«Moonlight» [Fred Weasley] (ACTUALIZACIONES LENTAS)

XIII

Nota: Antes de escribir esto me puse a releer el capitulo anterior y quiero aclarar que las palabras salidas  de la boca del señor Nott o Evan Rosier no son ni de cerca mis pensamientos hacia las mujeres, una vez aclararlo eso, pueden continuar con el capítulo. Espero que lo disfruten. También hay una nota al final, espero que la lean.

Fred Weasley llevaba alrededor de 10 minutos tratando de hablar con la chica aturdida ante sus ojos. Selene estaba hecha un desastre.

No hablaba, su mirada se encontraba perdida, su cabello alguna vez prolijo parecía no tener brillo y no importarle ni un poco como se veía, además de que su semblante era parecido al de un fantasma como el que rondaba Hogwarts.

Se había encontrado a la chica en uno de los pasillos del caldero chorreante y su sorpresa no sólo había sido demasiado grande, si no había acrecentado en el momento en que ella se lanzó a sus brazos y comenzó a soltar sollozos combinados con alaridos de dolor.

Nunca en su vida se había podido imaginarla en un estado así, pero ahí estaba, como una muerta en vida y sin ganas de soltar palabra de lo que le había sucedido, lo que hacía al Weasley formular cien dudas en su cabeza: ¿Había sido Nott? ¿Su padre? ¿el insufrible de Malfoy? No sabía y cada situación en su mente se presentaba peor que la anterior.

—Theodore —fue lo único que dijo, haciendo que el chico se levantara de su silla y se acercara a la cama que compartían George y él en aquella habitación, para escucharla de mejor manera.

—¿Qué?

—Theodore... —murmuro —él...

—¿Te hizo algo? —preguntó el pelirrojo, cerrando sus puños al imaginar cualquier tipo de situación que incomodara a la Ravenclaw. Sin embargo, Selene negó rápidamente, quiso incluso reír ante semejante suposición, el chico solo había estado cuidado de ella todo ese tiempo y ella no pudo devolverle el misero favor.

—No soy una Rosier —soltó sin más, antes de soltar una carcajada sin gracia —Soy la viva imagen de Bellatrix Lestrange —más risas salían incontrolables de sus labios —¿Me veo como una asesina, Weasley? Seguro sí.

—¿Qué dices? ¡No¡—exclamo rápidamente, tomándole ambas manos —Sí, seguro que a veces puedo ser insufrible y he visto en tus ojos las ganas de asfixiarme, pero solo lo suficiente para que cierre la boca, jamás hasta el punto de matarme.

Ella solo negó con la cabeza, antes de liberarse de su agarre y levantarse de dicha cama: —Necesito irme, en mi casa... —se cortó —No importa, gracias.

—No puede irte así, además, regresamos a clases en dos días, le envié una lechuza a tu amiga —Selene enarco una ceja —A la extraña —prosiguió el Weasley —Ella enviará tu baul por la mañana y dijo que quiere verte a primera hora en el andén.

—¿Dijo algo más? —Fred negó.

—Creo que no soy lo suficientemente confiable para decirme cualquier cosa que ustedes serpientes estén tramando.

Ella asintió y Fred la ayudo a volver a la cama, la chica que jamás pareció frágil ante sus ojos, hoy el chico era capaz de creer que el propio viento podría romperla. Aun seguía sin saber que ocurría, pero él se había propuesto mentalmente ayudarla, inclusive si eso significaba tener que trabajar con serpientes, ¿se lo diría a George? Claramente, su hermano tenía que estar al tanto de la situación, aunque eso podría no gustarle.

Los siguientes dos días fueron los más incomodos en la vida de Selene, nunca, nunca en su vida se imaginó conviviendo con traidores de la sangre, hijos de muggles y Potter. No la malinterpreten, Selene nunca se ha considerado como purista de sangre, pero, aun así, todo eso le parecía extraño, sobre todo la noche anterior a la partida al andén 9 ¾, la señora Weasley había decidido que era buena idea hacerle preguntas, las cuales Selene respondió muy forzosamente, no ganándose la adoración de la mujer, claro está. Ese hecho pareció divertir a cierto pelirrojo, que la había salvado algunas veces contestando por ella y dejando en claro que era algo como su amiga, cosa que sorprendió a todos en la mesa.