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Al día siguiente, Yoongi no había demorado ni un minuto en poner una sonrisa en su cara apenas despertó, al recordar lo que había pasado ayer.

Después de que el pelirrojo se fuera de su apartamento, no pudo sacar de su mente la imagen de este, sus ojos mirándole iluminados, sus labios ligeramente hinchados, sus cabellos alborotados por su culpa...

Todo por su culpa.

Él haber encontrado algo que parecía tan sencillo pero que le proporcionaba tanta emoción era indescriptible para él.

Jamás creyó que de verdad podría existir algo que disfrutase hacer, algo en lo que genuinamente se encontrase interesado. Creía que eran cuentos de la psicóloga que exageraba todo para hacer que Yoongi se interesase más en los hechos. Pero no era así.

Desde que empezaron a pintar pierdas el interés de Yoongi empezó a florecer, hasta lo de equilibrar las piedras, lo encontraba la actividad más relajante del mundo, especialmente porque en ese momento su cerebro no pensaba en nada. Pero llegó a comprender que era más bien el hecho de ver al menor a su lado, pintando con pura alegría lo que le gustaba de pintar piedras, él prefería simplemente observar, y se encontraba feliz ante ello. Hasta ayer.

A pesar de participar en el acto, y disfrutarlo puramente, la idea de ver a Hoseok en aquel momento en donde sus ojos estuviesen cerrados era inquietante, al punto de querer grabarle para poder ver sus expresiones, para no perderse ninguna acción que del menor proviniese.

Por primera vez en aquellos meses de clases, se encontró a si mismo rogando que los cinco minutos de silencio se fueran volando, y que finalmente entrasen todos sus compañeros, porque eso significaba que la clase iba a empezar y Hoseok entraría por esa puerta, con esa radiante sonrisa que no podría sacar de su mente, dejando a todo el mundo deslumbrado, incluyéndole.

Pero ese momento no llegó.

Estuvo toda la clase planteándose la idea de escribirle un mensaje, preguntarle si estaba enfermo, si no venía a clases por otros motivos. Pero prefería hacerlo en persona. Así que eso se propuso al salir de clases, ir directamente a la casa de Hoseok.

A pesar de que la desesperación de Yoongi era grande, de cualquier forma se quedó en la clase hasta el final, grabándola ya que ni siquiera había podido prestar atención.

Cuando finalmente estaba saliendo, vio a los amigos de Hoseok mirándole fijamente, para nada disimulados. Yoongi los mira unos segundos, hasta que decide salir por la gran entrada pero alguien bloquea su camino, y la verdad poco le conocía, pero si sabía que era uno de los amigos del pelirrojo.

-Yoongi ¿no? ¿Qué tal?- Pregunta aquel chico con una sonrisa, bastante fingida para el gusto del mayor.

-Sí, ¿Necesitas algo?- responde cortante. El chico remplaza su gran sonrisa con una mueca bastante rápidamente, y mira de reojo a su grupo para luego mirarle otra vez.

-¿Tú sabes por qué Hoseok no responde sus mensajes?

-No, iré ahora a ver si le pasa algo- habla rápidamente, queriendo volver a caminar, pero el chico alto hace un movimiento impidiéndole avanzar, indicándole que aún no había terminado de hablar.

-¿Por qué mejor no dejas esa tarea a nosotros, ya sabes, a las personas que son amigos de él desde que tiene cinco años?- Pregunta el chico con un tono sarcástico.

-¿Por qué tendría que hacer eso? Si no les responde los mensajes es porque no quiere hablar con ustedes, es lógico- Responde el mayor no con su mejor cara, el otro estaba empezando a tener la cara roja.

Asleep [Yoonseok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora