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Las vacaciones estaban siendo reconfortantes para Selene, su padre trabajaba todo el tiempo y poco estaba dentro de casa, mientras tanto ella y su madre disfrutaban del tiempo que pasaban juntas.

Daban paseos por el callejón diagon o simplemente se quedaban en casa, sin hablar, sentadas una a lado de la otra haciendo lo suyo, pero sintiéndose acompañadas

Selene agradecía todo eso, agradecía que su madre le mostrará todo el afecto que le tenía pero su padre no le permitía demostrar, sabía que él era un hombre de poco cariño, pero su madre desbordaba de el y eso la hacía especial.

Todo había sido más que perfecto para la chica, hasta aquella noche en que una extraña lechuza llegó con una sola carta.

Selene la vio volar a lo lejos y como está se acercaba, creyó que sería de alguno de sus amigos, incluso de hasta Theodore, con quien había estado en contacto las últimas semanas.

La lechuza se detuvo en el marco de la ventana, era completamente negra y con unos enormes ojos amarillos que asustarian a cualquiera, la chica se acercó a ella por lo que el animal hizo una leve inclinación, dejándola sorprendida.

—¿No me vas a morder, cierto chico? —preguntó mientras se acercaba, la lechuza soltó un ruido descontenta, haciendo soltar una pequeña risita a Selene —Chica —se corrigió, a lo que el animal pareció relajarse.

Con una mano le acaricio las plumas de la cabeza, mientras que con la otra tomaba la carta, se preguntaba de quien sería pues jamás había visto a aquella lechuza.

La abrió con cuidado, sin importarle demasiado romper el sobre y llevándose la sorpresa al encontrar una hoja casi vacía.

Solo había una oración.

Ellos lo saben.

¿Quienes eran ellos? ¿Y que sabían? Selene no entendía que podía llegar a significar, le dio el reverso a la hoja para ver si podía encontrar algo más, pero nada.

Quizá no era para ella y la lechuza se hubiese equivocado, pocas eran las ocasiones cuando esto pasaba, pero sí había escuchado que lo hacían.

Volvio a tomar el sobre para observarlo con más detalle, pero además de la gran abertura que le había hecho, no se encontraba nada más entró de él.

—Al parecer te equivocaste, pequeña —le sonrió con una dulzura que pocos conocían.

Sin embargo la lechuza se tomó a mal el comentario, dándole un picotazo en el dedo, haciéndola soltar un gemido de dolor y confundiendo a Selene un poco más.

Llevó el sobre y la hoja a su escritorio y encendió una de las velas que usaba cuando se quedaba despierta hasta tarde para leer; la lechuza se acercó hasta ella.

—Bien, digamos que no te equivocaste y que yo no estoy loca por hablar contigo, pero ¿que significa esto?

Cómo era de esperarse, no tuvo respuesta.

Después de un rato de examinar el papel que al parecer tampoco tenía ningún hechizo, se dio por vencida y decidió escribir sobre el mismo.

¿Saber que? ¿Quiénes son ellos?

Se la amarró a la lechuza en una de sus patas y después de darle un bocadillo, se fue volando satisfecha.

Se recostó en su cama con la esperanza de a la siguiente noche opener respuesta alguna, pero esta jamás llegó, ni con el pasar de los días o semanas.

El verano ya casi terminaba y aquella carta había comenzado a ser un sueño en la mente de Selene, un destello de imaginación o algo parecido, algunas noches soñaba con la lechuza negra volviendo hacia su habitación, pero por las mañanas se llevaba la decepción al no encontrar nada.

«Moonlight» [Fred Weasley] (ACTUALIZACIONES LENTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora