Capítulo 9

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Lauren Y Camila se despidieron de sus padres desde el porche y entraron en la casa sin decir nada. Ella no había esperado que Camila se négase a hablar de la llamada de Diego.

No la entendía. Ella era su mujer y Alexa su responsabilidad, pero Camila insistía en que podía cuidar de sí misma.

-Tenemos que hablar.

Camila se inclinó para acariciar a Sheep.

-No puedo. Tengo cosas que hacer.

-No podemos seguir como si no pasara nada -insistió Lauren-. Ignorar a Diego no va a hacer que desaparezca.

-Es mejor no hablar del asunto.

-Eres mi mujer -Lauren no había querido gritar, pero lo había hecho.

-Si tienes algo que decir, dilo sin despertar a la niña.

-Creo que, como mi mujer, debes contarme las cosas que te preocupan.

-Solo eres mi esposa en los papeles -replicó ella, saliendo de nuevo al porche con Sheep-. Gracias, pero yo tomo mis propias decisiones.

-¿Quieres dejar de correr? -exclamó Lauren. Camila se paró de repente y las dos se chocaron-. ¿Pero qué...?

Un extraño estaba subiendo los escalones del porche, mirando a Camila de tal forma que Lauren hubiera deseado sacarlo de allí a patadas.

Sheep empezó a gruñir y Lauren escondió una sonrisa. Mejor. Hasta los animales intuían que aquel hombre era un canalla.

-Buenos días -dijo Lauren, tomando a Camila por la cintura en un gesto posesivo y protector.

Diego la miró durante un segundo y después volvió a mirarla a ella.

-Estás muy guapa, Camila.

Lauren tenía los dientes tan apretados que le dolían las mandíbulas.

-Deberías haber llamado antes de venir -dijo Camila.

-Te dije que vendría hoy, cariño.

-Me parece que no nos conocemos. Soy Lauren Jauregui, la esposa de Camila -dijo Lauren, con expresión amenazante.

El extraño lo miró de nuevo, pero solo durante un segundo.

-Veo que no has perdido el tiempo.

-Si tiene algo que decir dígamelo a mí -dijo Lauren, furiosa. No era solo una farsa para que Diego la dejase en paz. Estaba realmente furiosa y... celosa.

-¿Cuándo te has casado? -preguntó Diego, ignorando a Lauren olímpicamente.

El atrajo a Camila con un gesto tan posesivo que se sorprendió a sí misma. Nada de aquello estaría pasando si no hubiera dormido con ella, si no hubiera disfrutado de la suavidad de su piel. Si la idea de perderla no la volviera loca.

-No es asunto tuyo -dijo Camila-. Tú me dejaste y no hay más que hablar.

-¿Te veías con ella mientras vivíamos juntos? -preguntó Diego entonces.

Lauren no lo pudo soportar más.

-Me alegro de que lo haya preguntado porque ahora tengo una excusa para hacer lo que he querido hacer desde que ha puesto los pies en mi propiedad.

Diego dio un paso atrás.

-No, Lauren. No hagas eso -le rogó Camila.

-¿De quién es la niña? -preguntó Diego.

-Mía -contestó Lauren.

-Por favor, Lauren...

Alexandra es tu hija, Diego.

Cosas del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora