Capítulo 6

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Qué?

-Cásate conmigo -repitió Lauren.

-No lo dirás en serio -dijo Camila, incrédula.

-Nunca he dicho nada más en serio.

-Te lo agradezco más de lo que puedas imaginar, pero no puedo aceptar.

Lauren la tomó por los hombros. El calor y el aroma de ella invadieron sus sentidos y Camila tuvo que apartar la mirada.

-¿Por qué?

-Porque... no puede ser. Es una locura. No tiene sentido.

-Claro que tiene sentido -dijo ella, abrazándola. Cuando notó los pechos de ella aplastados contra los suyos, Lauren pensó que estaba cometiendo un error, un grave error.

-No lo pienses. Solo di que sí.

-¿Has perdido la cabeza?

Lauren sonrió y Camila deseó poder volverse loca como ella. Solo aquella vez.

-Es posible. ¿Eso significa que sí?

-No sé por qué quieres hacer esto. Tú no me quieres.

-Pero me importa mucho lo que te pase y puedo cuidar de ti y de Alexa. Además, esto no es por nosotros... es por la niña.

Camila se sintió tontamente desilusionada. Sabía que los sentimientos de Lauren por Alexandra eran profundos, pero hubiera deseado que sintiera lo mismo por ella.

-No te entiendo.

-Sí nos casamos, mi seguro médico cubrirá a Alexa. Tú sabes que los hospitales son muy caros y cualquier problema que tenga la niña... bueno, tú no podrías pagar una factura de hospital.

Camila miró a su hija, sintiendo un peso en el corazón.

-¿Podrían negarle cuidados si no tengo dinero?

-La mayoría de los hospitales la atendería, pero he oído de casos en los que se han negado. Estoy seguro de que tú no quieres que eso le ocurra a Alexa.

-Tú sabes que quiero lo mejor para mi hija.

-Entonces, cásate conmigo.

Camila tenía que admitir que la oferta era rentadora. En circunstancias normales, la posiblidad de tener seguro médico para su hija sería maravillosa, pero atarse a Lauren con un matrimonio sin amor era algo que debía meditar.

-Necesito pensarlo.

-Hay otra razón.

-¿Cuál?

-¿Quieres que Alexa crezca pensando que su padre no la quería?

-Nunca le diré a Alexandra que su padre no quiso saber nada de ella.

-¿Y no crees que se dará cuenta cuando no haya llamadas, postales y visitas de Diego? No tendrás que decírselo, Camila. La niña se dará cuenta. Y yo no quiero que Alexa crezca pensando que no es suficientemente buena, que no se merece que la quieran.

Camila parpadeó para evitar las lágrimas.

-No quiero que Alexandra pague por mis errores, pero ¿qué puedo hacer?

-Cásate conmigo -contestó Lauren-. Sé que no soy la mujer con la que deberías casarte y admito que no es precisamente lo que más me apetece en este momento, pero como te he dicho, esto no es por nosotros, sino por Alexa. Deja que sea su madre, Camila. Deja que le dé mi apellido.

A Camila le temblaban las rodillas.

-¿Quieres adoptar a mi hija?

-Sí.

Cosas del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora