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La primavera ya estaba empezando mostrando sus "encantos", los días se notaban más largos y las noches más cortas, algo que Yoongi no lograba disfrutar demasiado, y no simplemente por el hecho de que prefería más dormir que otra cosa, sino por no comprender la fascinación ante una nueva estación, que en unos meses la remplazaría otra, y luego otra la remplazaría a esta y luego otra más, hasta volver a llegar de nuevo a la primavera, en donde las flores nacen y el viento es más suave. Lo único que implicaba esto para el castaño, era salir menos abrigado de su apartamento.

Pero sabía que no todos eran como él.

Ya había observado a algunas de sus compañeras de curso sonreír a las flores, incluso sacarse fotos con estas, como si fueran celebridades. Yoongi ni siquiera quería pensar demasiado sobre ello.

Para él, todos los días eran iguales. Sin importar la estación del año en la que se encontrasen, o si había flores o nieve a su alrededor. Los días, sacando las estaciones, eran iguales.

Despertase, comer, ir a clases, volver de clases, comer, sestear, hacer deberes, comer, irse a dormir.

Despertase, comer, ir a clases, volver de clases, comer, sestear, hacer deberes, comer, irse a dormir.

Despertase, comer, ir a clases, volver de clases, comer, sestear, hacer deberes, comer, irse a dormir.

Su psicóloga le había dicho que cambiase las rutinas, que no todos los días tenían que ser iguales. Y lo intentó, intentó cambiar su rutina, como el ponerse su alarma un poco más temprano, o incluso dormir un poco más tarde, pero nada le convencía. Prefería mantener su rutina. No por un tema de agrado sino por comodidad.

Siempre llegaba a la misma hora a las clases, justo quince minutos antes de empezar, todo por si alguno de sus nuevos compañeros se olvidaba que su asiento siempre seria al lado de la ventana, tres asientos delante de la última fila.

La clase normalmente estaba vacía cuando llegaba, y agradecía eternamente esos cinco minutos de silencio. Hasta que aparecían grupos de personas, todos gritando como si tuvieran una disfunción en el oído que incluso estando a centímetros de distancia tenían alzar la voz para comunicarse.

Yoongi era muy observador. No había algo que realmente le interesase para mantener su atención el tiempo suficiente para profundizar en ello, pero si lo suficiente para darse cuenta que no pertenecía a esa clase. No pertenecía a ninguna clase.

Sus ojos volvieron a la ventana, que por un momento se habían cerrado pensando en los gritos que se escucharían próximamente. La nieve aún se notaba, algo escondida lejos del sol, para no tener que despedirse de su estado actual de solidificación y transformarse en simple agua sin control sobre su cuerpo. A pesar de que jamás tuviese el control.

Yoongi a veces se imaginaba a si mismo viviendo como objetos. Hoy había tocado nieve.

La nieve le parecía inestable, demasiado limpia cuando estaba volando pero se ensuciaba con facilidad cuando entraba en contacto con la tierra. Como anteriormente se recalcó, poco control sobre su cuerpo. Su destino dependía del viento, y como este la iba a llevar a un lugar de salvación, aunque fuesen apenas unos minutos, o directamente a su perdición.

La sola idea de depender de otro elemento para su propia sobrevivencia le hizo descartar la idea de nieve como un objeto con el cual cambiaria lugar.

Sin embargo, la opción de ser viento se presentó como algo más apasionante que la nieve.

Normalmente este se presentaba todo el año, quizás en verano era más escaso pero aun así el viento siempre estaba, era parte del aire, con el cual se nos es imposible vivir.

Asleep [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora