Capítulo 2

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El olor a antiséptico envolvía a Lauren mientras paseaba por el pasillo del hospital. Estaba deseando que los médicos dijeran que tanto la madre como la niña estaban bien para poder marcharse.

Una enfermera se acercó entonces, sonriente. En otro momento, Lauren le había devuelto la sonrisa, pero no podía quitarse de la cabeza los ojos marrones de Camila.

La enfermera señaló un despacho al otro lado del pasillo.

-Tiene que acompañarme.

-¿Para qué?

-Necesito sus datos.

-Yo no tengo nada que ver con...

-Este es mi primer día de trabajo -la interrumpió la joven, un poco nerviosa-. Siéntese, por favor. ¿Cómo se llama?

-Lauren Michelle Jauregui.
Otra enfermera pasó por delante del despacho con la niña de Camila en brazos.

-¿Dónde se llevan a Alexa?

-Probablemente van a examinarla. ¿Ha estado antes en este hospital?

-Dos veces. Un caballo me rompió tres costillas hace un año -contestó Lauren, pasándose el dedo por la cicatriz del mentón, un recuerdo de los días en los que montaba caballos salvajes para atraer la atención de sus padres-. Y hace diez años tuvieron que darme varios puntos aquí.

-¿Su dirección es Willow Grove, Texas?

-Sí.

-¿El nombre de la madre?

-Camila Cabello. Mire yo...
-Espere un momento -la interrumpió la enfermera, mirando la pantalla del ordenador-. Oh, no. Me he equivocado de tecla. Tendremos que volver a empezar.

Lauren sacó una tarjeta de la cartera.

-Ahí están mi dirección y mi teléfono. Compruebe todo lo que necesite, yo voy a ver a Camila.

La joven se quedó mirando la tarjeta.

-Camila es la madre y Alexa la niña, ¿verdad?

-Alexa Michelle -contestó ella antes de salir del despacho.

Tenía que ver a Camila y a la niña para comprobar que las dos estaban bien. Y entonces sus obligaciones habrían terminado y podría ir a tomar una cerveza con Samuel.

Lauren se paró un momentito delante de la puerta antes de llamar.

-Pase.

-Hola. ¿Cómo estás?

Camila estaba preciosa, pensó. Más que preciosa, radiante.

-Bien. ¿Has visto a Alexandra? -preguntó ella, con una sonrisa de felicidad que iluminaba su rostro pecoso.

-He visto que la llevaban por el pasillo.

-¿Y cuándo van a traérmela?

-No lo sé. ¿Quieres que lo pregunte?

Camila sonrió.

-¿Te importaría?

-Claro que no -contestó ella, intentando ignorar el calor de la sonrisa de Camila le hacía sentir por dentro-. ¿Qué ha dicho el médico? ¿Estás bien?

-Estoy muy bien... gracias a ti.

Lauren tosió para deshacer el nudo que tenía en la garganta. Camila y ella habían vivido una experiencia única. Por eso estaba tan nerviosa.

Pero había llegado el momento de marcharse. Iría a ver a Alexa y se despediría de las dos.

Entonces volvió a mirar a Camila. Podría ahogarse en aquellos ojos, pensó tontamente por todo el pasillo.

Cosas del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora