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Cuando Yoongi se despierta, no ve a su compañero de habitación en su lado de la cama, en cambio en su lugar se encuentra una bandeja con comida.

Este bosteza mirando hacia la ventana, que se encontraba cubierta por las cortinas.

Segundos después la puerta se abre, encontrándose con el menor entrando suavemente.

-Oh, creí que seguirías dormido- dice este con una sonrisa estirada. ¿No le dolerán las mejillas de sonreír tan ampliamente?- Buenos días.

-Hola- responde el castaño, girando nuevamente su cabeza hacia la ventana, corriendo las cortinas, espiando a la gente que se encontraba al frente del edificio, a pasos de la playa.

-Está muy lindo allá afuera- El mayor se sorprende al encontrándose a Hoseok tan cerca- estábamos por ir a la playa, deberías unírtenos.

-No tengo ganas- responde aun sin mirarle, con ninguna expresión en absoluto.

-Okey... cualquier cosa, estaré ahí- le sonríe, pero Yoongi no le presta atención.

Yoongi se queda mirando hacia la ventana el tiempo que Hoseok está en el cuarto, para luego finalmente comerse una refuerzo que había en la bandeja.

Rápidamente nota a Hoseok en la vereda con otros de sus compañeros, riéndose de quien sabe qué.

El pelirrojo le mira fijamente segundos después, y Yoongi no hace más que mirarlo un segundo, para luego cerrar la cortina y sentarse en la cama para sacar su libro.

La tarde empieza a caer, y a pesar de que su libro estaba bastante interesante, decide pararse nuevamente para mirar por la ventana, encontrándose un lindo paisaje.

El sol aún estaba alto, pero había unas grandes nubes que se superponían entre ellas, formando una linda combinación en lo alto del cielo.

Era poco que podía apreciar desde donde estaba, así que la idea de poder compararse con las nubes se le hizo difícil desde su posición. Quizás si pudiera bajar hasta la playa y observarlas más de cerca...

Suspira pesadamente, pensando seriamente si bajar a apreciarlo mejor o simplemente seguir encerrado en la habitación. Había encontrado aquellos colores realmente llamándole la atención.

La habitación era cerrada, no se escuchaba el sonido estruendoso de la ciudad, y se sentía seguro. La playa estaba llena de personas, mucho ruido porque estaba cerca de la calle, autos tocando bocinas y niños llorando. No se sentía seguro ahí.

Su mente ponía a la habitación alquilada en un gran pedestal, dejando al resto lejos de sus comodidades. Incitándole a mantenerse seguro en un lugar y simplemente no salir de él.

Pero quería contradecir a su mente, sus pies querían llevarlo a la playa y sus manos querían tocar la arena, sentirla. Sus oídos querían escuchar algo y sus ojos querían apreciar ese espectáculo de cerca.

Y su mente era una, y aunque a veces parecía ser más fuerte que todos sus sentidos juntos, había otras en las que simplemente no era competencia.

Sacó su gorro negro de la mochila, y sin importarle el estar en pijamas, buscó su tarjeta para salir del lugar, bajando tranquilamente por el ascensor hasta la planta baja, saliendo por la gran puerta tan rápido como llegó, encontrándose con algo que no se esperaba.

El sonido no era tan estruendoso como su mente lo creía, la gente no gritaba como pensó que lo haría, y la brisa corría suavemente dándole esa libertad que tanto le gustaba apreciar.

Cruzó la calle, casi por tocar la arena, encontrándose con su mente en el camino, impidiéndole dar ese pequeño gran paso que le quedaba.

La arena seguramente pica, seguramente tiene bichos raros, seguramente se te pega entre los dedos.

Asleep [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora