XI

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Desde ese día en Malfoy Manor, Selene y Theodore se escribieron con frecuencia durante el verano, usaban palabras clave para mantenerse al tanto de las situaciones en ambas casas y para saber el avance que ambos tenían en cuanto al hechizo patronus, este último siendo casi nulo, la desesperación crecía en los pubertos, hasta ahora nadie había descubierto las cartas, pero era sólo cuestión de tiempo para que el padre del chico comenzará a sospechar.

Por otro lado, Levana se encontraba feliz de que su hija por fin comenzara a tener tacto con el chico Nott, no sabía las verdaderas razones, pero pensaba que con el tiempo podía desarrollar sentimientos por él, era bastante guapo y en repetidas ocasiones se había percatado la mirada que el chico le daba a su hija, sin duda confiaba en que él velará por la seguridad de Selene cuando ella no estuviera y por lo que la mujer sospechaba, sería más pronto de lo esperado.

Había metido la pata hasta el fondo, vaya que lo sabía, pero necesitaba un plan B, algo que le asegurará que Selene estaría bien, tiempos oscuros y de guerra se acercaban, la mujer no tenía duda de eso, por ende tenía que actuar cuanto antes, sin importar las consecuencias que esto le traería, había soportado incontables golpes a través de los años, pero sabía que estaba llegando a colmar la paciencia de Evan y sería sólo cuestión de tiempo para orillarlo a usar algunas maldiciones con ella, más si el hombre se enteraba de lo que la mujer le había ordenado a Lany hacer ese verano, pero es que ya no tenía tiempo, conforme Selene crecía todo se estaba volviendo más difícil, Dumbledore se lo advirtió, pero al ser una mujer joven hizo oídos sordos ante el consejo de aquel mago, creyendo que ella ya habría actuado para cuando llegara el momento, sin embargo, el momento llegó antes de lo previsto y todos comenzaban a notarlo.

El parecido de Selene con su padre era nulo, ya entre mortifagos comenzaban a hablar de eso, y desgraciadamente, la chica tampoco había sacado los rasgos de Levana, ni siquiera uno. Todo ella era un retrato a otra persona. Alguien que todos conocían, solo necesitaba de una persona lo descubriera para que todo se viniera abajo. Narcisa Malfoy lo había visto, sabía que ella ya lo notaba, sin embargo, confiaba en esa mujer con su vida, pues en una vida muy lejana llegó a considerarla su familia.

Escuchó los pasos de su hija por las escaleras, por lo que fingió seguir bordando en el momento en que llegó a la sala.

—Ya estoy lista, mamá —sonrió la castaña, feliz por primera vez en todas las vacaciones —¿Segura que papá no tiene problema alguno con que vaya a casa de Ilana?

Levana negó, quitándose los mechones de cabello negro que cubrían su rostro: —tu padre estuvo de acuerdo con esto, corazón —mintió, haciendo sonreír más a la chica —Lany te llevará hasta allá y nos veremos en el anden la semana que viene.

Selene asintió emocionada y apenas mencionó el nombre de la elfina, esta apareció frente ambas mujeres —¿Lista, ama Selene?

Ella solo tomó el brazo de Lany, regalandole todavía una enorme sonrisa a su madre, quien no podía dejar de sentir felicidad por ver así a su hija.

Desaparecieron en cuestión de segundos, apareciendo frente a la casa de los Dolohov y tocando la puerta casi enseguida, siendo abierta por una Ilana casi tan sonriente como Selene.

—¡Por fin! —chilló la rubia emocionada, tomando a la castaña en un abrazo que ella recibió con gusto, imitando el sonido agudo que salía de sus labios y dando pequeños brinquitos.

Lany se despidió mientras que las chicas se seguían saludando y acto seguido desapareció, haciendo que ambas se soltaran con rapidez.

—Creo que fue demasiado —murmuró Selene mientras se sacudía la ropa que la rubia seguramente le había arrugado.

«Moonlight» [Fred Weasley] (ACTUALIZACIONES LENTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora