Capítulo 10

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- ¿Perdón? - Dijo ella sorprendida

- Lo que oyes. Era subordinado de mi tío hasta que lo encarcelaron. - En aquel momento Law frenó el coche. Ya habían llegado al domicilio de la chica.

- Me estás diciendo que tu tío fue el culpable de la muerte de mi madre? - Decía ella cada vez con más asombro.

- No lo se. Yo era un niño. ¿Quieres investigarlo?

- ¿Podemos hacerlo?

- Claro. Te recojo mañana del hospital y nos vamos a mi casa.

- No... Mejor venimos a la mía. Le he dado plantón a tu tío. No voy a presentarme en tu casa así por que sí. Me mata.

- A esa casa no... Tengo otra de la que solo tres personas conocen su existencia. Digamos que es... una especie de cuartel de operaciones.

- Me asustas.

- Nos vemos mañana, ladrona. Seguro que estarás bien esta noche?

- No te preocupes. Se cuidar de mi misma.

- No lo dudo.

- Buenas noches Law.

- Buenas noches Nami-ya.

Nami se bajó del coche y entró en su casa. Law esperó un par de minutos antes de retomar la marcha, hasta ver que la luz del balcón de la chica se encendía.

Ya se encontraba de camino a casa cuando su teléfono sonó.

- Bonney-ya, qué pasa? - Contestó Law

- Estoy en mi casa algo aburrida, te quieres venir a pasar el rato como nosotros sabemos? - Ofreció la chica.

Law no contestó, pero inconscientemente, pensó en Nami. Se frotó la cabeza durante un par de segundos hasta que la voz de la chica le hizo reaccionar.

- ¿Law? ¿Me has escuchado? No me digas que ahora te importa esa maldita boda. Dijiste que eso no cambiaría, recuerdas?

- Voy. En diez minutos estoy allí. - Acabó por decir él.

Colgó el teléfono y derrapó en medio de la carretera para dar media vuelta. Afortunadamente no pasaba ningún coche en la otra dirección y nadie salió herido. Rehizo el camino para dirigirse a casa de Bonney, y volvió a pasar por delante de la casa de Nami. Vio a la chica apoyada en la barandilla del balcón mientras hablaba, sonriente, con alguien por teléfono. Apretó el acelerador del coche, y desapareció en la siguiente esquina bajo la mirada de la joven, que no entendía muy bien lo que pasaba.

*¿Qué narices le pasa a este ahora?* Pensó ella al verlo. Seguidamente, retomó la conversación que estaba teniendo. - Si Viví, gracias por preocuparte. Hoy ya estoy algo mejor. Mañana iré sin falta.

- ¿Quieres que mañana después del trabajo vayamos a tomar algo? - Le ofreció la otra chica desde la otra línea.

- Mañana... Mejor lo dejamos para pasado. Tengo que acabar de hacer cuatro cosas en casa. - Acabo por decir ella recordando el compromiso que tenía con el chico para el día siguiente.

Ambas chicas se despidieron, y la pelirroja colgó el teléfono. Volvió a entrar en casa y se preparó un sándwich para cenar. Su pacífica y monótona vida empezaba a tambalearse, y debía reconocer que la idea de averiguar algo más acerca de lo que pasó con su madre, le excitaba.

Por su parte, Law siguió su camino. *Con quién narices hablaba ahora?* Pensó. Quiso sacar su móvil para llamarla, pero recordó que no tenía su número. *Maldición. Qué haces Law, qué haces* Se decía a si mismo. Siguió su camino, cada vez más frustrado, y sin saber por qué. En pocos minutos llegó a casa de Bonney. Aparcó el coche en la puerta, llamó al timbre, y subió a toda prisa. Necesitaba sacarse esa sensación del cuerpo de cualquier forma.

Emergencia de media nocheWhere stories live. Discover now