La navidad es una época rara:
Es la época más feliz del año; sin embargo, también cuenta con la tasa más grande de suicidios en todo el año. Es una gran e irónica broma de la vida, de la cual voy a ser parte.
Lo último que recuerdo era estar caminando en medio de una gélida tormenta invernal en el centro de Londres; con sólo una sudadera como abrigo y una creciente hemorragia en mis muñecas. El frío y la sangre perdida me hicieron desfallecer con una triste pero grata sensación de alivio. Finalmente era libre.
O al menos eso creí.
Desperté de golpe, al parecer todo había sido un sueño, un simple juego de mi cansada mente; sin embargo, una agradable sensación se albergaba en mi cuerpo.
— ¡Vaya! Ya despertaste — me sorprendió una dulce voz, un hombre regordete de rubios cabellos miraba desde lejos con dos tazas en sus manos.
Fue ahí cuando apenas noté que no estaba en mi frío departamento; era un lugar cálido, uno que me hacía sentir un gran confort. Que se hacía cada vez mayor mientras el hombre se acercaba.
Me ofreció una de éstas, y con la simple sonrisa que me brindaba, sentía como mi cuerpo se sentía más ligero y una agradable sensación me recorría cuerpo.
—Gracias..— murmuré apenas. No entiendo, ¿por qué me ayuda? ¿Qué querrá de mi?
—No es nada, — respondió con una sonrisa, sentándose a mi lado — nadie merece ser desamparado, menos en estas épocas.
— Pero hay gente que se lo merecen. Se lo buscan solos...
— Tal vez, sin embargo.. — el hombre bajó su taza, y tomó mis manos— todos merecemos un segundo chance.
No sé qué tenía ese sujeto; si fueron sus palabras o aquel gesto desinteresado. Pero desde entonces me siento en paz.
Es un completo ángel.
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Historias Inefables
AcakPequeñas historias sobre los personajes del universo Good Omens