~LOVE~ [JinTae]

~01~

El invierno era crudo y frío, la nieve caía copiosamente y la gente corría a refugiarse de las bajas temperaturas, sin embargo, para Taehyung no había un lugar más gélido que su propia casa, desde su rompimiento con Seokjin.

Sólo llevaban un par de días separados, y el chico era un completo desastre de lágrimas y sollozos. No había parado de llorar desde ese día, a pesar de la compañía de su mejor amigo, quien se esforzó en subirle el ánimo, fracasando al tercer día.

Tae ni siquiera tenía energías para ir a clases o pensar en cualquier otra cosa que no fuera Jin. Se lamentaba tanto el haberle pegado, en lugar de explicarle mejor cómo eran las cosas. Jin se merecía una explicación, porque siempre fue demasiado perfecto con él. Era apenas esperable que el mayor le idealizara, si nunca fue muy claro con respecto a su pasado, aunque Tae siguiera creyendo que lo vivido antes de conocerle, sólo le concernía a él y a nadie más.

- ¿Cariño? – la puerta de casa fue abierta y un pelinegro entró con algunas bolsas en sus manos – Tae, bebé... - la imagen del rubio viéndose pequeño, sentado sobre el sofá envuelto en una manta, le rompió el corazón por quinta vez esa semana, a Jimin. El rubio sorbió sus lágrimas, sólo para que estas fueran reemplazadas por más – No es sano que sigas así... - el más bajo se sentó junto a él, acariciando su cabello sin lavar, torciendo el gesto ante el decadente estado de su mejor amigo. Sabía que no podía continuar así o terminaría sumido en una irreversible depresión – Vamos a comer, ¿sí? – le animó – Traje jjangjamyeon y mi noona te envió kimchi.

- Gracias - susurró con voz grave – Pero, no tengo hambre.

- Me has dicho lo mismo toda la semana – acotó el pelinegro - ¿Pretendes morir de inanición?

- No me importaría desaparecer de este mundo – murmuró, preocupando a Jimin.

- Por favor, no hagas bromas así – lo regañó – Y ahora, comerás todo tu plato o no te dejaré en paz.

Tae suspiró, resignado a los cuidados de su amigo. Ni siquiera se molestó en moverse de su sitio, y Jimin tampoco pretendía que se sentara a la mesa como un ser humano normal, porque desde que la verdad había estallado, algo se rompió en Taehyung. Acomodó los platos preparados sobre la mesa de café, entregándole uno a su amigo, luego de mezclar la salsa de frijol negro, junto a un par de palillos.

- Por favor, cómetelo todo – advirtió, aunque su petición sonaba más a una súplica.

El rubio recibió el plato, sacando únicamente sus brazos del calor de la manta que lo envolvía, mirando la comida como si la odiara. Aun así, llevó una pequeña porción a su boca, masticando tan lento que irritaba a Jimin. Por lo menos, estaba alimentándose, y eso ya era un avance, de lo contrario, el pelinegro estaba dispuesto a llamar a los padres de su amigo, para que le hicieran recapacitar.

Una vez que Taehyung comió la mitad, se rindió. Si se echaba un fideo más a la boca, lo devolvería todo. Jimin frunció el ceño en reprobación, sin embargo, lo dejó pasar, soltando un suspiro.

- Ahora, tomarás un baño, porque lo necesitas – anunció, poniéndose en pie, con intenciones de jalar el edredón, sacándolo de su refugio.

- Sólo déjame aquí – murmuró.

- Tae... Tienes que recuperar tu vida... Ya ni siquiera te reconozco – el más bajo estaba perdiendo la paciencia – Tú no eres así...

El aludido alzó la mirada vidriosa, amenazando con desbordarse en un llanto devastador.

- No, no, no... - Jimin intentó frenarlo, pero el rubio se cubrió el rostro, comenzando a sollozar otra vez – Tae... - Jimin cerró los ojos, tomando una profunda bocanada de aire, antes de acomodarse a su lado, para dejar que su amigo tuviera un hombro donde llorar.