Regresé mi vista hacia Jeyden, quien se notaba que estaba bastante enojado con la actitud de su hermano.
-Eh, lo siento, Kayden suele ser así-masculló. Yo sólo asentí y le sonreí, a lo que él me devolvió la sonrisa.
-Bueno- comencé a hablar mientras me levantaba- Será mejor que regrese a mi habitación. Ya es medio día y tengo bastante hambre.
-Vamos a almorzar al restaurante del hotel: yo invito-se apresuró a decir cuando quedó de pie frente a mí. Levante la cabeza, mirando sus ojos aún cubiertos por sus lentes y le sonreí con un leve asentimiento
-Está bien, vamos. -acepté su invitación y me vestí con la misma ropa de antes bajo su atenta mirada. Sólo su pantalón-que ya se encontraba seco- se había mojado pues es tan alto que cuando estuvo en la piscina el agua no le llegaba más que hasta su trasero y aún traía su camisa.
Vi cómo le hizo unos gestos a sus perros guardianes y luego me miró e hizo que lo siguiera. Ambos caminamos hacia el restaurante, hablando de cosas triviales como el clima caluroso de Los Ángeles hasta que entramos a uno de los restaurantes del hotel. Es un restaurante bastante amplio, con varias mesas marrones decoradas con varios platos y algunas copas. Muy bonito todo.
Su mano me sacó de mis pensamientos cuando la colocó en mi espalda baja y me dirigió hacia una mesa que se encontraba al lado de un gran ventanal con vista hacia un hermoso jardín del hotel. Él se sentó frente a mí y se quitó sus lentes, dejando ver sus ojos azules, contrarios a los de su hermano que son grises. Al parecer sí tienen sus diferencias. Antes de que me hablara un mesero nos dio el menú y nos tomó la orden cuando escogimos lo que queríamos. Cuando el mesero se fue, supe que era mi oportunidad para indagar mas.
-¿Y vienes mucho a este hotel o es tu primera vez aquí?- le pregunté, mirandolo interesada.
-Pues sólo he estado aquí dos veces. El día de su inauguración cuando tenía 7 años y hoy- me respondió.-Mi papá era uno de los socios del dueño de este hotel, pero ahora todo pasó a manos de nosotros
-¿Y de dónde eres tú?-seguí con mis preguntas. Vaya, estos chicos sí que debían ser millonario.
-Nací en Rusia pero vivo en Inglaterra-me respondió, sonriendome.
-Vaya, ahora entiendo porqué tu acento es un poco extraño- le dije, riendo un poco.
-Sí, el día que nos conocimos, mi hermano y yo veníamos llegando de Inglaterra- me explicó.
-¿Y cuánto tiempo estarán aquí?-pregunte, haciendome la más interesada. Me acomode un poco en el asiento.
-Sólo hasta la próxima semana. Aunque creo que tengo un motivo para quedarme más tiempo- su intensa mirada no se apartaba de mi cuerpo y mi cara, sucesivamente.
-Ah, en serio, ¿y ese cuál es?- le pregunté, sonriendole coquetamente.
-Eso no te lo puedo decir- me respondió coqueteandome. Los hombres siempre caen tan fácil ante un cuerpo bonito.
El mesero llegó, interrumpiendo nuestro momento de coqueteo, junto con la comida. Yo había pedido un steak y él una lasagna. El mesero nos sirvió vino a cada uno y luego volvió a retirarse. Jeyden comenzó a comer primero mientras que yo tomé mi cabello que se encontraba suelto y me hice una coleta pues odiaba comer así. Me quite mis lentes, dejando que él por fin pudiese ver mi cara completamente pues en todo momento mientras hablábamos nunca me los quité.
-Eres tan hermosa- me dijo, dejando de comer un momento para mirarme fijamente. Por un momento vi como frunció el ceño, como si me reconociera pero antes de preguntarle, bajo la mirada y continúo comiendo.
Yo le dije un pequeño gracias y comencé a comer, picando mi steak en pequeños pedazos como me gustaba llevándolo a mi boca junto con la ensalada. Ambos comíamos en silencio, él parecía estar bastante pensativo y yo en lo personal detesto hablar mientras como. Me concentré en mirar disimuladamente todo el entorno, habían varias personas en el restaurante y entre ellos algunos que pude identificar como los guardaespaldas de Jeyden.
Se me había hecho extraño que Jeyden me haya mirado así, como si me reconociera. Pero es dudoso pues en mis misiones anteriores siempre he utilizado pelucas, lentes de contacto y la mayoría del tiempo sólo duraba algunos días antes de matar a mis objetivos sin dejar ningún cabo suelto. Aunque su hermano también actúo extraño. Pero si supieran quien soy, ya me habrían matado al instante o secuestrado. No lo sé, todo esto me vuela la cabeza. No sé ni si seguir sospechando que ellos podrían ser Hell y Damon. O sea, ambos son de otro continente, ¿por qué traficarían en Estados Unidos? Aunque no entiendo en que tendría que ver Hunter en todo esto. Quizás su conexión es solo por negocios "normales" o lo usan para lavar dinero como Hunter pero de algún negocio que tengan en Inglaterra. Pero entonces esa sería otra mafia, y no nos tocaría a nosotros intervenir pues solo trabajamos en casos de Estados Unidos, no internacionales. No se me haría extraño si trabajaran en algo así, a lo largo de mi vida había trabajado con asesinos y criminales, lo suficiente para reconocer uno. Y mientras más los conocía, más me daba cuenta de que algo escondían.
-Oye y, ¿ustedes son familiares de Allison o algo?- luego de unos largos minutos comiendo en silencio, decidí romperlo pues debía averiguar mas.
-Eh, no, en realidad todos somos socios- respondió a mi pregunta aunque parecía bastante incómodo. Extraño.
-Ah, ¿y sólo son socios de este hotel o todos tienen negocios en común?- volví a preguntar.
-Sólo este hotel-en su voz pude notar lo raramente incomodo que estaba, hasta el punto de que su respuesta se escucho tan seca.
Sólo asentí y decidí no preguntar más. Podría llegar a sospechar más de mí si seguía haciéndolo, y ya se veía bastante incómodo a mi lado y no entiendo el porqué si hace poco estaba bastante relajado conmigo.
El sonido de mi celular interrumpió el silencio tan incómodo. Lo agradecí, puesto que al igual que él, estábamos acabando de comer. Tomé mi bolso y lo saqué, mirando un número identificado como "Carol", así que decidí usarlo de excusa para largarme de aquí.
-Gracias por la invitación pero debo irme- le dije, levantandome de la mesa. Él me miró, sonrío por un momento y asintió pero no dijo nada.
Me levante de mi asiento y me largué de ahí bajo la atenta mirada de sus guardaespaldas. Llevé el celular a mi oído, contestando la llamada cuando comenzó a sonar por segunda vez.
-Hola, ¿todo bien?- pregunté tan pronto contesté.
-Eso debería preguntarte yo a ti. -me respondió.
-Sólo supe alguno que otro dato-susurré, aunque no habían más que adolescentes y niños a mi alrededor en mi camino hacia el ascensor.-Voy camino a la habitación. Comí con uno de los gemelos, pensé que me había logrado conectar con él pero se comenzó a comportar extraño y cuando me fui, ni siquiera se despidió ni me pidió mi número.
-Sólo, ten cuidado. Si te parece extraño es porque lo es. No te quedes a dormir en el hotel hoy y vete de ahí en la noche.
-Eso haré. Descansaré un rato en la habitación, hablaré con Burrick para ver qué sabe de los hermanos y luego me iré. Pero no lo hago ahora porque sería sospechoso.
-Lo sé. Te llamo luego. Mantenme informada.
Luego de despedirme de Page y llegar a la habitación, tomé mi laptop de mi bolso e ingrese los datos de los McAllen a la web. No había absolutamente nada sobre ellos, ni en noticias, ni se encontraban sus datos en ninguna red federal. Era como si no existieran. O bien sus nombres eran falsos, o estos hombres eran unos malditos fantasmas.
Sigue leyendo. Doble actualización (-)
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Embarazada De Un Mafioso
Romance*SIN EDITAR* Angelise Hale, a sus veintinueve años, ha conseguido ser una excelente agente encubierto trabajando para una peligrosa agencia secreta. Seis meses después de una misión que casi le cuesta la vida, le asignan una mucho más peligrosa. Deb...