa. Contesto la llamada.
– Bueno – digo pero nadie me contesta
Sigo esperando la respuesta de alguien, pero nada. Silencio. Mi agitación se acelera sin saber por qué. Y alguien contesta.
– Nicki – me dice una voz de mujer
– Mamá, ¿por qué no me contestabas?
– Ya sabes que yo no soy mucho de esto del teléfono
– Si mamá, lo sé... ¿Y por qué marcaste?
– Entiendo que no habías hablado de tu esposa, o de mi nieto, ¿pero por qué no de tu divorcio?
– Mamá, ya habíamos hablado esto
– Si Nicki, pero porque arruinar las cosas con Jenny, sabes, me caía bien esa niña, era tan dulce...
– Ella fue quien me terminó – la interrumpí
– ¿Qué?
– Si, y hasta la fecha sigo sin entenderlo. Oye mamá, no estoy de humor para hablar, me tengo que ir
– Pero Nick, no me cuel... – le cuelgo
Me siento sobre el piso y dejo salir una lágrima lentamente de mi ojo derecho. Siento el frío de la lágrima pasar por mi cachete y cierro los ojos. Vuelvo a sentir el frío de la mañana, y mis manos comienzan a temblar. Llevo una de ellas a mi frente y me echo a llorar. Vuelve a sonar el teléfono. Contesto otra vez sin ver el número.
– ¡Ya te dije que no quiero hablar!
– ¡Nick! – es Jenny – Maurice desapareció
– ¡¿Qué?! – grito y agrando mis ojos; escucho el llanto y desesperación de Jenny en su voz
– Si, se suponía que iba a ir a comprar algo a la tienda, pero ya no regreso, y lleva casi un día desaparecido
– ¿Y esperaste todo ese tiempo para decírmelo? – me levanto de un brinco
– Perdón – llanto otra vez – es que... no quería decírtelo... porque pensé que te ibas a enojar... y yo...
– No Jenny, mi hijo está desaparecido; ahora voy para allá, tomaré un autobús lo más pronto posible
Cuelgo rápido y dejo el teléfono en la repisa, me detengo un momento para aclarar mi mente, y regreso a mi habitación. Me cambio rápido, me pongo unos jeans y una chamarra café, y salgo del cuarto deprisa.
Mi corazón va alterado que no me fijo bien en mis pasos y me tropiezo a media escalera; mi cuerpo rota por unas cinco veces y mi espalda pasa chocando con los escalones, hasta terminar tirado en el último escalón.
Me mantengo ahí, ahogado en mi sufrimiento y mi dolor. Mis piernas me duelen, al igual que mi espalda, y sin poder sentir mis piernas. Mi cara termina viendo hacia las escaleras con mi boca recargada en el suelo. Me siento rendido y sin poder levantarme.
Escucho un maullido y entonces veo que la gatita me está observando, y entonces pienso que Mau me necesitaba, que esto no lo haría por Jenny, si no por él.
Apoyo mis puños sobre el escalón y empiezo a elevar mi torso; coloco mi rodilla entre mi torso y mis manos, y empiezo a levantar mi cuerpo.
Mi espalda me duele, al igual que mis manos. Tengo ganas de vomitar. Quiero llorar. Y finalmente me levanto. Me relajo un poco, y me dirijo a la puerta principal lentamente. Ya ni revisé si me había fracturado algo; sólo sigo caminando hasta llegar a la puerta principal.
Ya enfrente del portón tomo las llaves y salgo al patio delantero, cierro la puerta atrás de mí y empiezo a bajar las escaleras cuidadosamente. Me duele el pie izquierdo, y la única forma para bajar es colocando el izquierdo en el siguiente escalón, y doblar la otra pierna al escalón para terminar a la misma altura del izquierdo.
Finalmente, termino de bajar las escaleras y me subo al coche. Ahora tendré que manejar hasta Nueva Jersey, ya que dudo poder encontrar un autobús que salga a esta hora.
Prendo el coche, y rezo porque si se pueda manejar, ya que llevo meses sin usarlo. Y en efecto, funciona.
Coloco mis manos sobre el volante, helado y polvoso, respiro hondo, presiono el clutch y cambio a velocidad 1, y acto seguido, presiono el acelerador, y arranco el auto. Sin distracciones hasta Nueva Jersey.
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Nick y Kevin 2: Aquí Vamos Otra Vez
RomansNick tiene una vida normal y tranquila 20 años después del verano de 1979. Ahora tiene un trabajo, una esposa ejemplar, un hijo normal, un hogar en la inigualable ciudad de Nueva York. Todo va bien hasta la noche de 1999, en la Víspera de Año Nuevo;...