Capítulo XXXV

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Tori había recibido llamadas de su padre por días, al igual que mensajes de Beck, había cambiado de teléfono. Realmente estaba feliz donde se encontraba, con su pequeña y con Jade.

El padre de Jade era muy atento, jamás había visto este lado de aquel hombre, parecía frío y calculador, pero también podía ser amoroso y dulce. ¿A caso era el mismo hombre que ya conocía?

En tanto a Jade, está se veía un poco más feliz, habían llegado a verla sonreír más que antes y sus ataques de nervios habían disminuido gracias al constante contacto con aquella pequeña y ver a Tori, cerca le proporcionaban estabilidad, una que había anhelado hace mucho.

Apenas había tenido un par de encuentros con su madre, pero prefería evitarlos.

Su motivo para después del trabajo era llegar a casa con la chica de cabello castaño y la bebé.

Algunas veces llegaba casi muerta, pero ver a las personas que amaba le hacía sentirse un poco mejor, su rutina era la misma, día con día, levantarse temprano, arreglarse, trabajar hasta las 5:00 de la tarde, llegar a casa, ducharse y tener una reconfortante cena con Taylor, su padre, Tori y la bebé.

Al abrir la puerta, pudo ver a Tori de espaldas recostado lentamente a Elizabeth en la cuna. Aquella imagen le llenaba el pecho de ternura.

Se acercó a aquella chica y la sujeto de la cintura, Tori se encogió un poco, pero recordaba que ya no estaba en peligro y dio la vuelta para encontrarse frente a frente con Jade.

La sonrisa de la chica gótica era hermosa, se le veía feliz, cansada pero feliz. Sus ojos estaban iluminados con un brillo que nunca antes Tori había notado. Dirigió ambas manos a los hombros de la chica y le abrazo.

Ahí estaban, en medio de la habitación, abrazadas, disfrutando de la compañía de la otra, reconfortandose.

Tori sabía que había logrado romper algunas barreras con la pelinegra.

El aceptar un abrazo era una prueba de ello, considerando que raras veces aceptaba contacto físico. Verle sonreír también era otra de las cosas.
Lograr que la chica se abriera era sumamente difícil, Jade decía que la quería con algunas extrañas maneras y aunque a veces solía ser muy explícita en demostrar su amor, otras solía ser una chica bastante fría.

Tori seguía sin saber como es que amaba tanto abrazar a aquella chica, se sentaron al borde de la cama, donde Jade dejó un casto beso en la mejilla derecha de Tori.

¿Cómo era posible que una acción por más mínima que fuera le hiciera sentirse de tal manera?

Sí, amaba a Jade, estaba segura. Y sabía que Jade también la amaba.

You Don't Know Me (Cancelada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora